ALICANTE. El absentismo es uno de los problemas que más preocupan a las empresas por lo que supone de pérdida de horas de trabajo y su impacto tanto en resultados como en la calidad del servicio a los clientes. Y es un factor que está creciendo de forma muy importante: en 2022, nuestro país cerró con un índice de absentismo del 6,5%. Algo a lo que las empresas alicantinas no son ajenas.
Trabajar para reducir esa tasa es fundamental para las organizaciones de la provincia, y también lo es para las áreas de recursos humanos que, a través de la mejora de este indicador, pueden mostrar claramente a la dirección de la sociedad una aportación directa a la cuenta de resultados del área de personas de la empresa.
Esta ha sido una de las áreas de mejora apuntadas en el XI Encuentro de Profesionales de Recursos Humanos, celebrado recientemente y organizado por el Club de las Buenas Decisiones de la Universidad de Alicante, en los que reúne a directivos y responsables del área de personal de empresas alicantinas, o con sede en la provincia, para debatir los temas más candentes en la gestión de personas y plantear soluciones desde su experiencia en sus propias empresas.
A la cita han asistido profesionales cualificados de empresas fundamentales de la provincia de Alicante, de diferentes tamaños y sectores, vinculados a la dirección de Recursos Humanos, para debatir en torno a los problemas específicos que hoy encuentran las empresas en su afán de competir en este entorno volátil, incierto, complejo, ambiguo, frágil, no lineal, frecuentemente incomprensible, global y cada día más digital.
En el observatorio han participado Isabel Hernández Muñoz, de Tintas Greis; Iván Plaza Giménez, de NTT Data Europa &Latam; Pilar Martínez Aparicio, de Damel; Pilar Ramírez Cuenca, de Mustang; Ximo Manzano, de Sprinter; Conchi Castelló, de Aludium; Gonzalo Ortiz Poveda, de Banco Sabadell; Amaia Santiago, de Med Hoteles; y Joseba Andoni Uriarte, de Pompadour Ibérica. Junto al Decano de la Facultad de Económicas Raúl Ruiz Callado y la Vicedecana de la Facultad de Derecho Carolina Blasco y bajo la coordinación del director del Club de las Buenas Decisiones de la UA, el profesor José Luis Gascó.
Los participantes en la mesa también debatieron en torno a otro tema muy relevante en estos momentos: la captación y, sobre todo, la retención del talento. Sin duda un asunto fundamental para el avance de las empresas, que crecen sobre la tecnología, la innovación, la calidad de sus productos y su adecuación a la expectativa de sus clientes, incluso sobre la velocidad que la empresa es capaz de imprimir a su puesta a disposición de los clientes (el ‘time to market’) y, sobre todo, sobre la capacidad y el compromiso de sus empleados que, si no perciben a su empresa como próxima y ocupada en su desarrollo desde el momento mismo de su incorporación, pueden terminar saliendo (los mejores siempre tienen oportunidades) provocando un problema importante para la compañía.
Los sistemas de evaluación del desempeño abordados como herramientas proactivas a favor del desarrollo del empleado tienen una función fundamental en esa retención del talento que explicaban los participantes. Estos aspectos, la capacidad y el compromiso del empleado, son imprescindibles para la competitividad de la empresa, lo que exige plantillas en proceso continuo de formación y desarrollo personal y profesional con participación de la empresa, tal como exige el mundo actual en situación permanente de cambio. En la apertura, Raúl Ruiz, decano de Económicas rememoraba a Nelson Mandela cuando decía que “la formación tiene la capacidad de ser la palanca que motiva el cambio”, así como a Benjamin Franklin, quien aseguró que “la inversión en conocimiento es la que mejores rendimientos da”).
Pero ese compromiso, apuntaron los ponentes, debe ser necesariamente compartido: de la compañía con el empleado y del empleado con la compañía. Según los especialistas, la empresa debe facilitar los recursos para la actualización permanente y la integración de los empleados, y los empleados deberían mostrar disposición clara para aprender y aportar al progreso común.
En este punto, todos los participantes insistían en un tema que no por reiterado hay que obviar: hoy en el entorno laboral los idiomas son fundamentales; hablar correctamente inglés ya casi no es un plus, sino un requisito previo, al menos en puestos técnicos, comerciales, por supuesto directivos, y, en general, casi para cualquier puesto en la empresa, que la globalización es una realidad a la que se pueden poner matices, pero es imposible no reconocer. Y abordar cualquier nuevo puesto de trabajo desde la humildad, con empatía. La actitud, decían, es fundamental.
En el proceso de progreso profesional en la empresa debemos tener en cuenta que el empleado tiene que hacer todo lo que esté en su mano para crecer, consiga o no completamente su objetivo. La paciencia es importante y la formación, fundamental. La relación esfuerzo/recompensa se produce con frecuencia