ALICANTE (EFE). El diseñador alicantino Antonio Alvarado ha sido galardonado este martes con el Premio Nacional de Diseño de Moda 2021 que otorga el Ministerio de Cultura y Deporte, dotado con 30.000 euros. El jurado ha reconocido al premiado "haber abierto, a lo largo de su trayectoria, el camino a generaciones de diseñadores al abordar temáticas sociales que han cobrado una nueva dimensión en la actualidad, tales como la identidad o la sostenibilidad". También ha valorado "su capacidad de representar toda una época a través de su estética irónica y transgresora, así como su condición de figura clave como puente entre las corrientes y escenas más innovadoras de Madrid y Barcelona".
El Premio Nacional de Diseño de Moda recompensará la meritoria labor del galardonado en el ejercicio de las diferentes actividades y manifestaciones propias de su ámbito cultural, bien como reconocimiento a la obra o actuación hecha pública o realizada durante el año 2020, bien en casos debidamente motivados, como reconocimiento a una trayectoria profesional. Antonio Alvarado (Pinoso, Alicante, 1954) pertenece a la generación que cambió la imagen internacional de la moda española en los años 80. Considerado un "enfant terrible", con sus propuestas aclamadas por la prensa internacional, fue uno de los protagonistas de la renovación de la moda española tras la transición.
Figura clave en la Pasarela Cibeles, participó en su primera edición de 1984 y, desde entonces, y hasta la edición de febrero de 2011, de manera intermitente. Desde los primeros años de su carrera colaboró con el mundo de la música como diseñador de cabecera de muchos de los artistas del momento como Alaska, Mecano, Luz Casal, Bernardo Bonezzi, Tino Casal, Jaime Urrutia o Rocío Dúrcal, Carmen Maura, Antonio Banderas o Miquel Barceló.
Sus diseños han aparecido en diferentes producciones de cine, entre las que destaca el vestuario de Las Edades de Lulú, de Bigas Luna, y los trabajos de Fernando Colomo, Enrique Urbizu y Fernando Trueba. Pedro Almodóvar también contó con él para el vestuario de Matador, La Ley del Deseo, Mujeres al borde de un ataque de nervios, Tacones lejanos, Kika y La flor de mi secreto. También fue el responsable de estilismos para producciones televisivas como La bola de cristal. Fruto de este éxito fueron sus participaciones en desfiles en Milán, Berlín y Múnich.
En 1997, Alvarado se trasladó a Barcelona, donde se integró en el circuito de la moda catalana de la mano de Antonio Miró. En 1999 fue nombrado presidente de la asociación ModaFAD, que dirigió hasta 2003. En 2002 creó la empresa Alivio&Co y un año más tarde firmó un acuerdo con Globaltex para producir su colección prêt-à-porter femenino, además de concederles la licencia de fabricación de la marca Antonio Alvarado para el mercado europeo. A partir de su retorno a Madrid, entre 2004 y 2010, Alvarado retoma su participación en la pasarela Cibeles cosechando grandes éxitos de crítica con las colecciones "Excuse me", "SOS" O "Motel". Próximamente, el Museo del Traje inaugurará una exposición retrospectiva dedicada a toda su carrera.
"Mereció la pena mientras duró"
El diseñador Antonio Alvarado, galardonado este martes con el Premio Nacional de Diseño de Moda 2021 que otorga el Ministerio de Cultura y Deporte, ha declarado a Efe que merece la pena dedicarse a una profesión con "pasión, la peor de las drogas". "Mereció la pena mientras duró", ha dicho el diseñador en una entrevista este martes con Efe, que abandonó el diseño de moda hace diez años. Para el creador alicantino la moda es una forma de expresión: "Lo he hecho con los títulos de mis colecciones que tenían que ver con mis sentimientos, he escrito una novela con ellos. No he sabido expresarme de otra manera".
Inconformista, transgresor y visionario hizo de la sostenibilidad el eje de su diseño y de las prendas sin género una apuesta por el futuro, pero hasta este martes, cuando el Ministerio de Cultura le ha otorgado el Premio Nacional, solo había obtenido galardones en Burdeos y Múnich. "Me ha encantado la llamada del ministro", confiesa exultante cuando le ha comunicado el premio. "Es un reconocimiento a una vida de 40 años dedicado al diseño, que no ha sido fácil", a pesar de que su familia siempre le apoyó. "No me ha salido mal", asegura sin nostalgia.
Antonio Alvarado (Pinoso, Alicante, 1954) ha reconocido sentir "mucha satisfacción por la gente que ha creído en mí". Recuerda que era el más joven del equipo cuando empezaba, para después pasar mucho tiempo dedicado a traspasar conocimiento a las nuevas generaciones. "Aunque algunos solo buscan en la moda notoriedad".
En sus comienzos -rememora-, "a veces no me tomaban muy en serio. La suerte es que sabía cortar, coser y patronar y sabía lo que quería", dice rotundo este diseñador que lleva alejado del mundo de la moda diez años, aunque no ha abandonado el diseño destinado a la decoración de interiores, pues colabora con la empresa de su hijo, Mosaista. "Cuando no tienes mucho más que dar es necesario saber apartarse y dejar que la vida pase, porque el frasco de las esencias muchas veces se evapora", comenta en referencia a su despedida.
Se queja de la tensión que se vivía dentro de la moda, donde la pretensión no era "la creatividad sino cubrir el hueco que la demanda exigía, no solo del público sino de los propios distribuidores". Crítico con el sistema, "una marca está muerta si cada seis meses no presentas una colección", indica que la presión "ha dejado muertos por el camino". "Si no gustas, no existes", señala, y añade que lo que diferencia la moda del resto de las artes es que no es acumulativa: "Si una colección no funciona, supone un fracaso empresarial que nadie te va a distribuir".
La sostenibilidad, el objetivo de la moda actual, no es para él ningún secreto. "Llevo toda mi vida apostando por ella", comenta quien ofreció una colección creada a partir de tejidos de toallas, que se utilizaban en los baños públicos, y de los paños de cocina de las existencias del madrileño hotel Palace, de algodón "exquisito", remarca. "Hay que darle forma a lo que tenemos. Eso es evolucionar una buena base de tejido. No requiere más que le añadas un buen diseño para que no parezca lo que es. Una manera de rehabilitar materiales formidables", advierte.
En esa misma línea, señala que nunca sintió necesidad de dividir sus prendas por géneros: "Soy normal, no he descubierto nada. Lo que no he tenido nunca son prejucios, me parece unan perdida de tiempo", dice de una época en la que señala que no había miedo al ridículo, ni la búsqueda de la popularidad inmediata, ni una creatividad absorbida por mucha información.
Su primera colección, "Baja costura", ya apostaba por los escotes asimétricos y hombros al descubierto en diseños masculinos. Aunque la más reconocida fue la llamada "Tacón Amargo", con la que se despidió de la pasarela. Este representante de la Movida madrileña cerró su taller de costura en 1997. Alvarado fue rompedor incluso a la hora de elegir el lugar para presentar las colecciones: la discoteca Joy Eslava y la sala de conciertos Rockola fueron dos escenarios, entonces inusuales, para mostrar sus propuestas.
Vestir a sus amigos era una de sus pasiones y ellos correspondían con un alarde de gracia, como fue el caso de Alaska, modelo de su colección otoño-invierno 1991 en la pasarela Cibeles, en la que el creador participó desde sus inicios. Luz Casal, el grupo Mecano, Fabio McNamara o incluso Rocío Dúrcal eran algunas de las celebridades que utilizaban sus diseños dentro y fuera del escenario, piezas de costura pulcra, que transmitían una gran necesidad de cambio y un lenguaje propio. Prueba de ello fue la camisa que creó para Antonio Banderas en "La ley del deseo" (Pedro Almodóvar, 1986).
Denuncia que los diseñadores son artistas excesivamente expuestos: "Creo que hice muy bien en retirarme". Un momento a partir del que asegura -divertido- que empezó a disfrutar de la cocina, de su huerta y a disponer del tiempo que la pasarela no le permitía.