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A lo largo de la historia, han sido dos de las medidas con un mayor impacto

El papel del agua y de las vacunas en la lucha contra los virus y las pandemias

9/03/2021 - 

ALICANTE. Frenar y erradicar las invasiones víricas cuenta con dos aliados esenciales; tanto el agua potable, como las vacunas, forman parte esencial del material necesario para combatirlas. De hecho, ambas constituyen, probablemente, las dos medidas con mayor impacto y repercusión en la salud pública a lo largo de la Historia.

En plena era de la tecnología, tanto una, como otra, continúan siendo las dos medidas preventivas más trascendentes que existen ante cualquier amenaza vírica y tienen en común el hecho de haber evitado una cifra enorme e inimaginable de muertes.

El agua es el primer dique que los seres humanos situaron frente a los virus, tanto por su contribución a la hidratación humana, como por sus propiedades para la higiene y la limpieza. De hecho, el agua favorece la higiene, el saneamiento y la limpieza, mientras que las vacunas se encargan de consumar la inmunización colectiva (inmunización óptima de un grupo). El agua actúa de muro de contención; las vacunas son las que alejan definitivamente el peligro.

Este tándem se encarga, en definitiva, de mantener a raya algunas enfermedades que en su momento protagonizaron grandes invasiones víricas y que, sin su existencia, reaparecerían casi de modo instantáneo.

Viruela y otros virus

El británico Eduard Jenner, considerado el padre de la vacunación, concibió la primera vacuna para combatir la viruela en el siglo XVIII. Al parecer, venía gestando la idea desde su etapa como estudiante de Medicina, pero la vacuna no vio la luz hasta 1796, cuando Jenner inoculó a un niño una póstula de viruela.

La viruela es una enfermedad altamente contagiosa. El ser humano la ha combatido durante siglos, pero no fue hasta la década de los 80 del pasado siglo (más de 80 años después del descubrimiento de la vacuna de Jenner) cuando quedó erradicada como consecuencia de una campaña de vacunación global nunca conocida. Hoy, la viruela continúa sin tener cura y la vacuna efectúa una labor preventiva.

Esta enfermedad fue tan letal, que las cifras que dejó a sus espaldas resultan espeluznantes aún hoy. Sólo en el siglo XX, se calcula que cercenó la vida de más de 500 millones de personas, 10 veces más que la gripe española de 1918.

Balmis, un alicantino ilustre

Esencial en la difusión de la vacuna contra la viruela fue el papel del alicantino Francisco Javier de Balmis y Berenguer, médico personal de Carlos IV, a quien convenció de la importancia de difundir la vacuna en América. En una expedición que duró 3 años (finales de 1803 a 1806), la vacuna llegó a distintos lugares de América y Asia.

Aquella expedición, denominada “Expedición Balmis”, aún perdura en el recuerdo. De hecho, el Gobierno de España denominó ‘Operación Balmis’ en 2020 al dispositivo de despliegue militar para luchar contra la pandemia COVID-19, otra pandemia en la que el agua ha resultado de esencial utilidad hasta la llegada de la vacuna.

Otras vacunas

Tuvo que pasar un siglo (1885) para el descubrimiento de la vacuna antirrábica. Apenas dos años antes (1887) de que comenzaran las primeras pruebas de las vacunas contra el tifus. Y 7 años antes de que el ucraniano Waldemar Mordecai Haffnike preparara la primera vacuna contra la peste.

Al inicio de los denominados ‘felices años 20’ del siglo XX (1922), fue descubierta la vacuna contra la tuberculosis y, en 1937, muchos años después de la irrupción de la gripe española de 1918, apareció la primera vacuna contra la gripe.

Así, muchas son las vacunas importantes en la Historia, como la de la varicela (1973) o la hepatitis B (1976), sin olvidar la vacuna contra el meningococo B.

La inmunización que ofrecen ha salvado vidas y ha arrinconado a muchas de las enfermedades infecciosas que elevaron la mortalidad en tiempos pasados.

Hidratación

Sin embargo, absolutamente nada de lo anteriormente citado habría sido posible sin el papel que el agua y los avances en el saneamiento, la canalización y la potabilización han desempeñado a lo largo de los años.

El agua juega un papel esencial en la hidratación de los seres humanos, permitiendo que el organismo lleve a cabo las reacciones químicas vitales y ayudando a llevar a cabo el transporte de nutrientes en el organismo. Según los expertos, las enfermedades debilitan el organismo, que pierde mucha agua; por ello es esencial mantener la hidratación.

El agua es básica para mantener limpias las manos, consideradas como un potencial transmisor de virus y bacterias al tocar ojos, oídos, nariz o boca. También resulta fundamental para la limpieza del entorno en que habitamos.

La pandemia de COVID-19 ha puesto otra vez de relieve el papel esencial del agua, tanto por su contribución a la salud a la hora de su consumo, como por sus propiedades higienizantes.

Agua y vacunas continúan siendo, en definitiva, dos de los elementos esenciales en la lucha del ser humano contra los virus y las pandemias, contribuyendo a mejorar la calidad de vida de las personas y ayudando a que las condiciones de salud mejoren.

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