VALÈNCIA. El futuro congreso del PSPV-PSOE todavía no tiene fecha en el calendario. Es más, la mayoría de fuentes consultadas por este diario asegura que no se celebrará hasta dentro de aproximadamente un año. La lógica -y los estatutos- señalan que primero debe tener lugar el cónclave federal y, a día de hoy, no parece que Pedro Sánchez se anime a convocarlo antes de las elecciones europeas que tendrán lugar en junio. Llegados a ese punto, muchos creen que postergará la cita a después del verano y entrará así en los plazos de una convocatoria ordinaria. Por tanto, y salvo sorpresa, todo apunta a que el cónclave valenciano será en otoño de 2024.
"Todavía queda mucho". Esa es la frase más repetida por altos cargos socialistas que prefieren evitar el foco en el proceso. Pero la realidad es que los que tienen aspiraciones de influir o posicionarse para el futuro del PSPV no sólo se encuentran ya trabajando en ese congreso, sino que llevan muchos meses haciéndolo.
Tal y como ha informado este diario en semanas previas, hay diversos dirigentes -amparados por diversas familias políticas del PSPV- que optan o se ofrecen para suceder al actual líder de la formación socialista, Ximo Puig, si bien conviene puntualizar que el expresidente de la Generalitat todavía no ha anunciado públicamente que renuncia a su reelección como líder del partido. Así, los dos aspirantes que más credenciales han presentado de su interés son el secretario general de la provincia de Alicante, el ilicitano Alejandro Soler, y su homólogo de Valencia, Carlos Fernández Bielsa. En la lista de favoritas se sitúa la ministra de Ciencia, Innovación y Universidades, la gandiense Diana Morant, quien ha recibido de nuevo la confianza de Pedro Sánchez para continuar en el Gobierno de España y que podría situarse desde el punto de vista orgánico en el sector 'ximista'. También en esta familia política se encuentra la delegada del Gobierno, Pilar Bernabé, que además fue ascendida recientemente a vicesecretaria general del PSPV por Puig, y que podría funcionar como posible alternativa dentro de esta corriente. Por último, también es reseñable el grupo controlado por el exministro José Luis Ábalos, que a día de hoy parece estar muy próximo a Alejandro Soler.
Con este escenario, hay una posibilidad que algunos dirigentes del partido comienzan a mencionar en privado. Una opción recurrente cuando se acercan este tipo de procesos pero que goza de poca tradición en la formación socialista: la existencia de una bicefalia. Es decir, que el próximo secretario general no sea necesariamente el futuro candidato a la Generalitat, algo que los estatutos contemplan dado que los procesos de elección se realizan por votaciones separadas y en momentos distinto. Primero se elige al líder del partido -en el congreso del año que viene- y, posteriormente, se determina el candidato, generalmente meses antes de las elecciones de turno.
Existen precedentes de esto, por ejemplo, en la ciudad de València, donde precisamente José Luis Ábalos fue el líder del partido pero nunca llegó a ser candidato a la Alcaldía. En el ámbito autonómico, se recuerda el accidentado caso de Antoni Asunción en 1999, cuando fue candidato a la Generalitat pese a no ser secretario general del PSPV-PSOE, puesto vacante debido al abandono de Joan Romero tras discrepancias internas por las listas. El resultado en las urnas fue una sólida mayoría absoluta para el PP encabezado por Eduardo Zaplana, que sumergió a los socialistas valencianos en una profunda crisis sólo superada con la llegada a la Generalitat en 2015.
Sin embargo, no son las únicas ocasiones en el ámbito valenciano en el que esta opción ha saltado a la palestra. En 2017, el alcalde de Burjassot, Rafa García, integrado en el sector 'abalista', presentó su candidatura para liderar al PSPV midiéndose al mismísimo presidente de la Generalitat, Ximo Puig. Precisamente desde la candidatura de García se esgrimía la bicefalia como una posibilidad interesante dado que, a su modo de ver, el partido estaba "muerto" por estar su secretario general en su tarea como jefe del Consell. Lógicamente, Puig y su entorno desdeñaba esa vía aunque en una entrevista con Valencia Plaza en el año 2012, no estaba cerrado a esa opción.
Ahora, el caso no sería exactamente el mismo, puesto que el PSPV se encuentra en la oposición, pero el debate resurge ante las dudas sobre si cualquiera de los aspirantes al liderazgo sería posteriormente un candidato sólido a la Generalitat. Distintas fuentes del partido ven, a día de hoy, a Alejandro Soler como el dirigente clave en todo el proceso: su dominio en Alicante es notable, pero además ha demostrado ser el aspirante mejor relacionado con la dirección federal situada en la madrileña calle de Ferraz. A ello hay que sumar que goza de una buena relación con el sector 'abalista' y tendría la capacidad de pactar tanto con el grupo de Bielsa como con el 'ximismo'.
No obstante, y pese a este sólido posicionamiento orgánico del líder provincial alicantino, existen a priori dos factores que pueden ser un obstáculo para alcanzar la secretaría general. El primero, nadie duda del conocimiento del PSPV de Soler y de la importancia que otorga al partido, pero en general son muchos los que no le terminan de ver como candidato a la Generalitat; es más, hay quien cree que tampoco es su aspiración final. El segundo, es la posibilidad nada descabellada de que Pedro Sánchez quiera impulsar a la ministra Diana Morant como candidata para competir con el popular Carlos Mazón.
Pero, ¿es obligatorio que la gandiense sea líder del PSPV para esa misión? No necesariamente. Si Sánchez pretende imponer a Morant como secretaria general podría lograrlo si existe un diálogo previo con el resto de aspirantes y familias. Aunque la ministra goza de buena imagen gubernamental, no es una dirigente que se haya dedicado a buscar apoyos orgánicos estos años, por lo que necesitaría el respaldo, no sólo del 'ximismo', sino también como mínimo de Soler y los suyos. Un encaje que, si proviene de una orden directa de Sánchez, podría articularse, pero que también obligaría a Morant a entrar en un proceso interno mientras compagina sus funciones como ministra. Es por ello que algunos dirigentes del PSPV opinan que, aunque Sánchez quiera situarla de candidata, no es obligatorio que lidere el partido, especialmente cuando tiene a un lugarteniente de confianza como es Soler, quien además goza de una experiencia orgánica contrastada para pilotar la nave socialista hasta las elecciones.
De hecho, para algunas fuentes del PSPV, el líder provincial de Alicante estaría cómodo en ese escenario, puesto que justificaría su relevancia siendo designado secretario general aunque luego debiera dejar paso como candidata a Morant. Es más, Soler ha sido uno de los dirigentes más críticos respecto a necesidad de activar en mayor medida el partido y tendría así una ocasión para diseñar el impulso al mismo añadiéndole una mirada alicantina.
Curiosamente, esta solución también podría ser vista con buenos ojos en un momento determinado por el propio Ximo Puig. El todavía líder no se ha descartado para la reelección, aunque pocos creen que se decida a dar el paso de plantear la batalla. No obstante, en los últimos tiempos se le ha visto especialmente próximo a Soler, a quién conoce de muchos años atrás. Si el ilicitano accede a la secretaría general del PSPV pero con la puerta abierta a otro candidato a la Generalitat, las miradas se dirigirán a Morant, pero no es descartable que el propio Puig quisiera jugar el último baile para recuperar el Gobierno valenciano en 2027.