Hasta el 3 de abril en la sala La Capella de Alcoi

Exposición de Fran Parreño: ilustraciones perfectas en botes de mermelada y rostros de Quevedo

22/02/2020 - 

ALCOI. La ilustración es un arte que el artista Fran Parreño domina a la perfección. Natural de Alcoy pero afincado en Valencia, es la propuesta que la sala La Capella de la primera localidad ofrece a sus visitantes hasta el próximo 3 de abril. En ella, Parreño exhibe el proceso que borda día a día en cada uno de sus encargos, demostrando que el arte no está reñido con el producto publicitario.

Desde ilustraciones que van orientadas a vender un bote de mermelada, hasta el rostro de Francisco de Quevedo o el de la protagonista de Las mil y una noches, Sherezade. La muestra del alcoyano se ordena por temáticas aisladas: cada pared de la sala es un pequeño proyecto. El primer vistazo, el de la entrada, es aquel que le identifica como ilustrador, portada que da título al catálogo de la exposición. "Es un cartel que hice para una campaña educativa de la Generalitat Valenciana. Expongo los dos bocetos, el producto final y el primero, el original, que descartaron y que Bromera me acabó comprando para un cartel de la feria del libro". Ese es el verdadero sentido del trabajo de Fran: mostrar cuál es su recorrido, de principio a fin. "Además, esta imagen me define: todo ese mundo fantástico, infantil. Los detalles". El título de la exposición viene, a su vez, del texto que, de la imagen, se hizo para el catálogo. "Normalmente somos los ilustradores quienes nos adaptamos; aquí fue al revés. Plasma la imaginación desde que somos niños, los primeros pasos. La sociedad en la que vivimos hace que la perdamos".

En estos valores centran desde hace tres años su papel docente en el centro oficial Barreira Arte + Diseño, en Valencia, donde coordina el máster de Ilustración junto a tres compañeros. Fran cursó Bachillerato Artístico, un ciclo formativo en Ilustración, estudió Bellas Artes en Valencia y se formó en un máster de Producción Artística. Pero lo del talento comenzó a perfilarse mucho antes, como modo de entretenimiento ideado por sus padres. "Mi técnica se basa en eso, y en la acuarela. Trabajo en analógico, a la antigua usanza. Mis padres me hacían callar dándome un lápiz y un papel" (risas). En este sentido, asegura haberse sentido siempre reforzado, cuando, por motivos de trabajo de su padre, se desplazaban de un lugar a otro cuando él era pequeño. "La pregunta que me surge es cuándo y por qué dejamos de dibujar. Nos meten en la cabeza que tenemos que ser productivos y nos olvidamos", insiste.

"LA SOCIEDAD EN LA QUE VIVIMOS HACE QUE PERDAMOS LA IMAGINACIÓN; NOS METEN EN LA CABEZA QUE TENEMOS QUE SER PRODUCTIVOS"

El de La Capella es un tentativo de mostrar que obligación y sentimiento no tienen por qué ir reñidos. El equilibro perfecto entre el cliente y el artista creador. "La vocación, en el momento en que se convierte en tu trabajo, ya no responde ante ti, sino ante el encargo. Puedo ver un trabajo que he hecho yo y ver que no es mío; lo es, pero también de otras personas". Para eso, la segunda pared en esta muestra: de ella cuelga un abecedario ilustrado en el que, cada letra, es la inicial de su propio animal. Un proyecto de editorial que ha transformado el proyecto en adivinanza. "Lo que me gusta es cambiar e ir haciendo cosas diferentes. Más que ilustrador soy dibujante, y como tal, me gusta el reto". De ahí el resto del recorrido por su obra: desde el encargo para la fachada de una veterinaria en la calle Blasco Ibáñez, en Valencia, a modo de ilustración modernista en vinilo gigante, hasta un apartado dedicado a una de sus grandes pasiones, las motos, con despliegue específico de todas y cada una de las piezas, animación incluida. 

"Me informo en Google de toda el vocabulario más específico". Imprescindible para elaborar, por ejemplo, los artilugios que Julio Verne debió rumiarse cuando escribió Viaje a la Luna y Los hijos del capitán Grant. Otra de las especialidades de Fran es, sin duda, las editoriales. Cada una de las respectivas reediciones del mencionado autor cuentan con sus ilustraciones, presentes en la exposición de Alcoy. "En este caso, al ser libros para adolescentes, los trazos son muy descriptivos y definidos". Desde editoriales inglesas, el Grupo SM o Vicens Vives, Marfil, incluso una firma de Brasil, recientemente, se han fijado en su talento. Aunque, sobre todo, trabaja con Bromera, visible en otra de las paredes de la sala de exposiciones, con quien prepara un último proyecto, como novedad, surgido a raíz de una propuesta suya. "Me llama la atención que pensemos que a los niños les gustan las cosas mal hechas, mal dibujadas. Es un mito que intentemos imitarlos en los libros; ellos solo saben hacer eso por mera limitación. Creamos cuentos para niños pensando en sus padres". Qué mejor arma la suya, por tanto, que las diagonales perfectas para contar a los más pequeños qué fue La batalla de Almansa de la manera más amable posible, en esta ocasión, en el penúltimo libro de Bromera.

"CREAMOS CUENTOS PARA NIÑOS PENSANDO EN SUS PADRES"

Fran Parreño ha logrado en su ciudad natal algo que le parecía impensable: pensar la ilustración a modo de exposición. Una ciudad, por cierto, donde ha dejado huella: ha ganado tres veces el cartel de la famosa Cabalgata de los Reyes Magos, el de Moros y Cristianos del año 2004 y las ilustraciones de Tirisiti y demás personajes del Nadal Alcoià que dan la bienvenida en el Casal del Nadal llevan su firma. En el último apartado de su exposición, un cajón de sastre, como él mismo confiesa: desde cartelería, hasta ilustraciones para el papel de fumar Pay-Pay, o sus trabajos impecables de su trabajo en la asignatura de Anatomía Artística. "Los músculos que te hacen vomitar no sirven para dibujar; son los que afectan a la morfología exterior y a los huesos los que me interesan". Eso sí, todas, absolutamente todas las vísceras son las que remueve el trabajo del artista polifacético Fran Parreño, quien promete volver a Alcoy el año próximo con una exposición en el nuevo espacio de la Fundación Mutua de Levante. Mostrando entre bambalinas, desde otro enfoque, la maravillosa profesión que significa ser un ilustrador comprometido con su trabajo.

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