VALÈNCIA. Synthetic Party es el nombre de un partido político que concurrió el año pasado a las elecciones generales de Dinamarca. No salió bien parado, pero era la primera vez que un partido liderado por la inteligencia artificial (IA) se presentaba como candidato a unos comicios generales. El partido lo fundó el colectivo de artistas Computer Lars, impulsado por el investigador danés Asker Bryld Staunæs, quien describía al candidato artificial, Leader Lars, como un aspirante al parlamento danés que «no roba ni conspira, inmune a los sobornos, a las presiones y a los chantajes».
La idea puede parecer descabellada, pero, en realidad, no lo es tanto. «Está demostrado que, en determinados casos, la inteligencia artificial supera a la humana. El año pasado, por ejemplo, una empresa china de videojuegos nombró como CEO de una de sus filiales a un robot humanoide con IA. Según la misma compañía, seis meses después había aumentado su valor un 10%. También hay estudios que ponen de manifiesto que el uso de IA es más eficaz en el cribado del cáncer de mama que el ojo experto de los radiólogos. Como máquina, la inteligencia artificial se ve libre de muchas de las pulsiones y limitaciones que rigen la toma de decisiones en la naturaleza humana. Se trataría, pues, de ver en qué situaciones es más hábil que nosotros y decidir hasta dónde queremos que llegue», sostiene Àurea Rodríguez, experta en innovación y tecnología y autora del libro Antes muerta que analógica.