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FORO DE ALICANTE PLAZA EN INESCOP

Marca, talento y asociacionismo: tres claves para corregir el modelo industrial de Elda

20/12/2020 - 

ELDA. La crisis sanitaria con la que nos sorprendió el inicio de 2020 ha traído consigo otra de índole económica de la que casi ningún sector ha salido indemne. Sin embargo, ha supuesto al mismo tiempo un punto de inflexión; una parada en seco para replantear los modelos de negocio existentes hasta la fecha y enfocarlos, sobre todo, hacia una digitalización que, si ya era necesaria, la pandemia ha vuelto imprescindible. Sobre el impacto económico del coronavirus, la adaptación al nuevo paradigma y la proyección empresarial de Elda y su comarca se debatió este viernes en el foro organizado por Alicante Plaza en el Instituto Tecnológico del Calzado (INESCOP).

En la mesa de trabajo, se sentaron Rubén Alfaro, alcalde de la localidad; Silvia Ibáñez, concejala de Fomento Económico; Antonio Porta, presidente de INESCOP y CEO de Unisa; Mundo Falcó, presidente del Círculo de Empresarios del Vinalopó; Carlos Vidal, director de INCOM Group; Ignacio García, CEO de Recreus; Daniel Zahonero, director del Grupo Zahonero; y Miguel Llobell, gerente de Alicante Plaza. Miquel González, el director del diario, fue el encargado de moderar un coloquio en el que empresarios y representantes políticos evaluaron el contexto industrial de la zona para, luego, plantear las fórmulas que corrijan las carencias y, sobre todo, fomenten las potencialidades del sector.

El diagnóstico

Sin preámbulos, Rubén Alfaro reconoció que el 2020 ha sido un año “muy malo para la economía de la ciudad y de la comarca”. No obstante, con un pequeño tinte optimista, celebró que la hostelería de Elda haya “aguantado el envite” por no ser una zona dependiente del turismo y que otros sectores como la industria del calzado, la más importante de la ciudad, “no se hayan visto muy desfavorecidos”. En ese sentido, el presidente de INESCOP y fundador de la marca de calzado Unisa aclaró que ni el zapato deportivo ni el del hogar han sufrido; más bien al contrario, se ha experimentado un crecimiento en esas áreas. Sin embargo —lamentó—, el zapato de fiesta sigue almacenado porque, sencillamente, “no hay necesidad” de usarlo. Por su parte, Ignacio García aseguró que, gracias a la fabricación de equipos de protección individual (EPI) durante la pandemia, la tecnología de la impresión 3D (a la que se dedica su empresa) “pasó de ser un niño a un adolescente”. “El sector se ha revalorizado en esta crisis”, añadía.

No todos pueden decir lo mismo y hay quienes miran el panorama con otros ojos. “El sistema industrial y la economía de Elda venían ya lastrados desde hace mucho tiempo”, declaró un crítico Daniel Zahonero. “Tampoco hemos sabido vendernos ni vender nuestros productos”, agregó, aunque con la esperanza de que “esta crisis profunda” les ayude a “buscar soluciones”. “Al final, la industria marca la vida de la población, a nivel económico, cultural…”, recalcó en su turno Ignacio García. En palabras del CEO de Recreus, “en España, se mira mucho el sector servicios, pero viene una pandemia y se acabaron los servicios. La reindustrialización es un proceso muy largo, pero hay que tomar unas bases y apostar por ella”.

La prescripción

Para corregir el modelo económico de Elda, los presentes apuntaron muchas y diversas recetas —a su vez relacionadas— que podrían resumirse en seis epígrafes: filosofía de colaboración, generación de marca, mejora de polígonos, automatización, creación y atracción de talento, y asociacionismo. La primera la enunció Zahonero: “Deberíamos fomentar la filosofía de colaboración. En Elda, hacen falta cambios de paradigma a largo plazo, y eso no depende solo de los empresarios ni de la Conselleria”. En seguida, el CEO de Recreus secundó la idea: “Necesitamos planificar una unión de ciudades, de propósitos comunes”.

La segunda fórmula, en la que coincidieron todos los ponentes, la puso sobre la mesa Mundo Falcó: “Hay que fomentar la creación de marcas para que los jóvenes tengan la iniciativa de crear negocios de calzado”. El responsable de Unisa, una de las más conocidas, lo tuvo claro en su momento: “El camino sencillo siempre está lleno de gente; hacer una marca es mucho más complejo, pero cuando lo consigues, estás en otro mundo”. Por ello, reivindicó la importancia de que jóvenes innovadores asistan a INESCOP y observen el demostrador de lo que debería ser ya una fábrica de calzado.

En otra línea, Ignacio García comentó que si Elda no se ha preocupado por generar marca es “porque cuesta tiempo y dinero”, pero que, en su lugar, podría recurrirse al B2B (business to business). Esto es, al márquetin entre empresas; el aplicado para las transacciones entre un fabricante y un distribuidor o un distribuidor y un comercio minorista. En su compañía ya lo han implementado y, según confesó, han notado el incremento de pedidos.

Además de la creación de marca, el presidente del Círculo de Empresarios del Vinalopó subrayó la necesidad de “crear diversificación de industrias”, para lo cual, “habría que mejorar los polígonos industriales”. Es lo que, según Falcó, se ha hecho ya en poblaciones como Ibi. Una actuación en ese sentido —avaló el presidente— sería beneficiosa en un futuro porque permitiría “no depender solo del calzado”. La concejala de Fomento Económico garantizó que se está trabajando en ello y en conseguir una “colaboración público-privada”, puesto que, entre otras, “la gestión de residuos es una tarea pendiente que mejoraría mucho la imagen de los polígonos”, y todavía hay empresas que “no están concienciadas”. Los presentes, en cambio, han interiorizado ya la llamada economía verde: “Ahora es un valor añadido, pero en el futuro será la única opción”, afirmó Zahonero. Y en la misma dirección se pronunció Porta: “Las empresas deben ser ecológicas y reducir la huella de carbono. No hay otro camino, y el que no lo tenga claro, está perdido”.

Al cuidado del espacio conviene sumar, según los empresarios, la modernización del proceso productivo. “Tenemos a los mejores profesionales del calzado y son los que mejor van a ayudar a la automatización del proceso”, señalaba García. Y en ese sentido, Daniel Zahonero argumentaba que no hay “nadie mejor que el que conoce toda la fabricación del calzado para aplicar esa robotización”. Sin embargo, Mundo Falcó confesaba haberse topado más de una vez con la circunstancia de no encontrar mano de obra joven cuando, durante la pandemia, se produjo en su empresa un pico de trabajo y necesitaba ampliar la plantilla. “Va a llegar un momento en el que no haya aparadoras ni reparadores. Creo que hay que trabajar en la transición del nuevo modelo del calzado y, a la vez, no descuidar el tradicional”.

Empresarios y políticos coincidieron en que lograr ese equilibrio depende de la creación y la atracción de talento. Para que eso ocurra, el presidente de INESCOP consideró firmemente que “Elda debería ser la universidad del calzado”. A lo que el alcalde contestó con la misma claridad: “Creo que llegamos tarde”. No obstante, Alfaro argumentó que la debilidad educativa de este país es la formación profesional, por lo que “habría que dignificarla y crear puestos de trabajo atractivos”. “Un chaval de 20 años no se va a meter a una fábrica con el calendario colgado y la radio puesta. Los oficios tradicionales serán atractivos si hay un robot, una pantalla… Hay que crear un perfil renovado de trabajo”, reivindicó el primer edil, consciente de que ese cambio depende de la iniciativa empresarial, pero también de las administraciones públicas. Silvia Ibáñez, que recordó la inversión en formación del Ayuntamiento a raíz de la pandemia, añadió que “el objetivo es poder dar respuesta laboral a esas formaciones y hacer hincapié en lo digital”, para lo que, según la edil, resulta imprescindible la FP dual.

En cualquier caso, el talento no solo hay que generarlo; también retenerlo y captar el que pueda crearse fuera. Para ello, Rubén Alfaro tiene clara la fórmula: “Hacer atractiva la ciudad”. El alcalde reconoció que el diseño urbanístico de los años 60 no es el de ahora, y que, por tanto, deben acometerse reestructuraciones en algunos barrios degradados. No con menor importancia, cabría, asimismo, “poner en valor” las identidades y el patrimonio de Elda, como el casco antiguo y el entorno del Castillo. “Renovarlo es caro, pero la ciudad debe ir por ahí en los próximos años”, admitió Alfaro.

Mundo Falcó quiso ir más allá: “La ciudad tiene que ser atractiva, pero, al final, la gente va donde hay trabajo. Debemos captar también a otras empresas, y para eso hace falta suelo industrial. Si no, acabaremos siendo una ciudad dormitorio”. El director de INCOM Group, por su parte, destacó que “los que realmente tienen talento no solo buscan dinero y una zona cómoda; buscan proyecto, capacidad de crecimiento y prestigio industrial”. Por ese motivo, sugirió Vidal, “habría que invertir en la industria del calzado, presumir de ella y hacer un márquetin muy potente”. “Si eso lo vendemos, atraeremos talento, industrias auxiliares…”, aunque para ello, recalcó, “las administraciones deben apostar”.

Por alusiones, Ibáñez agradeció la propuesta, aunque con una advertencia: “Tenemos muchas cosas de las que presumir, pero nos falta una cuestión clave: el asociacionismo”. Con esa unión sectorial, con la presencia de un portavoz que represente a los polígonos de Elda —garantizó la responsable de Fomento Económico—, “mejoraría la imagen de marca y la dignificación de la industria”. Mientras tanto, la coyuntura es compleja. “Hemos vivido una pandemia y hemos visto que la verdadera debilidad es la salud. Esto nos hará pensar en la proyección digital, tecnológica, en el avance de la inteligencia artificial…”, reflexionó el alcalde. Y manteniendo un tono serio pero alentador, Alfaro fue categórico: “Estamos en una situación absolutamente revolucionaria. Si somos capaces de alinearnos con esa revolución, Elda y la comarca tendrán futuro”.

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