El sábado 13 de octubre, la alicantina sala Ocho y Medio, renacida también una y otra vez después de sucesivas inmolaciones, será el escenario de una mutación o un resurgimiento, todavía está por ver, desde las cenizas de lo que por desgracia casi no ha llegado ni a ser grupo de culto, Monserrat, después de dos discos autoproducidos después de formar parte del Proyecto Demo del FIB y Radio 3, a los algo más rabiosos, por lo que parece, Los Largos, después del fichaje para la batería del ilustrador Adrián Bago, ex de Paisley Express y Los Antideslizantes, que sustituye a Pablo Magariños, miembro fundador de “la banda antes llamada Monserrat”.
Nadie sabe cual es la tecla correcta del éxito, el momento en que tu hit revienta el plato del dj en la sala correcta, la emisora adecuada, el momento justo, porque sin alguna de estas tres cosas, normalmente la combinación o sucesión de las tres, por muy bueno que sea tu trabajo, te mantienes en el anonimato de la periferia de la periferia.
Ya era bastante inusual que ninguna discográfica, ni siquiera de esas (auto)denominadas independientes, se fijara en los muchachos de Javier Monserrat, alma máter del combo, polo de atracción en la emigración madrileña para la incorporación del resto de miembros, Rafa Quinto, Javier Montiel y el citado Pablo Magariños, pero ya con el segundo trabajo autoproducido, la cosa pasaba a mayores.
Navega, editado a finales de 2017 después de un crowdfunding en Verkami, era un disco doblemente redondo, por su tentación retrovinílica y porque las 12 canciones que lo componen son un catálogo del mejor jangle, beat y pop armónico que se haya producido en la península desde Los Bravos, Los Brincos y Los Canarios. De hecho, conscientemente o no, el tema que cierra el disco, “Un hombre sentado en un banco” mantiene un parentesco de primer grado con el éxito “Mi calle” de Lone Star.
De Javier se dijo (y alucino utilizando el pretérito indefinido, porque las reseñas del disco son de principios de este mismo año) que era lo más parecido a Ray Davies en castellano, estableciendo una filiación evidente con The Kinks, que en algunos momentos sonaban como la evolución del jangle pop en los 80, con ecos de Aztec Camera o Prefab Sprout.
Y la cosa quedó ahí, llegaron los festivales de verano, y las primeras líneas fueron copadas por himnos machacones, coreables, repetibles y, en muchos casos, intercambiables. Monserrat no entraban en esa categoría, a pesar de manufacturar hitazos como “Disolvente”, el tema de apertura del LP. Melodías y estribillos bonitos en el mejor sentido del término, nada cansinos, nada superfluos. Se permitía Javier incluso reivindicaciones generacionales, casi políticas, en líneas como No me quiero ir a Berlín, pero es que me echan, sin caer en el sonrojo de muchos de los casos del indie protestón.
Pero no ha sido suficiente, Monserrat y compañía se han cansado de esperar y han dado un paso al frente, una mutación en el más puro estilo selección natural, donde, dicen, no sobreviven los mejores, sino los que mejor se adaptan al ambiente.
Acabamos muy cansados”, comenta Javier Monserrat, frontman del grupo hasta ahora, “después de tener que acudir de nuevo a un crowdfunding para poder editar Navega, después de la espantada de un par de discográficas. El momento culminante fue la renuncia de Pablo Magariños, el batería, que vive en Logroño y se ha vinculado a bandas de allí, hartos de sonar en Radio 3, grabar para RTVE, y que la repercusión en los promotores fuera nula. Así es que Rafa Quinto, Javi Montiel y yo decidimos dar una vuelta de tuerca y dar un carpetazo provisional al proyecto Monserrat. Probamos a algunos bateras hasta llegar a Adrián Bago, al que conocía a través de Jose, de Futuro Terror, y ya con él la idea es meter un poco más de contundencia a los temas, hacerlos más eléctricos, sonando sesentas como hasta ahora, pero con un punto más gamberro, más power pop, más sucios… nos vamos a quedar a las puertas del grunge, tocando sonoridades de los 90 incluso, más guitarreros, pero sin llegar el ruido. Y también hemos adoptado otro modelo de grupo, más colaborativo, no tan centrado en mi trabajo como compositor e intérprete.
Hay temas de Rafa, desarrollos de Javi Montiel, que adquieren más presencia. Puede que en algún momento yo retome Monserrat, como proyecto más personal, más íntimo, de momento hemos recuperado un nombre de grupo que teníamos por ahí guardado desde los inicios, y que nos molaba, Los Largos, y con él renacemos. Incluso la imagen gráfica del combo renacido será un poco diferente. Hasta ahora me encargaba yo mismo de las portadas y la imagen (Javier es titulado en Bellas Artes por la UMH en la Facultad de Altea), y para esta primera presentación ya se ha hecho cargo Adrián (con la misma formación que Javier), que tiene un estilo más gamberro, más garajero y underground”.
No siempre se tiene la oportunidad de asistir al renacimiento de un ave fénix, el sábado, en Ocho y medio, oportunidad única para comprobar qué tal le sienta la aceleración a las armonías perfectas de Monserrat, llegan Los Largos.