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socialmente inquieto / OPINIÓN

La Princesa Sissi estuvo en Alicante

9/09/2024 - 

La princesa Sissi fue una mujer que siempre estuvo rodeada de una aureola de misterio y de glamur. Por su belleza, por su casamiento, por su reinado como consorte, por su empeño de modificar el arcaico protocolo en su Corte, por las tormentosas relaciones con su suegra, por sus viajes y su yate de lujo de nombre Creiff, por su obsesión por mantener su físico (aborrecía la fotografía no fuera a salir mal en las fotos)… Incluso por sus melancolías, tan dadas en su familia. Y si quiere porque podríamos considerarla la primera senderista del siglo XIX, amante de grandes caminatas de varias horas para mantener su físico, delgada y esbelta.

Una vez más el séptimo arte ha contribuido a hacer de ella un mito. Metros de celuloide le han dado fama, no más de la que ya tenía, pero desconocida fuera de sus fronteras si no fuera por el cine. Recordará a Romy Schneider haciendo su papel de emperatriz.

Me refiero a Isabel de Baviera, fue emperatriz de Austria y reina consorte de Hungría. Duquesa desde nacimiento con tratamiento de Alteza Real, era hija del duque Maximiliano de Baviera y de la princesa real Ludovica de Baviera. La Princesa Sissi casó con el emperador Francisco José de Austria el 24 de abril de 1854 en Viena.

Una tormenta trajo su barco a las costas alicantinas haciendo obligado su refugio en el puerto de Alicante. Poco antes había estado en Mallorca visitado a su primo el archiduque Luís Salvador de Habsburgo que, además, era propietario del palacete de Son Marroig en un paraje precioso mirando al mar.

Llegó a Alicante en otoño de 1884. Quiso que su visita fuera privada, sólo acompañada por su séquito. Le encantó la luz inmaculada de Alicante, la hospitalidad de los alicantinos, su gastronomía, … Le gustaba bien comer, controlando mucho lo que comía para evitar engordar. Volvió a Alicante en otra ocasión cuando su barco encalló en las cercanías de su puerto. Estas dos visitas las contó Egon Cesar Conte, biógrafo de la princesa, en su obra “Elisabeth, la emperatriz enigmática”.


En el puerto le recomendaron comer en la Fonda de Bossio (actualmente estaría cerca del Teatro Principal), uno de los establecimientos hoteleros más importantes de la ciudad de aquella época, con servicio de carruajes para sus clientes. En una de sus comidas en la fonda, le dieron a probar unas granadas. Le gustó tanto, que compró varias cajas y mandó embarcarlas en su yate. Preguntó por su origen y le informaron que eran de la huerta de la cercana población de Elche. Le contaron también que allí había muchos huertos de palmeras centenarias. Quiso conocerlos y decidieron organizar una excursión. Para allá se fueron en tren. Le llevaron al huerto del Capellán Castaño, que cuidaba con esmero.

La princesa Sissi disfrutaba de la naturaleza. Se quedó maravillada por una palmera singular, tenía siete brazos que salían todos del mismo tronco. La princesa le dijo al capellán que era una palmera que se merecía un nombre llamativo que la distinguiera de las demás. El Capellán Castaño la llamó Palmera Imperial. Y ahí sigue en el Huerto del Cura, orgullosa de su historia cuyo nombre nació el mismo día que la visita de la Princesa Sissi. Al lado hay un busto del escultor José Sánchez Lozano realizado para conmemorar esta visita.

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