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el  sur del sur / OPINIÓN

Los desafíos de Compromís 

18/08/2019 - 

Pasada la doble cita electoral, constituido el Botànic II y sin Gobierno en Madrid, llega la reflexión en muchos partidos. Casi todos con la vista puesta en si habrá o no gobierno en septiembre o volveremos a unas elecciones anticipadas. En ese escenario, quizás sea Compromís la formación con más dudas a la hora de afrontar una nueva cita electoral. Dando por hecho que concurrirían las mismas fuerzas con su marca propia -no creo que el España Suma, con PP y Cs coaligados fructique tan pronto- el gran dilema lo tendría de nuevo la coalición valencianista liderada por Joan Baldoví en el Congreso de los Diputados.

Y lo tendría porque sus resultados en las generales no fueron los esperados, como han reconocido varios de sus líderes. ¿Ir solos de nuevo, o con Podemos? ¿o con Íñigo Errejón? Ambas fórmulas se antojan complicadas. La primera porque en estos momentos lo que queda de Podemos representa quizás el ala menos pragmática de la formación morada; y la segunda, porque el propio Errejón ha dicho que no pretende dar el salto a la política nacional, lo cual restaría mucho atractivo a una hipotética coalición. Es verdad, que esa unión entre errejonistas y valencianistas -junto a otras fuerzas del mismo carácter que ya concurrieron en las europeas-se podría dar, pero perdería mucho punch si él (Errejón) no fuera el cabeza de lista por Madrid.

Independientemente de lo que suceda al final, existe un verdadero debate en el seno de la coalición: el objetivo es instalarse en un flanco entre el Podemos de Pablo Iglesias y el PSOE de Pedro Sánchez, y no acabar siendo devorado ni por el bipartidismo -en este caso, por los socialistas- ni por el radicalismo -y posible desgaste- de Podemos, en caso de que sea el causante de la repetición de las elección. Sea el causante, o que un determinado sector de la izquierda lo haga responsable de ello.

Esa es una reflexión que existe. Hay otra más importante, de que una parte de Compromís es consciente: la cuestión del maltrato inversor por parte de Madrid no funciona en todo el territorio por igual. Ya no digo la cuestión identitaria o cultural; esa pesa, pero creo que la coalición la tiene superada: y se dio por superada en el momento que Compromís obtuvo representación -y en algunos casos por delante de Podemos- en denominados territorios hostiles para ellos. Otro debate es que no sea eficaz en determinadas consultas electorales, como en las municipales o las generales.

Y ahí es donde reside la gran incógnita: Compromís funciona electoralmente como instrumento autonómico, pero hace aguas en cuestiones estatales -solo obtiene diputado por Valencia- y flaquea en las grandes capitales y ciudades industriales y de servicios-. Es decir, falla en el voto dual. También hay excepciones, como es el caso de Crevillent y Chiva o en su momento, con Los Verdes en Villena, donde tiene o tuvo alcaldías. 

En estos momentos, la coalición ha superado muchas barreras: es opción de gobierno, aporta estabilidad y en la aplicación de políticas no es tan fiero como lo pintan sus adversarios, más allá de cuestiones en las que, claro está, hay diferencias insalvables, como las puede haber en el eje izquierda/derecha. Si uno analiza su trayectoria en los últimos 8 años puedes ver que el cambio ha sido radical y sólido. Tiene 450.000 votos consolidados en las citas autonómicas; 350.000 en las locales -tiene la Alcaldía de València- y más de 130.000 en las generales. Quizás sea un fenómeno más consolidado, a escala regional, que el de propio Podemos/EU, y quién sabe como el Ciudadanos.

Ahora bien, tiene un fantasma sobrevolando sobre su proyecto, y se llama bipartidismo. La coalición debe hacer algo para que parte de su electorado no acabe en manos del PSPV, de dónde procede en parte. Y tiene que hacer todo lo posible por ganarse al electorado decepcionado con la pareja del casoplón. Es decir, su consolidación en los números actuales pasa por ser algo más que un instrumento de estricta obediencia para los intereses de la Comunitat Valenciana. Eso sólo no le da. O le da para lo que tiene ahora; y si ese es el objetivo, deben estar satisfechos. 

Pero hay gente que piensa que debe dar un paso más y convertirse en un instrumento de verdadero contrapeso del PSOE, o de influencia en sus políticas, sin perder de vista la estabilidad de la que hace gala. Y eso pasa por ganarse a ese electorado progresista más pragmático o incluso con alianza locales (o comarcales) con Podemos o EU. Los tres por separado en citas como las elecciones locales tienen poco que hacer. Y en las generales, sólo puede sobrevivir uno junto al PSOE. Y en estos momentos, es Podemos. Esa es la reflexión, y el desafío. Y vale para Compromís, o para los otros dos agentes si quieren ser pragmáticos allí donde no son fuertes. Podemos y EU deberían hacer la misma reflexión si quieren ser más influyentes en otros ámbitos en los que no lo son. Y sin olvidar que dos más dos no son cuatro en política. Hay muchos ejemplos de ello. Y la solución no es fácil: la derecha también anda en ello.

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