ALICANTE. Mujer pintando, de Josep y Lluís Masriera (padre e hijo), no plasma solo un bonito paisaje donde una mujer está pintando al aire libre la belleza de la naturaleza. No es solo eso porque, a finales del siglo XIX, las mujeres no pintaban oleos sobre lienzo y ahí es lo que se aprecia en el cuadro. Esas técnicas se aprendían en escuelas a las que ellas no tenían acceso y su disciplina era más bien la acuarela. En ello está, por tanto, lo transgresor de esta obra que hoy parecería inocente.
Lo mismo ocurre con Segadora, de Ramón Martí i Alsina, quien acudió a Francia de luna de miel y no se sorprendió con la belleza sensual de la mujer parisina sino con la rotundidad y firmeza de la mujer trabajadora. Su pintura lanzó así una visión partícipe, no tan idealizada, que la mostraba en el ámbito del trabajo. La mujer conquistaba terreno desde lo cotidiano. "Vemos la conquista del exterior con la mujer en los teatros, asistiendo a representaciones que muchas veces están creadas específicamente para ellas, y las vemos también como parte activa de esos espectáculos, como en el Café Cantante de Canals", explica Helena Alonso, comisaria de la exposición que se puede ver en el Mubag hasta el 27 de marzo.
Mujeres: entre Renoir y Sorolla reúne más de setenta piezas de autores como Pierre-Auguste Renoir, Joaquín Sorolla, Lorenzo Casanova, Ramón Casas o los citados Masriera y Martí. Obras entre las que encontramos pinturas y esculturas de las que 64 forman parte de la colección personal de Fran Daurel y se atesoran en las tres sedes de su fundación, mientras que otras siete proceden del Museo Diocesano de Barcelona. Una muestra que forma un diálogo con el propio museo y su colección, ya que muchos de estos autores coinciden o eran coetáneos de los artistas que se pueden ver en el resto de salas del Mubag.