Desde que se inventó en Inglaterra en el año 1825, el ferrocarril ha sido uno de los principales impulsores de la vertebración territorial y del desarrollo y avance económico y social de los países. Estas dos son algunas de las contribuciones que ha realizado y realiza el ferrocarril como sistema de transporte. Otra es fomentar la ansiada recuperación de los países tras haber soportado graves crisis económicas o de inestabilidad. Así sucede desde comienzos del siglo XX.
Tras la crisis de 1929, Estados Unidos, otrora primera potencia ferroviaria mundial, debió reorganizar su ferrocarril ante la aparición de su principal competidor, el transporte de viajeros y mercancías por carretera, provocando que las compañías ferroviarias, inmersas en una pésima situación financiera tras la crisis, tuvieran que llevar a cabo nuevos proyectos para ser un transporte más eficaz y competitivo que el nuevo por carretera. Proyectos que impulsaron ligeramente la actividad de industrias y empresas, así como el empleo.
Al igual que en Estados Unidos, años después, varios países europeos tuvieron que ejecutar proyectos aunque en menor número, obligados por la crisis económica y de combustibles posterior a la Segunda Guerra Mundial. Es innegable la contribución del ferrocarril a la recuperación de los países en tiempos de crisis, incluso sin ser económicas. En situaciones de inestabilidad también lo hace. En 1973 y 1979 sucedieron crisis del petróleo a nivel mundial y en ellas el ferrocarril contribuyó a garantizar la movilidad y logística ante la falta de combustibles. Una década después, volvería a ser protagonista en la vertebración estatal de las dos Alemanias tras su reunificación y en la apertura de “la Europa del Este”, siendo el sistema de transporte que más contribuyó a conectarla con el resto de Europa.
La covid-19 ha generado una crisis económica mundial sin precedentes y una crisis social que nos ha obligado a trastocar nuestros modos de vidas, haciéndonos perder uno de nuestros bienes más preciados como es el empleo. Su magnitud no debe aminorar la contribución del ferrocarril a la recuperación. La Comunidad Valenciana es estación de inicio y lo es por la cantidad de proyectos que deben implementarse. No pueden ser guardados en un cajón o ralentizar el nuevo acceso ferroviario de Valencia capital y la mejora de su red de cercanías, la conexión de Alicante y Elche con el aeropuerto de El Altet, la adecuación a ancho internacional de la línea Alicante - Villena, la mejora integral de la línea Sagunto – Zaragoza, la conexión ferroviaria por la costa y las extensiones de líneas de MetroValencia y Tram de Alicante. Sin olvidar la implantación de plataformas ferroviarias intermodales de mercancías conectadas al Corredor Mediterráneo, uno de los proyectos ferroviarios europeos más ambiciosos y que vertebra nuestra tierra de norte a sur.
El efecto de la covid-19 en las arcas públicas complica la financiación de estos proyectos pero hay soluciones que lo permiten. Desde el año 2000, la Unión Europea impulsa entre sus estados miembros un nuevo modelo de ferrocarril en el que los métodos de gestión han experimentado importantes cambios. Uno de ellos son los Proyectos Públicos Privados (PPP), en los que las administraciones ferroviarias públicas permiten la participación privada para la financiación de infraestructuras de forma conjunta. La crisis económica generada por la covid-19 obliga a implementar este modelo de gestión. De no ser así, la capacidad financiera de los estados ralentizará la inversión en ferrocarriles durante años. Y esto no puede ocurrir.
Hoy más que nunca es necesaria la contribución del ferrocarril a la recuperación de las industrias, empresas y del empleo. Hay que seguir construyendo el ferrocarril del futuro y que es el de un corredor mediterráneo que nos permita estar conectados con Europa, el de las redes de cercanías que junto a metro y tranvía nos garanticen una movilidad más eficaz y sostenible, el que fomente la intermodalidad para que las mercancías sean transportadas con rapidez causando el menor impacto medioambiental y ahorrando en el consumo energético. Sigamos construyendo este ferrocarril cuyo recorrido pasará por el desarrollo, avance y competitividad de la Comunidad Valenciana para que circulen trenes que nos permitan recuperar el retraso en el viaje que a todos nos ha causado la covid-19.