VALÈNCIA. Cú Chulainn, el perro de Culann en irlandés, entraba en combate preso de una ira febril y monstruosa (ríastrad) que lo deformaba hasta convertirlo en una caricatura terrible de un ser humano: “Sus piernas y articulaciones, todos sus nudillos y órganos, de la cabeza a los pies, se agitaban como un árbol en plena inundación o un junco a merced de la corriente. Su cuerpo se revolvió violentamente dentro de su propia piel de tal forma que sus pies y espinillas se dieron la vuelta hacia atrás, y los talones y las pantorrillas, hacia adelante. En su cabeza los nervios se alargaron hasta la nuca, cada uno de ellos cuan poderoso, inmenso y desmedido pomo, del tamaño de la cabeza de un niño con un mes de vida. Uno de sus ojos se hundía hasta tal punto en su cráneo que una grulla salvaje lo perdería de vista a la altura de la mejilla de tan hundido en las profundidades del cráneo que se hallaba, y el otro ojo le colgaba a la altura de la mejilla.
Su boca retorcida de forma extraña y las mejillas estiradas hacia atrás dejaban la mandíbula descarnada hasta dejar a la vista sus entrañas, sus pulmones y su hígado ondeaban en su boca y en su garganta, su mandíbula inferior le dio un golpe tal a la superior como para matar a un león, y escupía por la boca grandes cantidades de saliva que parecían copos centelleantes de lana de cabra, procedentes de la garganta. El pelo de su cabeza se retorcía como las ramas de un espino, atascado en un hoyo; si los frutos de un manzano cayeran encima de él, apenas llegaría al suelo manzana alguna, quedando clavadas en vez en las cerdas de su cabello tieso, de la rabia, sobre el cuero cabelludo”. Esto dice su leyenda en The Táin.
- -
Desde las primeras páginas de El libro de otro lugar nos reencontramos con este personaje conocido oscuro, amenazante y temido por quienes le rodean: en el caso de Unute por sus pérdidas de control al entrar en fuga, episodios durante las cuales puede arrancarte un brazo y con él batearte la cabeza desprendiéndola del cuerpo, destruir vehículos acorazados a puñetazos o sacarte las costillas por la espalda, todo ello también siendo amigo si cometes la imprudencia de encontrarte demasiado cerca del espectáculo.
Cabe señalar que el principio del libro y hasta casi la mitad es bastante confuso: en ocasiones cuesta entender lo que está sucediendo, pero a partir de cierto punto la cosa se ordena y mejora, lo cual no significa que se vuelva lineal o que pierda en profundidad, dado que la vida actual y las vidas pasadas del inmortal se intercalan en lo que es uno de los grandes aciertos del libro, tras los cuales es evidente la mano de Miéville. Se nota (y se agradece) el compromiso de Reeves con sus personajes, pero a la vez se produce el efecto Carrey o Depp: cuesta no pensar que se interpretan a ellos disfrazados de un personaje. Pasa como cuando una editorial decide poner en la portada del libro el cartel de la adaptación al cine, condicionando la lectura a las caras de los actores, rostros los cuales ya no puedes disociar de unos personajes que cada cual habría imaginado a su manera, arruinando de este modo la lectura.
Aquí Keanu Reeves interpreta a Unute en la novela: es un poco raro y no ayuda a entrar en la historia. Por lo demás El libro de otro lugar desarrolla un lore muy interesante, maneja muy bien el sentido de un tiempo cuasi mítico en el que sabemos que han pasado cosas extraordinarias, como el propio nacimiento del protagonista, o de su hermano animal y antagonista, una auténtica sorpresa en el relato muy bien pensada. Es posible que una plataforma decida llevar cómics y libro a la pantalla de casa en formato serie: lo bueno es que la parte más importante del casting ya estaría hecha. No queda tan claro, eso sí, cuántas veces podrán tolerar el amor y la admiración (merecidísimos) que los fans del actor le profesan una nueva encarnación de personajes derivados del arquetipo reevesiano. Unute, como bien dice, no quiere morir, solo tener la capacidad de hacerlo. Puede que él mismo sea su peor enemigo.