ALICANTE. Pepe Mendoza transmite el entusiasmo de quien se embarca en una nueva aventura. Después de 25 años en Bodegas Enrique Mendoza arranca junto a su mujer Pepa Agulló un nuevo proyecto personal.
Lo hace a partir de catorce hectáreas cultivadas en el Alto Vinalopó. Y esos terrenos agrícolas serán los que impulsarán el nuevo sueño de una pareja que ha consolidado la marca familiar de la que provienen, situándola, como presume, en las guías Parker y Peñín o elevándola en lo más alto de las bodegas alicantinas.
Su sueño a lo grande empieza en lo pequeño, un ideario que reitera a lo largo de la conversación. Casa Agrícola es el nombre que ha elegido para representar ese nuevo camino por el que se dirige. Las dos primeras referencias, un tinto y un blanco hechos a partir de variedades autóctonas.
El bodeguero lo describe como "un vino artesano, mucho más pequeño y con la intención de reflejar el mediterráneo en sus botellas". Una descripción con la que pretende subrayar una obsesión, "cada vez los vinos de Alicante deben de oler más a Alicante y reflejar nuestras sierras y montes".
La consecución de ese ideal parte de lo básico, "arranco este proyecto con vinos más desnudos, sin levaduras seleccionadas, con mucha más vibración hacia el mediterráneo". Una tendencia con la que quiere encuadrarse dentro de un movimiento más global, "hacia un trabajo mucho más artesano".
Su intención es tenerlo "todo vendimiado en cajas, en pequeños depósitos", de manera que sean "vinos de una agricultura ecológica, sostenible en el medio ambiente". "Vienen vinos de Alicante de orfebrería, de pequeño productor", insiste. Por eso dice que "en vez de grandes producciones de forma masiva, viene un pequeño productor a expresar cómo son nuestras sierras, viñas, el mar y nuestra luz".
Dentro de ese contexto, Mendoza considera que es "es el momento de apoyar un pequeño proyecto". "No somos una bodega grande de un banco de empresarios", asegura, "sino que estamos hablando de familias y de agricultores, de cosas pequeñas y cercanas".
Ese sueño que decía, si bien pequeño, no oculta que tiene planes de expansión. "Conforme vaya pasando el tiempo aparecerá una segunda marca, que se llamará Pureza", adelanta. Con esta quiere disponer de "un pequeño cajón de sastre en el que aparecerán vinos naturales, más radicales, con raza, más arriesgados y divertidos".
La que lanza ahora, Casa Agrícola es de vinos de variedades mediterráneas: moscatel, macabeo, syrah, monastrell, alicante bouschet, airén… Pureza serán vinos "con más curvas y nervio y de perfil más natural". Dos perfiles distintos pero con un objetivo común, "que todo el mundo los podrá disfrutar".
Llegará a ese destino, "después de 25 años pensando". Y de esas reflexiones nace la voluntad de cambiar del "perfil clásico, tradicional y asentado en Enrique Mendoza", a otro "con más vibración, más raspa, hasta un poco más riesgo".
"Hemos ido creciendo, primero en la parte de comprensión de la vinificación, después hemos hecho unos trabajos brutales en campo y ahora que estamos haciendo en él cosas importantes, estamos cogiendo un poco más de riesgo en los vinos", resume. Por eso tiene claro que las variedades de uva monastrell, syrah y alicante bouschet serán de nueva tendencia, "con un poquito de raspa, con vibrantes, muy fresco en boca".
De distribuirlos y convencer a sus clientes del cambio se encargarán José Dengra, de A Catarlo Todo, que lo hará en Dénia y la zona de la Marina Alta, mientras que para Alicante capital será Juan José Sellés, de Bardisa, el responsable.
"Estamos en un momento muy bonito en Alicante", asegura el bodeguero. En lo que llama su nuevo proyecto de vida, a sus 46 años, "la idea no es inundar el mercado con vinos de perfiles grandes, sino seguir el camino de Enrique Mendoza: pequeñas producciones y viña pequeña". "Todo en pequeño", recalca, "pero, sobre todo, más excelente y artesano".
"Volvemos a la artesanía en todo: el pan de masa madre, tomate, el aceite de pequeño productor…", enumera. Un panorama en el que conviven dos planos, "el industrial, grandísimo y hay uno de artesanía y calidad, que es el que estamos nosotros, el de la agricultura de excelencia y volver a comprar artesano que es lo que intento hacer". "Mi pretensión no es vender millones de botellas en China, mis expectativas son hacer un producto muy digno en Alicante que refleje Alicante", subraya.
Y piensa que lo ha conseguido: "El tinto te lo pones en la nariz y crees que estás en Maigmó o Aitana". Su forma de transportar a quien lo deguste es mediante "el punto de aromáticas, de monte bajo, de balsámicos, de pino pequeño, romero, tomillo". Un paisaje que considera su obligación reflejar ahora mismo. "Y para eso solo lo podemos hacer los pequeños", concluye, "que somos los que estamos trabajando sin maquillaje y los que hacemos cosas diferentes".