VALÈNCIA. Encontrar una habitación en València se ha convertido en una tarea cada vez más complicada, o al menos a un precio asequible, y este verano no ha sido para menos. «Es una carrera. Quien llega antes se lo queda», comenta Marc Riera, un estudiante de cuarto de carrera que pagaba 190 euros mensuales en 2019, pero ahora no confía en encontrar una habitación por menos de 325 euros: «Llevo buscando desde mediados de mayo y no encuentro nada. Mi tarea se basa en entrar todos los días a portales inmobiliarios, tener tres mil mails de avisos y no encontrar nada. Todas las habitaciones superan los 350 euros y están en pisos muy antiguos».
Es imposible que una familia normal pueda llegar ahora a los precios que se piden. «Ya no es pagar el piso, es sumar los gastos, la comida y todo lo que conlleva vivir en la ciudad. Es caro», apunta María Francés, que llegó hace tres años de Concentaina a València para estudiar en la Universitat de València, y ahora duda sobre si podrá continuar en su piso: «El casero nos ha subido el precio y nos ha comentado que no le salía rentable alquilar por menos dinero. No sabemos qué puede pasar de un año para el otro».