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Ni Gallardón ni Rivera lo ven claro

19/03/2023 - 

Este jueves, se celebró una edición más de Diálogos para el Desarrollo, un foro que todos los años trae a dos personalidades de primer nivel del mundo de la política y de la economía ante un poco más de un centenar de empresarios, en su mayoría clientes de Cajamar y Crédito y Caución, que son los que patrocinan el evento. 

Por esa tribuna han pasado desde José Carlos Díez y Alberto Nadal hasta Cristóbal Montoro y José María O'kean, pasando por Alberto Ruiz Gallardón y Albert Rivera, que han sido los últimos. Siempre hay expectación por los análisis que hacen de la situación internacional y nacional. No todos dan el nivel, pero mayormente suele ser una tribuna interesante para ampliar miradas y ver más allá del Postiguet y del Palau de la Generalitat.

Pensaba modestamente que tanto Ruiz Gallardón como Rivera pasarían por la política de puntillas. Ambos están fuera de ese mundo, reconocieron que viven y disfrutan de la vida más y mejor que antes y por lo tanto no creía que se mejoran. Pero se mojaron. A grandes rasgos, lamentaron el oportunismo de Vox con la moción de censura que se debate esta semana; abordaron una cuestión que ambos ven necesaria, como la reforma de la Ley de Electoral, aunque con prismas diferentes y sí, claro que sí, la periodista que moderó el evento les preguntó que pasará el 28M y después de él.

Tanto Rivera como Ruiz Gallardón coincidieron en que el 28M es clave para que el Gobierno de coalición tenga los días contados y en diciembre se produzca el cambio. Pero a pesar de la catarata de encuestas que cada semana nos muestra la prensa radicada en Madrid y las sumas entre PP y Vox, ni el ex líder de Cs ni el ex ministro dan por vencido a Pedro Sánchez. Es más, el ex alcalde de Madrid dijo que si el PSOE sigue gobernando en la Comunitat Valenciana tras el 28M no habrá cambio en la Moncloa. Así de taxativo. Rivera se mostró más flexible en el análisis: sostuvo que si puede haber partido tras el verano, pese a que haya III Botànic en el Palau de la Generalitat.

Me sorprendió la taxatividad de Ruiz Gallardón en la contundencia de su análisis y cómo les hizo partícipes de la posible influencia que los empresarios allí presentes pudieran tener. Pero la conclusión, tanto suya, como la de Rivera, fue que Pedro Sánchez -a dos meses del 28M- tiene vida (política), pese los distintos encontronazos de sus socios, bien sea los del Gobierno (Podemos) bien sean los independentistas.

La otra conclusión, allí expresada, muestra la dificultad que va a tener Núñez Feijóo para alcanzar la Moncloa; y es que cómo esbozó el propio Gallardón, al líder del PP sólo le vale que la suma con Vox dé 176. Si no se da esa fórmula, vino a decir, habrá de nuevo Gobierno de Pedro Sánchez.

No sé si el pesimismo o la realidad se ha apoderado esta semana en los líderes populares porque en sus encuestas internas ven ahora como, a nivel municipal y autonómico, la marca PSOE (o la de barones) sostiene mejor el desgaste de la coalición monclovita. Feijóo ya ha verbalizado esta semana en València que gobernar la Comunitat en solitario va a ser complicado. Y parte de la prensa de la villa y corte también ha exteriorizado que todo no va a ser tan fácil como pintan esas encuestas que dan la suma necesaria. En definitiva, que no todo es de color de rosa.

Creo, particularmente, que las elecciones autonómicas y locales si responden a esa clave -la del debate estrictamente autonómico y local- la clave va a estar en los extremos. Por el lado de la izquierda, si Unides Podemos resiste y por el otro, si Vox sigue o no disparado como dicen las encuestas de Madrid. PSOE y PP van a crecer; la incógnita es que tengan socios necesarios que le den la mayoría. En clave local, el partido con más alcaldes parte con una ligera ventaja. Y si además el edil de turno liga el voto con el autonómico, todavía más. Es decir, al final, se van a imponer las estructuras locales, salvo desgaste o inacción manifiesta.

Si las elecciones van en clave nacional, que podría ser -la participación lo va a marcar todo-, es cuando entrarán en escena esos elementos que muestran las encuestas hechas en Madrid. Pero si es así, sorprende el pesimismo de Gallardón y las dudas de Rivera, que viven en esa república independiente que es Madrid. Queda tiempo para todo, y el viento irá y volverá.

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