ELCHE. De la España Vaciada a un espacio casi vacío durante quince años. Los guadalajareños Los Hermanos Cubero estrenaron este domingo el claustro del antiguo Convento de la Merced, más conocido popularmente en la ciudad como Las Clarisas. Tras prácticamente quince años de la cesión de las monjas al Ayuntamiento en 2007, hasta ahora, salvo algún momento puntual en su reapertura como centro cultural en 2015 con actuaciones de música clásica, apenas había habido la música al claustro. Un impecable recinto para directos acústicos por su sonido y por el entorno de enorme valor patrimonial. En las últimas semanas, de forma paradójica, ahora que se ha proyectado la idea del hotel, está creciendo el uso cultural del recinto.
Como dos trovadores modernos, Los Hermanos Cubero, procedentes de la Guadalajara española —que podría parecer la mexicana por la vestimenta de uno de ellos—, de la España vaciada por ellos homenajeada, volvieron a ponerle la lírica al claustro de la Merced con su folk de historias costumbristas. O de reivindicación, pero más a menudo de lamerse las heridas; canciones para una vida. Y chistes malos. Pero sobre todo de buenas piezas como las que alberga su último disco, Errantes Telúricos, un trabajo en el que encontrar composiciones acompañadas de nombres como Nacho Vegas, Josele Santiago, Rocío Márquez o la voz de Carmen París en 'Como mis pesares'. Temas como este último que sonaron más desnudos de lo habituales, pero igual de personales y emocionantes para las 30-40 personas presentes.
Todo potenciado por un entorno idílico, el claustro del convento, al que además acompaña un buen sonido, nítido a pesar de no ser completamente cerrado. Pero en cualquier caso, un tamaño perfecto para este formato de 'Conciertos Mínimos' que cómo no, han organizado desde Un Fulgor de Moda Antónima, uno de los principales promotores musicales de la provincia, alimentando espacios de Alicante o Elche, ahora en nuevas ubicaciones. Unas Clarisas rescatadas en formato cultural como hacía tiempo que no se veía que seguirá sonando gratis a las 12:00 horas y hasta limitar aforo los próximos meses con Pájaro, Elena Setién, Blanca Paloma y Ainara LeGardon. Recomendables citas para un claustro que los Cubero se encargaron de profanar, en el buen sentido, a base de canciones populares, de raíz castellana, y esa influencia de bluegrass y Americana que les caracteriza.
Precisamente detrás de ellos, en los pasillos del claustro había distintas pinturas, anteriormente de fotografías del Clot de Galvany y otras exposiciones y actos programados para el futuro. Junto a este ciclo de conciertos, de forma paradójica ahora que está puesto encima de la mesa el debate sobre su transformación en hotel, que sobre todo el PSOE quiere impulsar —Compromís solo compartiría este uso si se deja para lo público la iglesia góticorenacentista—, se está aumentando de forma paralela el uso cultural de este espacio. Eso sí, en aquellas partes en las que puede porque no están tan deterioradas, como es el caso del claustro, la antigua iglesia o en ocasiones el huerto interior. Durante estos años ha seguido habiendo actividad irregular, a veces con originales propuestas para hacer de la necesidad virtud, como fue el caso de las charlas sobre el Elche antiguo cuando por la pandemia no se pudo realizar el Mercadillo Medieval.
En definitiva, un espacio que vuelve a lucir progresivamente a nivel cultural justamente ahora que se plantea cederlo a la iniciativa privada a través de una concesión, aunque según los promotores, podría compaginarse con algunos usos culturales en varios de los espacios del complejo. Una muestra por otra parte, la de este ciclo de Conciertos Mínimos, de la relativa sencillez con la que se puede rellenar de contenido de calidad al menos algunas de las partes de un gran inmueble que lleva años desaprovechado a pesar del desembolso millonario que en 2007 hizo el Consistorio para hacerse con él a través de la permuta con las hermanas Clarisas.
