Desde el año 2008, un pequeño número de socios, convertidos en una plataforma con más de doscientos treinta inscritos, hemos estado denunciando la estafa sufrida por los gestores de las empresas Imperium Urbanitas SA e Inversol Grupo Urbanístico S.A. -sociedades que forman parte del grupo societario San José, presidido por José Rodríguez Murcia, conocido popularmente como El Mesías- sobre las cuentas que nos eran presentadas anualmente en las Juntas de Accionistas. Los mismos que estén leyendo el presente escrito recordarán los gritos “ladrones”, “sinvergüenzas” y “chorizos” escuchados por toda la nave donde se realizaban las reuniones anuales de los “socios.
La solicitud del concurso-liquidación, publicada por Alicante Plaza, solicitada casi diez años después por los nuevos gestores de ambas sociedades, nos da de nuevo la razón. Ni ellos mismos querían comprar las acciones que les ofrecían los accionistas, desesperados al ver cómo iba desapareciendo su dinero. Nosotros denunciábamos lo siguiente: el patrimonio contemplado en las cuentas anuales era ficticio y carente de valor, las deudas se iban incrementando, el único fin en la creación de nuestras empresas era financiar proyectos afines a San José Inversiones y Proyectos Urbanísticos (escapando así el dinero del control del accionariado de Inversol e Imperium, para ir directo a empresas participadas solo por ellos), avales ruinosos sin ningún tipo de criterio empresarial (en la actualidad convertidos en deudas), préstamos concedidos sin garantías y compra de participaciones en otras empresas. De este modo, se han desangrado sin remedio las dos empresas que comenzaron su andadura con 28.000.000 millones de euros (4.648 millones de pesetas).
Queremos manifestar nuestro desengaño y poca fe en la justicia. Los jueces y fiscales archivan provisionalmente nuestra denuncia (falsedad en cuentas anuales, administración desleal, operaciones dudosas o de difícil rentabilidad) debido a que dos querellas, integradas por mil trescientas personas, les colapsarían el juzgado. Todos huyen ya que bastante tienen con despachar toda la basura que se va acumulando en sus mesas con el paso de los días. La justicia se ha convertido en un mercadeo: tantos casos resuelves tanto te pago. No importa si estimas o desestimas una causa, pero vacía la mesa ya que al finalizar el año deben rendir cuentas a los jefes y estos a los políticos de turno para poder lucirse.
En la reciente resolución de un Juzgado de Orihuela, hemos leído barbaridades respecto a que prevalecen cuentas internas de una empresa a las depositadas en el Registro Público Mercantil. La prueba pericial aportada en el Juzgado, el proindiviso de una finca (tanto por ciento de una parcela rústica), resulta fácilmente identificable. Del mismo modo, la declaración de uno de los investigados, en la cual afirma que nos han engañado, carece de valor probatorio.
Señor fiscal, el caso está encima de su mesa. Su deber como funcionario público y por el cargo que ocupa es: "En defensa de la legalidad, de los derechos de los ciudadanos y del interés público tutelado por la Ley, de oficio o a petición de los interesados, así como velar por la independencia de los Tribunales y procurar ante éstos la satisfacción del interés social" (Constitución Española, Art. 142), haga valer el mandato que le otorga la Carta Magna como ya ha hecho en el caso de la posible implicación de la constructora San José en blanqueo de dinero empleando al Orihuela C.F. ¿El posible que parte de los 28.000.000 millones de euros posiblemente escatimados a los socios de Inversol e Imperium fueran blanqueados por este procedimiento?
Los economistas a los que hemos visitado no han tardado ni cinco minutos en encontrar “cosas raras” en los balances contables de las empresas, siendo imposible auditarlas. Tan solo han podido investigar las cuentas depositadas en el Registro Mercantil, las únicas a las que hemos tenido acceso los accionistas.
Ante tal lamentable situación, queremos manifestar nuestra intención de continuar defendiendo los intereses de los accionistas engañados y estafados por individuos carentes de escrúpulos.
Nos surgen muchas dudas, entre ellas: ¿cómo es posible que con más de 28.000.000 euros de capital social entre ambas empresas no haya liquidez para pagar deudas?, ¿de qué modo estos gestores han estado viviendo como ricos durante diez años si todo su dinero se encontraba invertido en las empresas del Grupo San José y ellos mismos las mandaron a la ruina?
Esta gente se ha aprovechado de la ignorancia y bondad de personas cuya única finalidad en la vida es trabajar, tirar del carro, ahorrar por si las cosas se tuercen. Ya lo dice el refrán: “Un tonto jodió a un pueblo”… y vaya si lo jodió.
Pedro Pajares es presidente de la plataforma Apanium que aglutina a los accionistas de Inversol y Imperium.