tribuna invitada / OPINIÓN

La economía está loca de cambios

10/11/2021 - 

Las personas estamos “viviendo” en unos casos y en otros “viendo” una serie de explosivas, complejas y rápidas transformaciones en nuestro entorno más o menos próximo que están “revolucionando” la sociedad, la economía, el medio ambiente, la política, todo, y afectando al bienestar y la calidad de vida de mucha gente que no entiende lo que está pasando y no encuentra respuestas y soluciones para afrontar la nueva situación. Se está generando mucha incertidumbre que provoca inseguridad personal y desconfianza ante las amenazas y oportunidades que están surgiendo a nuestro alrededor.

En un mundo cada vez más global, lo local no sólo no ha perdido importancia, sino que cada vez es más relevante, porque los cambios que se están manifestando en todas las esferas de nuestras vidas necesitan un espacio territorial para materializarse, precisamente en el que “están” las personas que son las que realmente generan con sus actuaciones esas importantes transformaciones y al mismo tiempo las viven. O alguien pensaba que los cambios surgen sin intervención humana.

En el ámbito económico, a nivel macro y micro, la realidad está mutando muy rápidamente, en especial, en el mundo de las empresas y del trabajo. Va todo tan deprisa que no hay tiempo ni a adaptarse a lo que está pasando en tiempo real, es muy difícil anticiparse, pero es fundamental aplicar con urgencia el “poder” de la acción.

En el ámbito empresarial hay que poner entusiasmo, tomar decisiones inmediatas y actuar para conseguir un propósito estratégico ilusionante, una visión que para alcanzarla va a requerir el establecimiento de metas revisables a corto plazo.

La pandemia del COVID-19 es universal, la primera crisis que ha vivido la humanidad de carácter global con unas consecuencias terribles en vidas humanas y con unos elevados costes económicos, laborales, sociales y de salud, entre otros.

Resulta curioso para mucha gente que con tanta “inteligencia” humana y artificial que existe, “nadie” responsable tuviera un observatorio para anticiparse a lo que iba a pasar, ni un programa de contingencias, ni un plan de actuación global o local, nada de nada. Con tantos organismos internacionales y nacionales que financiamos, supuestamente para que “nos cuiden”, ¿qué estaban haciendo, que estaban mirando?, incluso ¿qué han hecho? Esto ha sido una “brecha” de seguridad a escala mundial, un incidente provocado por un virus que ha provocado muchos “daños” y “nadie” se hace responsable de ello.

Desde que la Comisión Municipal de Salud de Wuhan en China, el 31 de diciembre de 2019, notificó un conglomerado de casos de neumonía en la ciudad, causados por un nuevo coronavirus y que la Organización Mundial de la Salud (OMS), el 11 de marzo de 2020, consideró la COVID-19 como una pandemia, estamos experimentando a escala mundial una etapa de caos, confusión, desorden, miedo e inseguridad personal, en muchos casos.

Los cambios que hemos vivido en este tiempo de pandemia han sido tan rápidos que de muchos de ellos ni nos hemos dado cuenta, incluso algunos se nos han olvidado, y otros están apareciendo en la nueva realidad poscovid. Como recuerdo de esta “etapa” pandémica hago un resumen, no exhaustivo, de algunos conceptos característicos que han surgido o se han potenciado: actividades esenciales, aislamiento, cadena de suministro, confinamiento, desescalada, emergencia social, ERTE, estado de alarma (ahora inconstitucional), fondos europeos, hambre, internet, logística, mascarillas, miedo, muerte, negacionismo, negocio digital, pobreza, recuperación en V, salud, soledad, teletrabajo, vacunación, voluntariado, vulnerabilidad, …

Y sobre todo hemos descubierto y reconocido, y hemos llegado a aplaudir a diario con gran emoción, la importancia de lo público para nuestra seguridad y protección, en especial el esfuerzo de todo el personal sanitario, de las fuerzas y cuerpos de seguridad, de las actividades esenciales y de los voluntarios que han estado ayudando a las personas más necesitadas.

La gestión de los cambios y de los problemas que se están manifestando en la nueva realidad poscovid son esenciales para la recuperación económica. Se ha convertido en uno de los retos más importantes de la humanidad.

El mundo empresarial tiene que enfrentarse a la nueva realidad poscovid y para hacerlo con éxito necesita esperanza, ilusión y acción. No hay otra alternativa ante esta locura de cambios de la economía a escala global y local, y de la macro y microeconomía.

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