ALICANTE. El legado cultural del escritor ilicitano Rafael Azuar pasará a formar parte de los fondos del Instituto Alicantino de Cultura Juan Gil-Albert gracias a la donación de su biblioteca y archivo por parte de la familia. Así lo ha explicado esta mañana el hijo del novelista, poeta y ensayista, Rafael Azuar Ruiz, quien junto a sus hermanos ha dado a conocer los detalles de esta herencia literaria.
Originales, cartas, borradores, fotos y cuadernos manuscritos de Azuar (Elche, 1921-Alicante, 2002), así como los cerca de dos mil quinientos libros de su biblioteca, con más de trescientos de ellos dedicados por sus autores, pasarán a ser de dominio público al decidir sus seis hijos –Gemma, María Jesús, Pilar, Julia, Rafael y César– donar estos importantes fondos al IAC. El legado ya ha sido depositado en la Casa Bardín, tal como ha explicado el director cultural del Gil-Albert, José Ferrándiz, tras un exhaustivo proceso de inventariado llevado a cabo por Cristina Llorens, subdirectora de Documentación del Instituto, junto a los técnicos Macaranea Palma, Carolina Martínez García y Pep Rubio.
El archivo consta en su mayoría de carpetas con multitud de sobres que contienen correspondencia, hojas sueltas de sus escritos, libretas con versiones manuscritas de relatos, artículos y poesías, originales y copias mecanografiadas de novelas, ensayos y poemarios, guiones de colaboraciones en radio y recortes de prensa con sus artículos publicados.
De la novela Modorra, con la que obtuvo el Premio Café Gijón en 1967, se han encontrado seis ejemplares mecanografiados, entre originales y copias, algunos de ellos con anotaciones y correcciones. También se han contabilizado cerca de ciento cincuenta documentos sobre poesía, incluso con poemas inéditos. El epistolario incluye cartas de Jacinto Benavente, Vicente Aleixandre, Josep Pla, Alonso Zamora Vicente, Carmen Conde, Concha Espina, Eduardo Mendicuti, Mª de Gracia Ifach, Guillermo Carnero, Andrés Amorós, Vicente Molina Foix, Matilde Asensi y el compositor Rodríguez Albert, entre otros. Se conserva, además, correspondencia con compañeros de Alicante como Vicente Ramos, Vicente Mojica, Manuel Molina, Joan Valls o el pintor Pérezgil.
La biblioteca revela, por una parte, sus preferencias literarias por la poesía universal y la literatura francesa y confirma, por otra, el seguimiento que tenía de los autores amigos y de los jóvenes que emergían en Alicante en los años sesenta y ochenta. Hay ejemplares dedicados por Joan Valls, Carlos Sahagún, Gil Albors y Alonso Zamora Vicente, entre otros, y no faltan números y colecciones de revistas literarias como Ínsula, La estafeta literaria y Ateneo. Asimismo, la colección de fotografías aporta un gran interés documental y gráfico con imágenes de tertulias, reuniones y actos literarios en los que participó a partir de los años cincuenta.
Rafael Azuar Carmen (1921-2002)
Rafael Azuar Carmen fue un novelista, ensayista y poeta, ligado a la generación alicantina de postguerra, cuyas obras se dieron a conocer a partir de los años cincuenta. Puso empeño en editar su narrativa fuera de Alicante, lo que explica que algunos títulos de su producción novelística encontraran su salida en Madrid o Valencia. Maestro de profesión, su familia residió en Alicante desde que él tenía nueve años y en esta ciudad desarrolló su obra literaria. Fue uno de los finalistas del Premio Planeta con Los zarzales (1959). En los años sesenta editó Llanuras del Júcar (1965) y obtuvo el prestigioso Premio Café Gijón de novela corta con Modorra en 1967.
Por otro lado, cultivó una amplia obra poética, llegando a publicar una antología en 1982 y nuevos poemarios con posterioridad. Como ensayista reflexionó sobre el género de la novela en El diálogo y los personajes en la novela (1970) y Teoría del personaje literario (1987) y firmó además numerosos artículos de crítica literaria en prensa, algunos recogidos en libros como Viñetas (1989) y La aventura literaria (1995).
Azuar formó parte del Instituto de Estudios Alicantinos, entidad con la que editó varias obras tanto en la etapa en que la institución tenía esa denominación, hasta 1983, como en la posterior en la que pasó a llamarse Instituto de Cultura Juan Gil-Albert.