Cabecera de la manifestación de Alicante. Foto RAFA MOLINAALICANTE. Si la duda era saber si el movimiento feminista mantenía su trasversalidad en este 8M, a menos de dos meses de las elecciones autonómicas y generales, la respuesta es sí: el feminismo sigue siendo un movimiento alejado de las siglas políticas, a tenor de lo visto y expresado por miles de manifestantes -90.000, según los convocantes; el año pasado se cifró en 40.000 personas el número de manifestantes en Alicante- que este viernes se dejaron ver por las principales calles de Alicante para reclamar igualdad entre hombres y mujeres. Ni si quiera el lejano aliento de la sentencia de La Manada, que espoleó al movimiento morado en 2018, ni la politización del debate sobre cómo afrontar la violencia de género y las dudas sobre las estadísticas de la víctimas -azuzado por la extrema derecha-, ha cambiado ni el carácter reivindicativo de las mujeres ni la intensidad de la protesta. En todo caso, quizás con más presencia en la calle y con un mayor grado de seguimiento en la huelga convocada.
El motivo siguen siendo el mismo, al igual que la trasversalidad del movimiento: gente de todas las edades -aunque sorprende y mucho la juventud de las manifestantes-, procedencias, diversidad de colectivos (estaba el colegio de abogados; el movimiento de personas sordas, profesores, etc...)...además de los clásicos, los sindicatos y los partidos políticos con representación parlamentaria, a excepción del Partido Popular, que ya anunció que no participaría en este tipo de actos por considerarlos politizados, y de Ciudadanos, a cuyos representantes no se vio por la protesta.
Todos ellos partieron desde 19 horas de la Avenida de la Estación de Alicante hasta la Rambla Méndez Núñez. Pasadas las 20:30 horas, todavía discurría gente por la Avenida Alfonso El Sabio , mientras la cabecera ya había llegado al principio de la Rambla. Y a lo largo de este continuo caminar de gente, pues todo tipo de intensidades: de la consigna permanente de la cabecera al silencio más respetuoso unos metros más atrás, a otra vez los gritos de las más jóvenes, o la presencia intensa del morado por las banderas repartidas por los sindicatos. Pero en todo momento, mensajes de reivindicación, por la igualdad plena, contra la brecha salarial, contra la sociedad del patriarcado, etc... Y todo secundado por una público intergeneracional: a las manifestaciones de la 8M va la abuela, la nieta, el hijo, los recién nacidos con carrito o la niña, con el chándal uniformado del colegio. Y algunos, con los colores morados pintados en las mejillas, cual seguidores de la selección feminista.
Cuando todo ese tropel paseaba por Alfonso El Sabio -la cola cerró el desfile sobre las 20:45 horas-, ocho voces femeninas leían el manifiesto en la Rambla. Y este sí que tuvo carga ideológica, como la cabecera y el final de la manifestación -por donde anidaban los partidos políticos-. Las parlamentarias prometieron no dar ni un paso atrás en la lucha contra la Violencia de Género; expresaron su rechazo a la modificación de la Ley del Aborto, y a los vientres de alquiler. También clamaron contra la discriminación laboral, reclamaron políticas de conciliación y exigieron coeducación en todos los ámbitos.
Y para finalizar, las lectoras del manifiesto hicieron público el decálogo de medidas que consideran imprescindibles, que la "ola feminista que está en las calles de Alicante debe hacer oír y exigir". Entre las medidas, insistieron en la eliminación de las brechas laborales de género, en especial la brecha salarial y la precariedad en el empleo; la conciliación; la dignificación del trabajo doméstico; acabar con la segregación laboral; igualdad en reconocimiento y representación; reclamar la puesta en marcha de todas las medidas del Pacto de Estado contra la Violencia de Género, con su correspondiente dotación presupuestaria, en especial a los operadores jurídicos.
