ALICANTE. Las primeras notas suenan, pero no son Mailers sino las chicas de Classic Sextet, lideradas por Elena Cremades, quienes hacen sonar el cuarteto de cuerda, la flauta y el clarinete, prometiendo al público algo épico. Entre la vegetación y la bruma que decoran el escenario, van apareciendo uno a uno todos los componentes de la banda. Josu García a la guitarra, David Arenas al bajo y Carlos Gómez a la batería, van mezclando e incorporando sus instrumentos en la canción. Como es obvio, la última en aparecer en escena es la cantante, Anabel García. Pero una vez coge el micro, la suerte está echada. Acaban de iniciar el concierto que podría llevarles hasta el Grammy.
En el atrezzo, un enorme atrapasueños preside la sala con el objetivo de capturar toda la ilusión y emoción de los presentes. El concierto empieza así como un ritual con el que hacer, de ese cuento épico, su sueño convertido en realidad. Quizá por eso Anabel no tarda demasiado en demostrar la capacidad vocal que le caracteriza. Tras un primer tema más calmado, para empezar a romper el hielo, pronto empieza lo bueno con Desierto y tras él vienen El rescate y No soy tan fuerte. Con ellos ya nos ha demostrado de lo que es capaz, pero la fiesta continúa. De hecho, solo acaba de empezar.
La cantante se sincera en todo momento con el público, a quien confiesa los detalles de casi cada canción. No parece nerviosa, sino que está disfrutando de la experiencia. "Una vez me preguntaron sobre el éxito y no he sabido contestar su significado hasta ahora, y es que pienso que lo que hagas en la vida tiene que servirle a alguien para algo, aunque sea para acompañarle", explica a su público. Les ha venido a decir que, solo con que disfruten, se sentirá afortunada. Ha conectado con ellos. Y no lo hace solo con esas intervenciones, sino también con sus palabras cantadas.
Los textos de Mailers son pegadizos, como también lo son sus ritmos. Es un pop-rock fresco que hace que su público se sienta identificado con ellos. Con sus letras entre lo melancólico y lo positivo, de alguna forma son hasta una terapia. Una música que en algunas ocasiones parece recordar a Cómplices e incluso en algún otro momento suenan a The Cors. Aunque quizás haya sido motivado por la dupla con el sexteto clásico y el estilo sinfónico que han querido aportar al evento. Un concierto exclusivo que debía ser especial, tanto por el momento como por el lugar. "Da gusto tocar en el Teatro Principal y verlo así de lleno", cuenta satisfecha, antes de empezar a cantar los temas más sentimentales.
Toca presentar a la banda y van saliendo uno a uno del escenario. Anabel, con su rollito Amélie, se queda sola en las tablas con el sexteto clásico. Ha llegado el momento más íntimo, con las canciones más sentimentales. Pero acto seguido unas luces bajan del techo y empiezan a cantar las canciones más movidas. Parece que también han sacado un ukelele y ya nada puede ir mal. El teatro se viene arriba. A pesar del código del concierto (en butacas) la gente se pone en pie. Se han aguantado hasta el último momento, pero no lo podían soportar más. El grupo aprovecha el momento de subidón para presentar una canción inédita: Me quedo. Es una canción de amor, pero del bueno. Del que se queda en los momentos malos, a las duras y a las maduras.
La promesa se ha cumplido. Prometían un viaje a muchos lugares y lo han conseguido. Y no solo con su música, sino también con los videoclips que se proyectaban tras ellos. Unos trabajos que han contado con las artísticas manos de Gregorio Arroyo, María José García, Fran Gas o Juanma Requena, entre otros. Y ahora todo está grabado, así que pronto podrán reeditar el disco Humanos para sacar a la venta este directo y compartirlo con todos los seguidores del grupo que no han podido acudir a la cita. Con todo, habrá que esperar para saber si el resultado finalmente ha sido el esperado por el productor y esto les sirve para presentar el proyecto a los Premios Grammy. Mientras tanto, y pase lo que pase, los alicantinos podrán sentirse orgullosos de uno de sus mejores grupos de música.
