VALÈNCIA. Es de cajón. El Levante ha de ganar este sábado ante el Zaragoza en Orriols si quiere darle sentido al empate de la pasada jornada en Pucela. El triunfo haría útil aquel punto que, además, supuso amarrar el average particular con el Valladolid, algo que, visto el cuello de botella en la práctica totalidad de la Segunda División, podría ser clave a final de curso. Ganar dos partidos consecutivos es uno de los retos que ha repetido Felipe Miñambres en más de una comparecencia pública y, ahora, al conjunto levantinista se le abre el cielo: dos patidos en casa ante dos rivales -los maños y el Amorebieta- que deberían ser asequibles si es que el equipo tiene la capacidad de obrar la escalada que le lleve a los 'playoffs'.
De momento, no hay avance. El Levante sigue 11º y, de hacer los deberes, podría ponerse a solo un punto de la sexta plaza. El triunfo supone meterse de lleno, contando con que alguno de la nube de diez clubes por delante en la tabla fallará esta jornada. No hay ningún duelo directo más allá del disputado ayer en el Martínez Valero, pero extraña resulta la jornada en que no hay batacazo de un favorito. No obstante, la derrota o el empate, esta vez sí, significaría un frenazo que, aunque sería no definitivo, se quedaría cerca. Tanto que, si hoy la zona de promoción está a cuatro, a esa misma distancia podría marcharse la décima posición. Y eso se convertiría en un drama.
Quiere tener sentido común el Levante y quiere implementarlo Felipe en su once. El astorgano podría incluir alguna modificación, como la entrada de Kocho tras su hazaña con la selección georgiana, pero se espera un once parecido al de Pucela. También entraría Dani Gómez en punta tras caerse la pasada jornada por proceso febril. Llegan Bouldini y Carlos Álvarez, quienes podrían ser opción para el técnico, en principio, como revulsivos desde el banquillo. Fabrício, Brugui, Pablo Martínez y toda la parcela defensiva, inamovible salvo el lateral diestro.