Juan Miguel Belenguer considera que el dinamismo empresarial y la alta cultura financiera han sentado las bases para una banca privada de calidad, y eso hace que atraviese un buen momento en la city valenciana
VALÈNCIA. A Juan Miguel Belenguer Frasquet (València, 1978) le picó el gusanillo de la banca hace más de dos décadas. «Fue cuando pasé mi primera entrevista de trabajo con Bankpyme, un banco pequeño, perteneciente a la burguesía catalana, donde el trato con el cliente era la clave del negocio». Así lo reconoce a Plaza este diplomado en Empresariales, apasionado del deporte —«entreno a las siete de la mañana»—, la restauración —«mi mujer y yo somos fans de la Guía Hedonista»—, el cine —«las nuevas plataformas han hecho desaparecer la magia que tenía antes»— y de la pintura —«disfruto recorriendo galerías»—.
¿Qué le llevó a terminar en el competitivo segmento de la banca privada? «Inicialmente por circunstancias, no por vocación. Pero bien es cierto que, a lo largo de mi vida profesional, fui entendiendo todo lo que se podía hacer, sus vertientes, y me enganché, generando mi propio modelo de negocio. Mirando hacia atrás, la carrera ha sido muy positiva y ascendente».
Tener mucha resiliencia —«trabajamos en un entorno muy cambiante, y la adaptación no es fácil»—, transparencia con los clientes —«esto va de una relación a largo plazo»— y dinamismo —«para ofrecer un aspecto diferencial frente a la competencia»— son los tres consejos que da a todo aquel interesado en labrarse un futuro en la banca privada.
Un sector que, a su juicio, atraviesa por un buen momento en la city valenciana. «Siempre hemos gozado de un gran dinamismo empresarial y de una alta cultura financiera, lo que sienta las bases de un buen terreno para la banca privada de calidad». Como la que se hace en Andbank, firma a la que se unió Belenguer en la oficina del Cap i Casal en 2013, cuyo balance es «muy positivo, tras un gran esfuerzo, con toda la dedicación para crear una entidad donde nacen y confluyen muchas sinergias, donde el factor social y humano, junto al talento, están por encima todo, mientras los resultados vienen por añadidura y nos permiten estar en lo más alto en todas las plazas donde operamos».
Pero ¿qué le llevó a sumarse a lo que entonces era un proyecto y hoy es una realidad? «Fue un gran reto posicionar una marca como Andbank, por primera vez en València y a nivel nacional, bajo el eslogan pura banca privada. Llegué junto a Javier Gómez, actual director territorial en la Comunitat Valenciana, y Vicente Gil, que posteriormente se hizo agente de la casa. Grandes profesionales en el sector y excelentes personas». Por cierto, ambos ya fueron protagonistas en su día en la apertura de la sección financiera de Plaza.
¿Es de los que duerme bien en momentos de fuertes caídas en los mercados? «No. Cierto es que no soy de muy buen dormir, pero mi empatía y alineamiento con el cliente es tal que, cuando se dan situaciones difíciles, mi cabeza no para, pensando en cómo y de qué manera encontrar una solución, lo cual, irremediablemente, me hace tener un mal sueño».
Cambiando de tema y como baby boomer, ¿habrá pensiones para toda esa generación? «No. Varios factores influyen en esto: la situación demográfica y su tendencia, el alto endeudamiento de nuestra economía sobre el PIB, las revalorizaciones de las pensiones por la inflación y un largo etcétera. Lo llamarán de una u otra manera, pero, a mi juicio, las pensiones del futuro serán una mera subvención. Las pensiones son un tema muy político y como tal se gestiona. Ningún partido tiene el valor de aplicar la coherencia y afrontar lo que las matemáticas nos dicen».
De las pensiones al fenómeno de las criptomonedas. ¿Cómo lo ve? «Es una especie de lotería; en el pasado hice alguna incursión, pero como quien juega a la ruleta. Todo lo que no esté regulado, y tenga una capacidad de análisis empírica detrás, me cuesta. Sí confío en un futuro mucho más prometedor para tecnologías como el blockchain, que será el medio para el uso de las monedas digitales».
Este diario no dejó pasar la oportunidad de preguntarle el porqué de la ‘tacañería’ de la banca a la hora de remunerar sus depósitos, en comparación con otras entidades de países de nuestro entorno. «Habría que tirar de hemeroteca, porque la banca ha ajustado mucho su tamaño en entidades, empleados, oficinas..., lo que es una contracción importante. ¿Por qué? Por eficiencia, tecnología, nuevas dinámicas…, pero, también, por el duro golpe en la cuenta de resultados que supuso vivir tantos años con tipos de interés negativos o cero». Y, por si fuera poco, el impuesto a la banca… «Así es. El legislador ha generado una incertidumbre en este sentido, que obliga a los bancos a tener cautela y provisionar ante posibles cambios. Solo hay que ver lo que pasó en Italia el pasado mes de julio, cuando el gobierno de Giorgia Meloni cambió de criterio».
Para terminar, Plaza puso sobre la mesa uno de los activos financieros más demandados de un tiempo a esta parte por los minoristas: las Letras del Tesoro. «Son una gran alternativa para el ahorrador por su binomio rentabilidad/riesgo. De facto, se ha abierto una competencia entre países que le hace difícil al Tesoro Español mantener tipos bajos en su financiación. Más allá de las Letras, hay activos de deuda de calidad en plazos relativamente cortos como son las Letras, pero también otros muchos activos muy interesantes a nivel corporativo».
* Este artículo se publicó originalmente en el número 108 (octubre 2023) de la revista Plaza