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Corredor alicantino de ultra distancia en frío  

Joaquín Candel: "Cuando corro soy consciente de que cualquier error puede costarme la vida

ALICANTE. El corredor alicantino Joaquín Candel asegura que aún no ha encontrado su límite a pesar de haber participado en algunas de las pruebas más duras del mundo. 

El pasado mes de febrero quedó sexto en la carrera Yukon Arctic Ultra que se celebra en una despoblada provincia de Canadá, muy cercana a la frontera con Alaska. Fue, además, el único español que superó esta prueba de larga distancia tras recorrer 700 kilómetros en 13 días, convirtiéndose en el segundo que lo logra en la historia de esta competición que se organiza desde el año 2003. Como es habitual, en esta última edición se afrontó un desafío complicado y solo doce corredores de los 40 que partieron en la salida fueron capaces de cruzar la meta. Los participantes soportaron temperaturas de hasta 40 grados bajo cero y arrastraron un trineo con los enseres de supervivencia de más de 20 kilos. Candel explica que, precisamente, fueron las dificultades extremas las que le motivaron a prepararse para la ultradistancia en frío, eso sí, sin restar importancia al peligro: "Cuando corro soy consciente de que cualquier error puede costarme la vida".                

La aventura de Joaquín Candel, que cuenta con 49 años de edad y hace unos 25 que reside en Las Vegas, comenzó en 2014, cuando aspiraba a prepararse para el famoso ultramaratón del Valle de la Muerte, la carrera Bad Water: "Se celebra en julio, el mes de más calor, se inicia en un punto a 82 metros por debajo del nivel del mar y tras recorrer 272 kilómetros acaba en el punto más alto de Estados Unidos, en la montaña Whitney. Me llamó la atención porque era como realizar varias pruebas en una. Es tan dura que cada año se presentan de 500 a 700 solicitudes de corredores pero solo aceptan a unos 100. La mejor forma de acceder es formando parte del equipo de uno de los atletas y eso hice".               

Candel cuenta que un amigo le aconsejó entonces que participara en una carrera en frío en Minnesota como paso previo para ser admitido en la Bad Water. No necesitaba equipo y, sin embargo, el peligro era superior al que te puedes encontrar en el desierto, con temperaturas entre 30 o 35 grados bajo cero. Me pareció interesante conocer esa experiencia y acepté. Comencé la carrera en unas condiciones terribles, con tormentas de nieve y mentalmente no estaba preparado".

"Mi sueño de correr por el desierto me llevó al hielo"   

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