ALICANTE. El Teatro Principal de Alicante recibe a la compañía La Cubana con su nueva comedia, Adiós Arturo, en la que hablan sobre el teatro de la vida. "Lo cierto, es que nos repetimos como loros, pero la culpa de eso la tiene nuestra musa inspirativa que, al ser un rico pozo sin fondo, nunca se nos agota", explican desde la compañía. Una obra que habla de ese teatro que pasa inadvertido y que, según afirman, todos hacemos en la calle, en los mercados, en nuestros trabajos, con la familia y con las amistades, donde desplegar dotes interpretativas asistiendo a 'paripés', fiestas, bodas, bautizos, comuniones... y entierros. Precisamente de eso va su último espectáculo. Un entierro muy particular que se podrá ver desde este jueves, 16 de mayo, hasta el día 26, tal y como informaron este miércoles durante la presentación.
En su penúltimo montaje, Campanadas de Boda (2012-2014), hablaban de el gran teatro que se hace en las bodas. En el último, Gente Bien (2016-2017), crearon un musical al estilo Broadway sobre los 'nuevos ricos' y la necesidad de 'aparentar': excusa para explicarle al público el porqué de ese cambio de género teatral haciendo un musical. En resumen, una 'medio-mentira-verdad' que servía para volver a hablar de teatro y hacer un striptease integral de la compañía. Así que ahora, en Adiós Arturo, más de lo mismo. Un tema muy teatral que, aun siendo un tema triste y luctuoso, puede llegar a ser muy divertido.
Entierros, lutos y funerales. "Antes de ponernos manos a la obra, quisimos, eso sí, encontrar una fórmula que distanciara al espectador de cualquier recuerdo personal relacionado con el tema y creemos que la hemos encontrado", explicaron. "Contamos de una manera loca y divertida, la parafernalia que se crea a partir de la defunción de una persona y la preparación de su funeral", añaden. En este caso, un personaje público muy conocido. A través de sus amigos y familia, el público conocerá sus últimos deseos y los intríngulis de su vida más íntima. "Todo eso, claro está, aliñado al más puro estilo“cubanero”, con mucho humor, música, sorpresas y participación del público", matizan. "Nos reímos sanamente del muerto y de quien lo vela", ironizan.
Arturo ha odiado los parabienes, los rendez-vous y todo lo relacionado con el teatro social que, por su condición de artista conocido, se veía obligado a hacer acto de presencia. Se sentía muy incómodo asistiendo a fiestas, estrenos, entregas de premios, recepciones, bodas y distintos paripés sociales... Odiaba los entierros y los homenajes póstumos, lo sacaban de quicio. No entendía como para expresar sentimientos se tenían que utilizar frases hechas y utilizar expresiones aduladoras que nunca le habían dicho al difunto en vida.
Después de haber tenido que asistir a gran cantidad de ellos llegó a la conclusión de que no quería para él, lo que veía que les hacían a los otros. Si en vida no le gustaban los halagos, aún menos le gustarían que se los hicieran una vez muerto. Es por eso que al cumplir setenta años decidió redactar sus “últimas voluntades” con el propósito de, llegado “el momento”, saltarse el guion estipulado.
Tenía claro que no quería lutos, llantos, tristezas, ni condolencias. Prefería que en lugar de un funeral le hicieran una alegre fiesta realizada por la gente con la que había compartido algún momento bonito de su vida. En definitiva, un acto de agradecimiento a la vida y haberla podido vivir intensamente. Siendo coherente con su filosofía de vida, que “las cosas buenas siempre tienen que terminar allí donde empezaron” ha querido que este “acto especial” de despedida fuera en Alicante, que lo vio nacer, y que en lugar de un espacio religioso se celebrara en el Teatro Principal por el que sentía un cariño especial.
La familia no sabe como organizar este raro diseño de 'fiesta-funeral' ideado por su tío; y después del rechazo de distintas funerarias para realizarlo, deciden encargárselo a La Cubana. Adiós Arturo es un espectáculo construido al revés, en dónde se empieza por el 'nudo', continua con el 'desenlace' y termina con el 'planteamiento'. Ante todo, un canto a la vida y a cómo hay que vivirla intensamente. En definitiva una loca comedia, con toques “surreales”, y con los ingredientes típicos de La Cubana.