de la vía pa' arriba / OPINIÓN

Feliz y seguro verano

9/07/2020 - 

Escribo estas líneas a dos días de irme de vacaciones después de la temporada más difícil que recuerdo y que he vivido. Como persona, como madre, como hija como periodista y como ciudadana. Desde luego no ha sido sólo el virus. Esa es la amenaza que todos los seres humanos en este planeta tenemos en común. Pero además del virus, en nuestras vidas han seguido pasando cosas en estos tres meses. 

Niñas que se convierten en adolescentes confinadas, madres que enferman, miedos pasados que vuelven y se unen a los nuevos, discusiones, preocupaciones... Y es que confinados también hemos seguido respirando, comiendo, durmiendo, hablando, equivocándonos... Lo que viene a ser viviendo.

Y además viviendo al día como nunca. Porque lo que nos ha pasado y sigue pasando no tiene hoja de ruta. La famosa curva era una entelequia y ya sabemos que no era una curva regular e incluso que no había solo una. Y esto lo cuento desde una visión muy personal de lo ocurrido y privilegiada. Porque dentro de lo que cabe he transitado estos tres meses con relativa normalidad.

Escribo esto antes de irme de vacaciones con la seguridad de que cobraré por un trabajo que mantengo y que es mi motivación. Con la satisfacción de haber vivido profesionalmente como periodista este acontecimiento que harán historia y justo donde quería vivirlo, y con la esperanza de que las otras complicaciones acontecidas en mi vida paralelamente al virus se resolverán (sobre todo la de la adolescente que se metió en casa en marzo con la cabeza llena de unicornios y salió en junio desbocada como yegua salvaje).

Pero me voy de vacaciones asustada porque me temo que pronto habrá rebrotes por aquí como ya hay por casi todas partes, y tengo claro que un paso atrás en este asunto es caer en un agujero del que que cada vez nos va a costar más salir. Ayer el científico y profesor de la UMH Bernat Soria explicó los resultados de un nuevo medicamento celular que su equipo junto a otros científicos y seis hospitales están probando. El medicamento está dando resultados muy satisfactorios con pacientes en estado muy crítico intubados y en UCI por COVID-19.

Él no lo dijo así, pero este tratamiento ha logrado que vivan pacientes para los que ya preparaban los ataúdes. Los denominan enfermos “compasivos”, y para describir su situación Soria fue tan explícito que se me pusieron los pelos de punta. “Se trata de pacientes con larguísimas estancias en UCI que llevan un tubo metido por la boca atravesando toda la garganta hasta los pulmones, están boca abajo, sedados pero que de vez en cuando despiertan un poco y son conscientes de su situación tan incómoda y precaria y que ningún tratamiento ya les hace nada”.

Soria se refería a que es a estos pacientes a quienes va dirigido el tratamiento celular en el que trabajan pero escuchándole no puede más que estremecerme y acordarme de lo tranquilos que vivimos los que no hemos visto esas imágenes. Verano, vacaciones, relax, playa, piscina, no me acuerdo de la distancia, de la mascarilla, ¿quién dijo virus?

Frente a esta falsa sensación de que todo está casi superado, Bernat Soria ayer en una entrevista pedía “de rodillas que se extremen las precauciones y se sigan las normas de las autoridades sanitarias”. Dijo que debíamos hacerlo, si no por nosotros, por nuestros familiares y amigos.

Hemos hablado muchos estos meses de si la salida a la crisis económica sería con una curva en forma de uve, de sonrisa de marca de zapatillas o cómo. Si el virus sigue pululando descontrolado por ahí no será ni uve ni equis ni zeta. Será muy triste pero esta vez por culpa nuestra, provocaremos una situación sin precedentes, desde el punto de vista sanitario pero también social y económico.

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