Hoy es 23 de diciembre

vals para hormigas / OPINIÓN

Este miércoles cualquiera

27/12/2023 - 

Es verdad que el calendario es inexorable y previsible, pero de vez en cuando se presta a juguetear con nosotros. Supongo que es consciente de que demasiada rutina convertiría las semanas en una conducción por autopista, que acaba aburriendo. Por ejemplo, la festividad de Reyes Magos de 2024 cae en fin de semana, con lo que en La Canyada estaban preparados para recibir unas cuantas visitas más para la puesta en escena de su auto sacramental. Y justo dos semanas antes le toca la lotería de Navidad a medio pueblo. El presidente del patronato que se encarga de la representación, Moisés Barceló, contaba que reforzará el equipo de sonido y que habilitará un par de carrozas más para que el espectáculo exhiba el poderío que da un premio económico. Pero, sin duda, habría venido mucho mejor en un año soso, con el día de Reyes en un anodino martes, para que el tercer premio vendido en una administración de la vecina Biar atrajera la gente que ni se plantea subir hasta la fría frontera con Valencia en vísperas de un día laborable. Pero así es el calendario, caprichoso con el azar.

Me ha tocado algo parecido. El último vals de 2023 suena un 27 de diciembre, quizá el día más modesto de todas las fiestas. Ya no es Navidad, todavía está lejos Año Nuevo. No es San Esteban, no celebra los Inocentes, no es víspera, sino transición. Y miércoles, encima, con lo que está ahí en medio, sin saber muy bien a qué dedicarse, como la ciudad de Alicante en el eje central de su provincia. Ni turística ni industrial ni todo lo contrario. Ni playa ni montaña ni todo lo contrario. Eso sí, los que visitan Benidorm pueden acercarse a ver el Belén de récord Guinness, los residentes en Torrevieja pueden aprovechar para renovar el carné de conducir y los ilicitanos se quedarán en Elche, que bastante tienen. En todos los sentidos. También puede uno bajar desde Alcoy, conducir por el Paseo de Soto, que ya está abierto, y dirigirse hacia el Polígono de las Atalayas, donde no sé si la no-rotonda es un plan redondo para llevar a los niños mientras se ultiman los regalos de Reyes. Al menos luce el sol, que es lo menos que se le puede pedir a un miércoles, 27 de diciembre. Y a Alicante.

Así que, con toda una semana por delante en la que el siglo XXI puede intensificar su parecido con lo peor del XX, no me queda más que aventurarme por el movedizo terreno de los deseos para el año que viene. El mapa, no obstante, es fácil de trazar. Que el año que viene encontremos caminos desbrozados para cualquier parte a la que nos dirijamos. Que allá donde se vadee un río, haya un puente que nos facilite el itinerario. Que las fronteras no sean más que lo que son, un rayajo entre países dibujados sobre un folio en blanco, para que no tengamos dificultades a la hora de encontrar la equis que marca el tesoro. Y que cada cual descubra el tesoro que necesita, esté donde esté, consista en lo que consista. Que los dirigentes vuelvan a encontrar la brújula que nos saque del pasado, que el mapamundi se tiña de verde, que no nos sometan los algoritmos. Y que el calendario siga juguetón para llenarnos de asombros, al menos, una vez por semana. Incluso un miércoles cualquiera, como hoy.

Nos vemos en 2024. Sean ustedes felices.

@Faroimpostor

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