VALS PARA HORMIGAS / OPINIÓN

El mes de los impunes

5/06/2019 - 

Trata uno de despistarse cada vez que cruza las puertas de junio. Y aunque la realidad casi nunca da buenos titulares, he de reconocer que esta vez nos lo ha puesto fácil. Trump se mueve por el damero de ajedrez de la política internacional como una canica de hierro. Europa roza ese punto de sazón en el que podría desgajarse como una mandarina reseca. Y el fútbol ya pertenece a esos individuos con el pelo grasiento, gafas de ver y camisas de rayas con bolsillo que se sitúan en las orillas de las casas de apuestas, casi siempre en barrios marginales, con un cigarrillo en la boca y una libreta de usuras. Las apuestas deportivas van a roer más de una generación y más de un salario indigno como si fueran porciones de queso. Naranja, que es el corresponde a los deportes en el Trivial, claro.

Y luego están los pactos políticos, que empiezan a parecer esas puntuaciones de patinaje artístico en las que se eliminan las valoraciones de los extremos. Por arriba y por abajo. Los españoles hemos pedido que los partidos constituyan mesas de debate, que es una de las dos maneras en las que se negocia en esas cumbres, y los respectivos cancilleres solo han entendido la mitad del mensaje emitido. En vez de debatir cuestiones programáticas, andan jugándose los mandos de la nave como si sus cargos no conllevaran una responsabilidad implícita. Los planes de estudio deberían incluir fuertes medidas para tratar de erradicar las nuevas adicciones del nuevo siglo, pero los estatutos parlamentarios, en cualquier ámbito de influencia, deberían legislar para tratar de impedir que se enquisten las viejas tradiciones. Da la impresión de que los únicos que han entendido de qué va la cosa son los miembros del PNV, que van a las reuniones con exprimidor. Las instrucciones del juego, según los últimos resultados electorales, no consisten, precisamente, en apostar cuántos córners va a cabecear Albert Rivera, cuántos remates va a atajar Pablo Casado o si Pedro Sánchez va a continuar jugando de falso nueve. Sino en optar por el 4-3-3 o el catenaccio.

Pero llega junio, decía al principio. Y en Alicante, pese a que el bastón de mando aún no tiene un dueño legitimado, ni siquiera probable, aquí se está en otras cosas. Es el mes de las tiranías y las impunidades. Del fuego y la pólvora. Del hastío de buena parte de la ciudadanía, que prepara sus maletas o sus negocios para el cese completo de cualquier actividad que no dicte el soviet supremo de las fiestas. En breve, Alicante volverá a ser Tiananmen y toda disidencia será aplastada con tanques de cartón piedra, en plena calle y a la luz del día. Se cuelgan banderas del Hércules, ¡del Hércules!, en el ayuntamiento de todos y se descuelgan porque lo dicen ellos. Se lanzan mascletás en Luceros, a pesar de que la fuente está a un soplido de convertirse en una ensaladilla de recuerdos, porque lo dicen ellos. Reciben ayudas, acceden a concejalías, fomentan exilios y reparten carnés de alicantinismo porque lo dicen ellos. Son así, intolerantes y expansivos como un ejército de nieve.

@Faroimpostor

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