ALICANTE. Hace falta remontarse a los años treinta y teletransportarse a los Estados Unidos para hablar de la cultura del derby sobre patines. Un éxito que, tras esfumarse en los setenta, regresa a Texas en los albores del nuevo milenio, como un símbolo implacable del feminismo. Es allá por el 2004 cuando la comunidad del roller derby toma verdaderamente asiento en la sociedad contemporánea, estableciendo su propio reglamento y gritando de nuevo por la importancia olvidada de la mujer en la vida.
Un reducto de esta pasión comienza a implantarse entonces en algunos rincones de la provincia, como Alcoy, pionera en hacerse pionera en tantas otras cosas. Hermes Vélez se erigió en aquel momento como capitán del equipo de mujeres de roller derby que se creó en la ciudad, a día de hoy inactivo. Él, sin embargo, continúa entrenando. De hecho, ha sido el primero en dirigir en los mundiales de este verano a una selección masculina, que se ha estrenado en este mundo con jugadores procedentes de varias modalidades del patín y que, junto a la femenina, les hizo volver de Barcelona con la plata y el bronce.
Y es que el roller derby nace a partir de un grupo de mujeres, por y para ellas, por tanto, invirtiendo la lógica que se ha tenido siempre en el deporte. Ha dejado de concebirse como un espectáculo de masas para convertirse en la mejor alternativa a los deportes tradicionales, como el fútbol, y en una filosofía de vida: “Es como una especie de juego de roll que permite a sus participantes sentir el aire del patín mientras golpean; pura libertad”. De hecho, existen juegos de mesa al respecto. El roller derby es, más que nada y sobre todo, una metáfora de la vida, como explica Vélez. “Surge de la necesidad de pertenecer a un grupo que lucha por lo mismo que tú. El deporte es una mera herramienta de esa reivindicación. Ocurre como en la vida: te golpean y te caes, lo que te obliga a levantarte. No hay quejas”.
Este fenómeno social comparte algunas coincidencias a lo largo del globo terráqueo: algunas de sus jugadoras no han practicado nunca ningún deporte, busca la inclusión, independientemente de la condición sexual, no depende de la forma física y defiende a capa y espada la visión más feminista de la sociedad, como aspecto prioritario. “El atractivo es crear una comunidad alrededor de un deporte que tiene un empoderamiento femenino, creado para mujeres”, insiste el entrenador. Sin olvidar algunos toques tribales, como puedan ser la música punk, rock y el estilo más underground.
Con cada partido, la escena sobre la pista ovalada que forman las cuatro blockers de cada uno de los dos equipos, a quien se suma su jammer –identificadas con una estrella en la cabeza-, sin olvidar a las pivots, recuerda maravillosamente a una concentración por la huelga feminista del 8 de marzo. ¿Por qué entendemos el roller derby como una manifestación social y cultural reivindicativa más que como un deporte? Lo más destacable es que las mujeres se pintan con marcas de guerra para ir, a eso, a la lucha.
De hecho, en esta ‘transformación‘, cada una lleva su reivindicación ‘tatuada’ en la camiseta. Barbie Killer, Mala Hierba o Killer Queen actúan a modo de eslóganes; algunos son nombres bélicos, incluso hay ejemplos de etiquetas de menosprecio y bullying hacia la mujer adaptadas con ironía. El objetivo es exclusivo: intentar intimidar a la jugadora contraria. A la misma que han defendido y atacado y a quien acabarán abrazando durante la cena y las cervezas, en el conocido como ‘tercer tiempo’. Una terapia de equipo que tendrá que superar, eso sí, otros obstáculos fuera de la pista, como el llamado derby drama, o lo que es lo mismo, pasar del amor al odio en una práctica donde las vísceras mandan.
El roller derby se mueve por comités, principalmente a través de la autogestión. Los equipos, tanto en mujeres como hombres, compiten desde hace varios años en la Copa de España organizada por la Federación Española de Patinaje. En España, se ha constituido la asociación ARDE, que aglutina a veinte equipos en la modalidad WFTDA y que este año organizó también su propio campeonato.
Por otro lado, la federación internacional, junto con la nacional, ha promovido los dos World Roller Games: el último, este verano, ha incluido por vez primera al equipo masculino, donde compiten otras disciplinas del patín. “Todo es roller derby”, explica Hermes Vélez. El alcoyano, tras entrenar a estos últimos, ha empezado esta temporada con el Club de Patinaje Ciudad del Turia, donde convergen distintas modalidades.