En el Rico Pérez y en Fontcalent

ALICANTE. El Hércules lleva a cabo estas semanas tareas de resiembra tanto en el césped del estadio Rico Pérez como en el del campo de entrenamiento de Fontcalent. 

Al segado y aireado del terreno le ha seguido su abono con la variedad bermuda, más propicia para el calor de la época estival, todo con el objetivo de que ambos terrenos de juego en las mejores condiciones de cara a mediados de julio, cuando el equipo de Ángel García iniciará la pretemporada (este lunes se perfilarán los detalles de la misma, es decir, todo lo relativo a las fechas, escenarios y encuentros de preparación).

Sobre el verde del coliseo blanquiazul ya no queda rastro de las consecuencias de la celebración por parte de miles de aficionados del Real Murcia de su ascenso a Primera RFEF. 

Por lo que se refiere al campo de Fontcalent, el coste anual de mantenerlo ronda los 50.000 euros. Ese gasto unido a la falta de ingresos (el primer equipo blanquiazul ya militaba militar ya entonces en una categoría deficitaria) llevó al Hércules a abandonarlo de cara a la segunda mitad de la campaña 2016/17, una decisión que el club blanquiazul pagaría luego caro (fundamentalmente en materia de lesiones)... pero es evidente que ha aprendido la lección. 

Contar con una alternativa al Rico Pérez para los entrenamientos tanto en la pretemporada como durante el curso es una herencia de la era Carmelo Del Pozo, quien en su día exigió a Enrique Ortiz y Juan Carlos Ramírez que el campo de Fontcalent estuviera disponible a lo largo de la campaña 2020/21, un objetivo que no se cumplió, pues hubo que esperar a nada menos que el pasado verano para ver a los jugadores blanquiazules, entonces a las órdenes de Sergio Mora, trotar sobre el mismo.