vals para hormigas  / OPINIÓN

Esto no es una huelga de antropólogos

23/03/2022 - 

Ya saben que el último alijo de certezas lo perdí en el fondo del mar escapando de las guardias fronterizas. Esas que te esperan enarbolando una imposición y pidiendo un pasaporte que no sé dónde está. Que nadie espere, por tanto, que vaya a dar una opinión nítida sobre el asunto de la huelga de transportistas, entre otras cosas porque no creo que exista. Creo más bien que esta columna se va a parecer a la película Zodiac, de David Fincher. Vamos a reunir pruebas, vamos a relacionarlas con un par de sospechosos y voy a dejar que sean ustedes quienes identifiquen al asesino. Si es que encontramos el cadáver.

En primer lugar, creo que en la mayor parte de sus preocupaciones y demandas, los camioneros tienen razón. Han transcurrido casi dos años en los que ellos han sido uno de los pocos colectivos que no ha frenado su actividad durante la pandemia. En verano alcanzaremos un año, aproximadamente, de explosión consumista en la que han tenido que trabajar a destajo para dar abasto a nuestras necesidades y caprichos. Han padecido las consecuencias del Brexit y les ha tocado esperar bajo la lluvia británica, atmosférica y política. Y ahora, como todos, sienten en la transmisión de sus vehículos el nefasto influjo de Putin, que no hace más que obligarles a dar volantazos. El combustible está por las nubes y, por muchas velas que le pongamos al barril de Brent, no hay previsiones de que vaya a bajar tan rápidamente como subió. En lontananza se divisa un regreso triunfal de los peajes de autopista. Y la economía global nos va encerrando en callejones sin salida.

También comprendo que estén atacando posiciones estratégicas. Una huelga se tiene que notar o no es huelga. Las únicas que no zancadillean el avance de un país son las del ámbito de las Humanidades. Qué se yo, una huelga de antropólogos, de filólogos clásicos, de historiadores del arte, cosas así. Quizá se notaría algo más una de periodistas, pero en casi 25 años de oficio, aún no he vivido ninguna. Así que es normal que los transportistas ataquen los suministros básicos. Cabría esperar el establecimiento de algunos servicios mínimos, en especial en el reparto de productos procedentes de pequeños proveedores, tan ahogados como ellos y pendientes además de los recibos de la luz y el gas. Y, por supuesto, que se desechara de una vez por todas la violencia en los piquetes. Como en todos los órdenes de nuestra existencia.

Lo que no se entiende tan bien es la contradicción. Es lo interesante de las contradicciones, por otra parte, que no se entienden bien. No se puede pedir ayudas públicas, no se puede denunciar que los 500 millones negociados por el Gobierno para el sector solo van a llenar los bolsillos de las grandes corporaciones, y luego acusar al Ejecutivo de comunista. De intervencionista, vamos. Es lo mismo que criticar que el cine recibe apoyos desde la tauromaquia o el latifundismo, ambos forrados a subvenciones. O que esperar que la derecha no vaya a muscular las finanzas de los grandes empresarios. O confiar en que construyan algo los que solo proponen destrucción. Es verdad que Pedro Sánchez y su equipo no siempre reaccionan a tiempo y no siempre reaccionan bien. Lo del Sáhara lo vamos a tener que leer con un diccionario al lado. Y también es cierto que parece haberse instaurado una corriente artística consistente en que no puedes criticar a los de tu bando. Proteccionismo abstracto. El Gobierno debe aportar soluciones aunque lidie en un contexto como el actual. Pero también hay que reconocerles los ERTE, la reforma laboral, la subida del SMI o la lucha por los fondos europeos. A ver si, por una vez, en este país sabemos llegar a un consenso. Y, de paso, se acaban de una vez los momentos históricos.

 

@Faroimpostor

Noticias relacionadas

next
x