El mensaje

24/12/2019 - 

Quién nos lo iba a decir tras la derrota contra el debutante Fuenlabrada (0-2) en la jornada inaugural. Con los problemas con el límite salarial, que dejaron un plantel con 19 fichas profesionales más Óscar Gil, en ese momento un melón por abrir. O cuando llegaron las dos derrotas consecutivas sin marcar ante Sporting (0-1) y Huesca (2-0). Pero el Elche y el franjiverdismo cierran la primera vuelta del campeonato y el año 2019 con una sonrisa de oreja a oreja.

Octavo con 31 puntos en 21 jornadas. A tiro del 'play-off' y bien lejos del descenso. Incluso a una distancia accesible respecto al ascenso directo. Como segundo mejor visitante de Segunda, con unos números similares al Elche de los ‘récords’. Una derrota en las ocho últimas jornadas. Y con sensaciones de crecimiento individual, en jugadores como Gonzalo Villar, Josan, Ramón Folch, Yacine y Edgar Badia, que repercuten en el buen rendimiento grupal. Por supuesto que hay aspectos que mejorar, como los resultados en casa, la gestión de ventajas o dejar de ser el equipo con menos remates realizados y más remates concedidos. Pero la tendencia es alcista.

Con la permanencia bien encarada, pero ni mucho menos sellada, el equipo ha podido ganarse la licencia para soñar con cotas ambiciosas. Y la afición, el derecho a ilusionarse con ver a su equipo luchar por subir a Primera esta temporada. Y la prensa, que nosotros también formamos parte de esto. Ante la ola de positivismo, Pacheta subraya su mensaje inamovible: primero, garantizar el objetivo primordial de la permanencia; después, "soltarlo todo" para ir a por todas. Con la máxima ilusión y sin obligación.

"Hacer 31 puntos con este equipo tiene un mérito tremendo. Vamos a seguir mirando hacia abajo. Como miremos hacia arriba, nos vamos a meter una hostia. Si conviertes la ilusión en obligatoriedad, se baja el telón", son algunas de las frases del entrenador burgalés tras la victoria en Albacete. Mi impresión es que estas expresiones van más dirigidas a la nueva propiedad, es decir, a Christian Bragarnik y sus socios, que al entorno.

"Si me exigen un cambio de objetivo por dos fichajes, no lo voy a admitir. Si me cambias el objetivo a medio año, nos estamos equivocando de pies a cabeza", fue un claro aviso en su primera rueda de prensa tras el cambio de dueño en el club. Si llegan refuerzos que, a priori, mejoren la plantilla, entiendo que la exigencia debe ser mayor. Aunque sin que suponga la obligación de ascender. Por ejemplo, sí vería lógico pedir alcanzar los 50 puntos con algunas jornadas más de antelación.

Comprendo que este mensaje de Pacheta suene poco ambicioso y repetitivo. Incluso cansino, como sus constantes ‘flores’ a los rivales. Pero prefiero un entrenador comedido a uno que eche las campanas al vuelo a la mínima. Un mensaje con el que comulga la plantilla, que mantiene los pies en el suelo y sólo piensa partido a partido. Al menos, eso muestran de puertas hacia fuera.

Aunque las sensaciones son bien distintas, la experiencia del último descenso a Segunda B del Elche siempre debe estar presente para mantenerse alerta. Y ahora se ve todo bonito e ilusionante tras una victoria antes de Navidad. Pero si llegan dos derrotas seguidas en Liga, volverán a rebajarse las aspiraciones. Ya ocurrió con los tropiezos ante Sporting y Huesca después de la victoria meritoria en Girona.

Otro aspecto que me hace pensar que los mensajes de Pacheta van dirigidos a la nueva propiedad es que la mayor parte de la afición conoce las limitaciones y lo que puede reclamar a la plantilla. Y sabe de dónde viene, de estar en Segunda B hace año y medio.

Si llega el caso de que, por ejemplo, el Elche alcanza los 50 puntos a ocho jornadas del final, tendrá ilusión por subir a Primera, pero ni mucho menos lo convertirá en una obligación. Eso sí, exigirá ambición por intentarlo. Algo que pudo faltar con Rubén Baraja como entrenador.

Como estamos en fechas navideñas, época de buenos deseos, quiero exponer uno de los míos para el próximo año. Me gustaría que Pacheta y este grupo de jugadores, en especial los ‘héroes’ que quedan del ascenso a Segunda, vivan un Martínez Valero lleno. Ya saben qué tienen que hacer para conseguirlo.

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