La diversidad productiva por la que se define la provincia de Alicante, con sectores arraigados y otros de reciente generación, se deja ver en las áreas industriales que cobijan a sus empresas en el conjunto de su territorio. De forma simultánea se atestigua que muchos de ellos requieren ahora de una transformación pendiente que permita dar el salto hacia su modernización
ALICANTE. La diversidad productiva por la que se define la provincia de Alicante, con sectores arraigados como el calzado, el textil, el turrón y el helado o el plástico, y otros de reciente generación como el cosmético, el biotecnológico, el logístico o el aeroespacial, por citar algunos ejemplos, se deja ver en las áreas industriales que cobijan a sus empresas en el conjunto de su territorio. Resulta suficiente con realizar un recorrido por Elche Parque Empresarial, por Las Atalayas de Alicante, por el polígono de l’Alfaç de Ibi o por el mismo recinto del Puerto de Alicante para comprobar su particular idiosincrasia. Y también para certificar que todos esos espacios gozan de una relativa buena salud, en algunos casos tras acumular cerca de cuarenta años de trayectoria.
No obstante, ese viaje también sirve de manera simultánea para atestiguar que muchos de ellos requieren ahora de una transformación pendiente que permita dar el salto hacia su modernización, de modo que puedan seguir resultando atractivos para fidelizar a las compañías que los pueblan y —en los casos en los que sea posible— atraer a otras nuevas. "No debemos descuidar lo que tenemos", asegura el vicepresidente de la Federación de Parques Empresariales de la Comunitat Valenciana (Fepeval), Vicente Seguí. "Tenemos que poner el foco en los entornos industriales actuales para ponerlos en valor y mejorar sus infraestructuras con el fin de facilitar el desarrollo de sus empresas. Estamos hablando en muchos casos de polígonos y áreas empresariales que se crearon en los años setenta y ochenta, y que por lo tanto, ya tienen cierta edad, por lo que se necesita su transformación y no solo un refuerzo en su mantenimiento", abunda.
¿En qué sentido? Sobre todo, en aspectos que mejoren su conectividad, sus infraestructuras y los servicios que ofrecen a las compañías asentadas entre sus límites. Y con ello, también a sus trabajadores y clientes. Ahí entrarían aspectos puramente físicos como la seguridad, una adecuada pavimentación, la dotación de alumbrado que procure mayor eficiencia energética o la dotación de redes de cableado que garanticen conexiones informáticas y comunicativas eficaces. Pero también aspectos cualitativos relacionados con la habitabilidad de esos entornos. "No estamos hablando de necesidades puramente empresariales, sino de cambiar la perspectiva y entender que los recintos industriales son, cada vez más, espacios en los que se mora, en los que se pasa tiempo", recalca Seguí. "Tenemos que conseguir que sean entornos amables, accesibles; que dispongan de zonas de encuentro, que estén provistas de áreas verdes, de espacios de restauración, e incluso de zonas deportivas y servicios que favorezcan la conciliación de la vida laboral y familiar, como podría ser la incorporación de centros infantiles", explica.
Otro de los puntos clave en los que actuar para conseguir ese objetivo está directamente relacionado con el transporte y la movilidad. "En la mayoría de los casos, se sigue apostando casi exclusivamente por el uso del vehículo privado. Así que se necesita una mejora en los servicios públicos, como las líneas de autobús que en algunos casos no llegan hasta los polígonos o cuentan con frecuencias insuficientes», abunda Seguí. Y, al tiempo, se requiere de otras soluciones alternativas como la potenciación de la bicicleta, del patinete eléctrico o la puesta en marcha de «plataformas de coche compartido", detalla. "Eso que antes parecía una utopía ahora ya es una necesidad real", enfatiza.
Lo cierto es que, a su juicio, "ya se va notando una mayor atención de las administraciones públicas" en aspectos relacionados con la mejora de las infraestructuras en forma de inversiones. Por lo pronto, fuentes de la Conselleria de Economía Sostenible consultadas precisan que, desde 2017 hasta la actualidad, se han concedido más de 46,8 millones (46.841.917,21 euros) a través del Instituto Valenciano de la Competitividad Empresarial (Ivace). Se trata de fondos destinados a actuaciones de mejora y modernización de 226 áreas industriales de 61 municipios de todas las comarcas de la provincia de Alicante.
Estas subvenciones, de hasta el 100% del coste de esas mejoras, se estarían consolidando como un instrumento clave para dinamizar y revalorizar las áreas industriales, para procurar la imagen renovada que resulta esencial para la atracción de inversiones y de nuevos proyectos empresariales que, a la postre, contribuyen a generar empleo y riqueza, según inciden fuentes del departamento autonómico. Al tiempo, permiten dotarlas de nuevos servicios, dotaciones e infraestructuras "que están mejorando la competitividad y el rendimiento de las empresas ya instaladas y la calidad de vida de los empleados que trabajan en ellas", abundan las mismas fuentes.
A lo largo de 2022, esas ayudas han ascendido a 11,4 millones destinadas a 65 áreas empresariales de 38 localidades de la provincia. Y, a priori, se pretende mantenerlas e incrementarlas en la convocatoria prevista para 2023. De hecho, el presupuesto global para el conjunto de las áreas empresariales de la Comunitat ha aumentado hasta los 40,7 millones, lo que supone una subida del 7% con la dotación de 2,6 millones más.
Otro factor imprescindible en esa hoja de ruta hacia la modernización de las áreas empresariales es, precisamente, la puesta en marcha de fórmulas de colaboración entre el sector privado y la administración que ya cobra protagonismo en la obtención y gestión de esas ayudas. De hecho, también se ha procurado una primera herramienta determinante para mejorar esa cooperación, a través de la Ley 14/2018 de Gestión, Modernización y Promoción de las áreas industriales de la Comunitat Valenciana. Se trata de la figura de las Entidades de Gestión y Modernización (EGM) como nuevo órgano con capacidad ejecutiva integrado por los propietarios del suelo de esos recintos industriales y por las empresas asentadas en ellos, como instrumento encargado de asumir una gestión común profesionalizada de cada recinto empresarial.
A grandes rasgos, con la constitución de esas EGM se trata de trascender e incrementar las funciones que hasta ahora desempeñaban las tradicionales entidades de conservación. De hecho, esas nuevas EGM pueden llegar a asumir, incluso, la prestación de servicios públicos por delegación, como el de la limpieza y recogida de residuos, o la provisión del suministro energético para las instalaciones del recinto empresarial, obtenido de fuentes renovables, tras la constitución de comunidades energéticas, con las ventajas que procuraría en ahorro y en autonomía para decidir con el conocimiento directo de las necesidades propias. Además, esas EGM actúan como voz de las áreas empresariales para estrechar "esa colaboración necesaria con las administraciones", señala el vicepresidente de Fepeval. En definitiva, las EGM actúan como interlocutores para trasladar "las necesidades concretas de cada área empresarial" y todo tipo de información sobre su funcionamiento que pueda resultar de interés mutuo, como los pasos a seguir para que pueda autorizarse la implantación de una nueva empresa, por ejemplo.
Hasta el momento, solo tres recintos empresariales han llegado a constituirse en EGM o están en trámite de hacerlo: el polígono de La Granadina de San Isidro, el de Cotes Baixes en Alcoy y, ahora, el polígono de Las Atalayas en Alicante. En breve, la lista podría incorporar también al polígono de Castalla y al de Agua Amarga, en Alicante, cuyos propietarios ya han iniciado los trámites para la constitución de sus respectivas EGM. Es más, podrían incrementarse a corto plazo, ya que la Generalitat está incentivando su creación con la provisión de un incremento en las ayudas para ejecutar actuaciones de modernización en las áreas industriales que ya se hayan constituido bajo esa fórmula de gestión. Sin ir más lejos, para este 2023, las áreas empresariales que ya dispongan de una EGM podrán recibir una subvención de hasta un millón de euros, cuando hasta el momento el límite era de doscientos mil euros.
En todo caso, al margen de la modernización y del refuerzo de la colaboración público-privada, la última gran asignatura pendiente sería la de la generación de nuevo suelo apto para la instalación de empresas ante la situación de colmatación que ya se experimenta en muchas áreas industriales de la provincia. "Desde la crisis de 2008, no se ha desarrollado prácticamente ningún polígono nuevo", apunta Seguí. Lo cierto es que sí se ha ejecutado alguna fase de ampliación en las áreas industriales de Elche, de Ibi o de Xixona (en este último caso, con la participación directa del Consell). Pero, a juicio de Seguí, no resulta suficiente si lo que se pretende es retener "el talento" en el territorio "y atraer nuevas empresas".
"En los últimos quince años, solo podría hablar de un nuevo polígono, el de Las Norias, en Monforte", recalca. "Y el problema es que, ahora, cuando el ciclo económico se ha reactivado tras la superación de esa crisis, se da la circunstancia de que existe demanda de suelo empresarial de compañías que quieren crecer, y de otras que quieren instalarse aquí, que no podemos atender porque no se ha generado en su momento, con todas las dificultades que supone iniciar ahora una tramitación urbanística", lamenta.
"Tenemos una carencia de suelo industrial importantísima en la provincia de Alicante", subraya. "Y se le debe dar solución si no queremos que se genere una nueva deslocalización", apunta. Esas nuevas zonas empresariales ya deberían brotar desde la nueva perspectiva de crear ámbitos habitables provistos de servicios modernos, sin que, a juicio de Seguí, sea estrictamente necesario que se apueste por una especialización sectorial. "Hasta ahora tenemos algunos polígonos ‘top’ en los que se mezclan las actividades. Los clusters tienen su funcionalidad, y puede que resulte interesante que se generen más en un futuro, pero creo que la multidisciplinaridad está implantada", señala. Es más, Seguí reconoce que el modelo de la especialización ya está funcionando también en Alicante, con el ejemplo de Mercalicante, centralizado en el sector agroalimentario. "Y esperemos que pueda darse de una vez con la creación de una zona de actividades logísticas o el llamado puerto seco, una vez se decida dónde debe situarse de forma definitiva", concluye.