Me pongo a escribir cuando aún estoy con el subidón consecuente a la cena que organizó el viernes la Asociación de Empresarias, Profesionales y Directivas de la Provincia de Alicante, Aepa. Esta Asociación, con casi trescientas asociadas y presidida por su líder incombustible y prima inter pares Marcela Fernández, que con su equipo la ha llevado a un siguiente nivel, es actualmente uno de los referentes de más peso en nuestra provincia en el ámbito empresarial. Una vez Coepa pasó a mejor vida, y sin perder de vista a la Asociación de la Empresa Familiar de la Provincia de Alicante, Aefa, ni a la Cámara de Comercio, u otras relevantes asociaciones, como la del Terciario Avanzado, Aepa ha ocupado por derecho propio el espacio que le corresponde, en el asociacionismo alicantino. Allí vi a tanta gente interesante que me van a permitir que nombre solo a unas pocas, como muestra de la reunión tan importante que tuvo lugar. En la mesa 8, en la que estuve, organizada por la traductora jurada Josephine Riquelme, estuvieron Vanesa Amat, abogada; Esther Antolín empresaria; Paloma Rodríguez, empresaria; Xesco Ballester, empresario; Carmen Sánchez, funcionaria; Montse Llorens, abogada y asesora; Eva Patricia Mancheño, joyera; Ángela Sánchez, catedrática de la UMH; y María José Garrido, empresaria. Asistieron a la cena, entre otras personalidades, el president Carlos Mazón, que trajo un discurso fresco y casi diría que triunfalista; la consellera Nuria Montes, la concejala de Comercio y Hostelería de Alicante Lidia López; las abogadas Gracia Morena, Anastasia Pérez Román, Inés Abad y Gloria Pareja; la decana del Colegio de Procuradores y Cartera Real de los próximos Reyes Magos de Alicante Pilar Fuentes; las empresarias Rosana Perán, Francis Carbonell, Itzíar Pérez, Victoria Ramos, Maritxu Rubio y Raquel García Castellano; la directora de la Cámara Hispano Sueca, Anna Fransson; la presidenta de Avecal, Marián Cano; Loreto Cantó, de la Agencia de Desarrollo Local; las doctoras Carmen Pomares -que recibió el premio al Emprendimiento y a la Innovación- y Estrella García Martínez, pediatra. El premio a la trayectoria empresarial fue para Mari Carmen Roque, co-fundadora de Actiu, que estuvo arropada por toda la familia Berbegal Roque, en un momento tan emotivo para ella. Y a esto añadiría un largo etcétera, sin olvidarme de Asun Martínez, de AGBAR, que recibió el premio a las Mujeres que cambian el mundo, entre otras premiadas y asistentes; pero no quiero dejar de citar a las jóvenes emprendedoras fundadoras de la empresa Cocolate, premio al Talento Joven, que nos dejaron a todos enamorados con su sencillez y determinación.
Enhorabuena a las premiadas, porque un reconocimiento siempre es de agradecer y un motivo de júbilo, aunque ya sabemos todas las demás asistentes, como dice el gran psicólogo Walter Riso, que el primer reconocimiento nos le hemos de dar cada uno a nosotros mismos. Estoy enganchada a sus vídeos, se los recomiendo vivamente.
En el momento cumbre de su discurso, Fernández subrayó la importancia de no imponer el feminismo como un concepto extremista, sino que defendió la igualdad como algo esencial de la sociedad: "En Aepa nos enfocamos en la colaboración alejándonos de conceptos radicales, y trabajamos juntos, hombres y mujeres, para construir un mundo más justo y equitativo, fortaleciendo empresas a través de la diversidad, entendiendo que no son conceptos opuestos, sino complementarios". Considero que es momento de estar en Aepa, para generar sinergias entre las mujeres, apoyarnos entre nosotras y tener de faro y guía ese referente que es tan necesario no perder de vista siendo empresarias, y profesionales, por las dificultades y el esfuerzo que sabemos todas que necesitamos realizar en nuestro día a día, para poder llevar adelante toda nuestra vida -trabajo, casa, hijos, pareja, aficiones y cuidado personal. Es difícil cumplir con todo ello no dejarnos nada atrás.
Todas las personas estamos llamadas a cambiar el mundo, dentro de nuestras posibilidades, aportando a tal efecto el granito de arena que cada una seamos capaces de ofrecer en la justa reivindicación de ese feminismo tranquilo que defiende Marcela Fernández, y al que llevo adherida desde siempre. Porque tenemos que conseguir el sueño de la igualdad los hombres y las mujeres, juntos. Ojalá llegue un día en que no sean necesarias más reivindicaciones de equiparación de las mujeres. Un día en que sea real la igualdad entre hombres y mujeres y los días ocho de marzo se conviertan en un día cualquiera, porque ya no exista discriminación salarial hacia muchas mujeres, y podamos acceder a todos los recursos en igualdad de derechos y oportunidades que los hombres. Las asistentes a este evento de Aepa somos, la inmensa mayoría, unas auténticas privilegiadas. Si yo hubiera nacido hace tan solo cien años no habría podido montar mi propio despacho de abogada, ejercer mi profesión, tener cuentas bancarias, comprar una propiedad inmobiliaria y decidir autónomamente mi propio destino. Seamos conscientes de que hoy día sigue habiendo muchos países en que las mujeres están sometidas a una tiranía absoluta, que les impide poder recibir educación, conducir un coche o tomar sus propias decisiones. No es, obviamente, el caso de nuestro país, pero no podemos olvidarnos de ellas en un día festivo como el del viernes, de esos millones de mujeres que no tienen los mismos derechos y oportunidades que nosotras.