De camino al preestreno de Campeones, por el Festival Antonio Ferrandís de Paterna, no paraba de pensar en la responsabilidad de entrevistar a un director, Javier Fesser (Madrid,1964), que ha construido un mundo original y diferente en el cine español. Imposible no asociar al madrileño con Mortadelo y Filemón, casi al mismo nivel que Ibáñez, pero sobre todo con la ruptura digital y visual que propició desde la enorme El milagro de P. Tinto (1998). Fesser ya despuntaba en el mundo de los cortos, queriendo ir un paso más allá en sus producciones con la factoría Películas Pendelton con obras como Aquel ritmillo con la que ganó el Goya al mejor corto, o El secdleto de la tlompeta, ambas en el año 1995.
Fesser le dio la vuelta a su cine, hasta ese momento de puro entretenimiento, para acercarse a “Camino” (2008) e instaurarse en la polémica. En ése momento Fesser demostró su versatidad en la dirección y el manejo del drama con su personalísima visión. Su vertiente social nunca ha desaparecido. Con “Campeones” se aproxima a la realidad de las personas con discapacidad intelectual bajo el paraguas del humor, para mostrar sus problemas sin alharacas, sin pesimismos ni complejos. Una historia cercana con héroes anónimos y diarios. Fesser ha llegado a la cita valenciana con la actriz protagonista de éste cuento coral, Athenea Mata. Improvisamos junto a él una pequeña rueda de prensa para conocer los pormenores de la cinta. Estamos cautivados con la forma de narrar la historia, con la autenticidad que desprenden cada personaje, con el valor pedagógico que tiene. Se lo hacemos saber antes de encender las grabadoras, bromeamos un rato antes y parece tranquilo, sabedor sin duda de lo bien que le ha salido la película.
La historia del filme está basada en un equipo de baloncesto de Burjassot, el Club Deportivo Aderes, fundado en 1992 y donde juegan personas con diversidad intelectual. De ahí es de donde coge Fesser una historia real y la hace suya. “la historia nace muy cerca de aquí – comenta el director como respuesta a mi pregunta – porque la experiencia, y el caso real del equipo inspiró hace seis años a David Marqués a escribir un guión que cayó en mis manos cuatro años después, es decir, hace dos años”. El peso de la trama y de su excelente singularidad recae en los chicos, en los miembros del equipo. “Ese guión estaba habitado por unos personajes de los que me enamoré en la hoja número uno, y me enamoré porque habían unos personajes absolutamente de verdad, con los que yo empatizaba y me identificaba, aunque ojalá tuviera yo ese nivel de inocencia, de honestidad y transparencia y sinceridad.
Me parecía un material humano con una capacidad brutal de emocionar, y además hacerlo mediante la risa. A mi me pasó que era la primera vez en mi vida que leía un guión y decía: esta película está escrita para que yo la dirija”. Y es cierto, Fesser tiene ese toque a cine de autor, con esa personalidad tan marcada que roza la fantasía dentro de los márgenes de la realidad. Desde la fotografía, impecable en éste caso, hasta el modo de avanzar la trama, rezuman ese ambiente de cuento con los pies en la tierra. “La sensación como espectador – reconoce Fesser – era yo ya estoy impaciente por ver esta película, quiero ver a estos personajes, quiero ver cómo hablan, como se mueven...”. a estos personajes de los cuales Fesser habla con emocionadas palabras, había que añadir al entrenador, al que iba a hacer de Paco Sánchez (el entrenador del equipo en a vida real).
Javier Gutiérrez demuestra en el filme su capacidad de construir personajes con lo que nos podemos identificar desde la naturalidad. Es un ciudadanos más, y eso logra que nos sintamos mal por cómo tratamos a las personas con discapacidad, de nuestro vocabulario o nuestra falta de empatía. Fesser radiografía el carácter y la visión que una parte de la sociedad puede tener sobre la discapacidad en sus primeros diez minutos de metraje, para luego ir dejando que Marco (Javier Gutiérrez) encuentre su propio camino y opinión. “justo cuando yo encontré este guión, acabábamos de rodar un corto juntos –habla el director de la elección de Gutiérrez- y bueno, Javier es un actor al que admiro y me parece un actor espectacular. Coincidió que acabábamos de trabajar juntos y apareció esta historia, y vi que estaban hechos el uno para el otro”. La historia también trata de los complejos, de los miedos, de las inseguridades, “los complejos – explica el director – quedan diluidos, derribados, cuando te encuentras con personas que realmente no sufren los complejos que a nosotros nos hacen estar mal.
Esa naturalidad con la que aceptan sus discapacidades, sus limitaciones, es realmente preciosa, es una lección de decir: tío, deja ya de disimular las cosas que no sabes hacer bien, o mejora o sácale partido a lo que no sabes hacer bien”. Fesser parecía tener muy claro a sus actores profesionales, con Gutiérrez ya había trabajado y con Athenea también, así que ya tenía su casting en la cabeza. “No hubo casting para el papel de Athenea – comenta el madrileño –, ella colaboró conmigo en la escritura del guión y me aportó cosas muy bonitas para construir el personaje de Sonia.
De una forma muy natural no se me ocurría ver a otra Sonia que no fuera interpretada por Athena (…) A muchos personajes les aportas de tu propia visión, por mucho que te quieras separar, que quieras contar desde un lugar, al final acabas contando cosas que me han pasado a mi, o por lo menos, que las he vivido de una forma parecida, y en ese caso, durante la construcción del papel, el personaje de Sonia ya tenía nombre y apellidos”. “Campeones” es una película de las que se pueden extraer muchas lecturas y aprendizaje, y si desde la visión del espectador es algo natural salir de la sala con otras ideas, desde el set seguro que Fesser y compañía salieron enriquecidos, “hay una cosa que he aprendido – explica el director con la mirada seria –, cuando te acercas a alguien que es diferente, y que crees que está por debajo de ti en algún aspecto, porque estamos hablando de una persona con discapacidad, y en teoría tú no la tienes, tenemos como la tentación de hacer nuestro trabajo más el suyo, es decir: voy a acercarme y voy a pensar un poco en su propia reacción, o casi le voy a dar yo la respuesta.
Es un paternalismo lamentable – sentencia. Aunque en un rodaje, como en la vida misma, la retroalimentación es fundamental, es por ello que le preguntamos a Fesser de lo que ellos, los actores no profesionales, había aportado a la trama, “mucho más de lo que ellos creen”. Acaso se cambió el guión en función de los chicos, con sus nuevas aportaciones, “hay un guión – explica el director – que proviene de la realidad de David Marqués y a asociación Aderes, pero luego se hace un casting en función de una segunda versión del guión que ya a mi David me ha dejado meterle mano al guión y hacerlo mío, que es la única forma de poder dirigir algo, hacemos un casting, y claro, ahí es una fuente de información y de acercamiento al flipante mundo de la discapacidad intelectual que todo es como oro líquido (…) todo ello va enriqueciendo el guión, y cuando está cerrado el casting, que de los siete que buscábamos ha crecido a diez, reescribimos el guión entero para que sea la propia historia la que se aproveche y enriquezca de lo que estos chicos van a dar, los matices que hacen que sus personajes sean de verdad, los detalles que hacen que sean auténticos provienen de ellos”.
Fesser habla con entusiasmo de la veta que había encontrado en los actores no profesionales, pero los nervios y el miedo de saber cómo podrían encajar las piezas en el set sería angustioso, “el primer día – relata el director – es ilusión total, es como cuando te vas a ir de viaje, de campamento, y no sabes muy bien dónde vas a poner la tienda de campaña, no sabes cómo va a acabar. No sabes cómo va a terminar pero sabes que va a terminar mucho mejor de lo que te imaginabas. Es una gozada trabajar de esa manera (…) no puedes pretender hacer una película como “Campeones” siendo el gran controlador de todo, queriendo que todas las piezas funcionen como un día tú, en tu casa has imaginado”.
En muchas ocasiones los actores aportan también en las improvisaciones, tal vez los actores no profesionales del cine han sido más audaces y han improvisado escenas, “hay mucha improvisación –dice Fesser– en la parte de ensayos, donde todo está más abierto para crear lo más rico posible, en una película coral es más difícil improvisar, y que no son actores profesionales. La parafernalia del rodaje también intimida, no es tan fácil improvisar. Ninguno de ellos tenía experiencia en la interpretación”. Los actores también habrán enriquecido sus mochilas emocionales y de valores, justo al lado del director está Athenea Mata que interpreta a Sonia, “he suspendido los que tenía que aprender – explica la actriz –, sé lo que tengo que aprender pero todavía no lo he aprendido del todo. De las cosas que más me han fascinado ha sido la falta de miedo, por ejemplo, al aspecto físico que tiene mi compañera Gloria, ella es happy, le da igual salir en bikini, le da igual como es, porque se encanta y no va buscando un estereotipo, no existe para ella un estereotipo de cómo tiene que ser.
El día que yo tenía que hacer la escena en bikini estaba preocupada, además me vino la regla, a ella le da igual, no entra en su cabeza, ¡pues qué guaya, me voy a bañar!. Por eso he suspendido, porque no quiero que me importe, porque no quiero que valoren a ninguna mujer por esto y no siempre lo consigo”. El director hace hincapié en el valor pedagógico del filme en la sociedad y sobre todo entre los más jóvenes, “hay que meter mucho cine en las escuelas, hay que luchar porque el cine se piense para las escuelas – sentencia”. Nos vamos con un grato sabor en la boca. Si Intocable (Olivier Nachake, 2011) logró el éxito en Francia tratando un tema como la tetraplejia, “Campeones” puede hacer lo mismo. Crucemos los dedos.