VALÈNCIA. Las alarmas saltaron por partida doble cuando Juanmi marcó el segundo del Betis en el Villamarín. Primero por la sentencia de un partido al que el Levante no había perdido la cara en 70 minutos; y segundo, porque Aitor Fernández se llevaba la mano al gemelo izquierdo después de caer de manera poco ortodoxa en un paradón a bocajarro a Mandi. El guipuzcoano continuó en el campo, aunque visiblemente tocado, probando continuamente su gemelo.
El Levante anunció en la noche del viernes pruebas para su portero durante la sesión regenerativa del sábado en Buñol y estas revelaron que, al menos, se descarta una lesión de gravedad en ese gemelo zurdo. Es todo un alivio teniendo en cuenta la otra lesión en la zona del sóleo que, de momento, permanece en la enfermería: la de Postigo, que tras el acelerón para llegar al partido de vuelta de la Copa ha cumplido un mes en el dique seco.