ALICANTE. El presidente del Instituto de Estudios Económicos de Alicante (Ineca), Rafael Ballester, muestra su preocupación ante una provincia de Alicante que pierde peso en el conjunto de la economía nacional, perdiendo competitividad y observando cómo otros territorios consiguen recuperar cifras previas a la pandemia, "mientras aquí ya se vislumbra que el ritmo de recuperación es positivo, pero más lento".
El presidente de Ineca ha realizado estas declaraciones tras analizar el Informe de Coyuntura Socioeconómica de la provincia de Alicante correspondiente al segundo trimestre del año, donde se refleja una recuperación con respecto a 2020 pero aún lejos de los datos de 2019, donde la economía alicantina empezaba a dar síntomas de estancamiento y cierta ralentización.
Ballester ha querido dejar claro que la economía se está recuperando de los nefastos datos de 2020 y que las cifras son positivas, pero no son suficientes para mejorar en competitividad, reducir el desempleo de forma contundente y acelerar la transformación de la economía de la provincia de Alicante. No obstante, los datos evidencian una mejoría paulatina de las cifras ya en ese segundo trimestre, que se cerró con una disminución del desempleo y un aumento de la afiliación, tendencia que se consolida durante el verano, como hemos visto hace unos días al conocer los datos más recientes a fecha 30 de septiembre.
El presidente de Ineca considera que los proyectos planteados por las distintas administraciones son necesarios y sin duda pueden contribuir a la mejora socioeconómica, pero aún están en fase de estudio, por lo es difícil percibirlos como activos realistas para una recuperación económica que tiene plazos más urgentes.
De hecho, Rafael Ballester puntualiza que el informe refleja un dato que supone una inflexión respecto a la tendencia de los depósitos en la provincia de Alicante. Hasta junio de 2021, los depósitos (ahorro) en la provincia no hacían más que crecer, superando al crédito. Sin embargo, "la crisis derivada de la pandemia ha invertido la tendencia, con una reducción considerable en lo que llevamos de año, lo que implica que muchas familias y empresas han tenido que echar mano de recursos propios para sobrellevar la delicada situación económica. A nivel empresarial esto es un importante hándicap que requerirá varios años de ajuste, pues lo normal es que, a corto y medio plazo, las compañías se centren en reequilibrar sus balances, en el mejor de los casos, aparcando inversiones para más adelante. Y sin duda esto es un factor que condicionará los escenarios económicos de los próximos años".
Ballester concluye que "en cualquier caso los datos son positivos, e intuimos que el tercer y cuarto trimestre de 2021, una vez superadas, esperamos que definitivamente, todas las medidas y restricciones, nos ofrecerán datos más ilustrativos de la tendencia real de la economía alicantina, si lo queremos comparar con el momento en que se desencadenó la crisis en marzo de 2020. Por lo que esperamos que sea a inicios de 2022 cuando tengamos el ‘parte de lesiones’ real de la economía provincial".
A juicio de Ballester, ya la crisis de 2008 supuso un severo revés a la economía mundial y la economía de la provincia quedó totalmente devastada. Fue entonces cuando la provincia de Alicante inició un proceso de transformación que no ha concluido aún, virando hacia el ecosistema digital y transformando sus empresas en microeconomías con alto valor añadido. Esta transformación quedó paralizada con la crisis económica derivada de la pandemia por la covid19. Aunque es notorio que el proceso transformador continúa de la mano de iniciativas públicas y empresariales de gran tirón, es muy importante que sus efectos se extiendan al conjunto de la economía productiva e industrial de la provincia, aprovechando para ello los referentes que ya destacan en los sectores agroalimentario, textil, calzado, componentes, mueble y diseño, entre otros.
Para el presidente de Ineca, si se analiza con perspectiva, esa transformación debe ir acompañada de una fuerte bajada del paro en la provincia puesto que hace 15 años -antes del inicio de la anterior crisis económica- se contabilizaban 82.557 personas en situación de desempleo y en junio de este año 2021, la cifra ha alcanzado las 174.726 personas paradas, un 112,7% más. Este dato en prisma nacional supone un 83,9%. Con las dos crisis, la cifra de paro se ha incrementado en más de 90.000 personas. "El reto que tenemos por delante es extenso, pues habrá que buscar fórmulas para volver a registrar una cifra de parados, al menos, por debajo de las 100.000 personas".
No obstante, desde Ineca "venimos insistiendo que el objetivo no debe ser volver a las cifras de marzo de 2020, sino tratar de arrancar con fuerza en este nuevo período, aprovechando todas las herramientas disponibles (Fondos NG, presupuestos, iniciativas empresariales). Estas herramientas nos deben servir para reforzar e impulsar un crecimiento que ya en 2020 mostraba signos de agotamiento", incide el presidente de Ineca.
Como conclusión, Ballester considera que "estamos aún en transición hacia un escenario económico postpandemia, que quizás veamos a principios de 2022, y más que nunca debemos aprovechar las oportunidades que se nos van a brindar para tomar impulso y empezar a forjar soluciones estructurales a problemas estructurales".