El Alicante no esconde su "decepción" con la RFEF y la Administración por tener que exiliarse a Alcoy

ALICANTE. El CFI Alicante disputa este miércoles su primera eliminatoria de Copa del Rey en su corta historia vida. Será nada menos que frente al Real Betis, un rival de LaLiga Santander al que, pese a ser el equipo local, se medirá en el estadio El Collao de Alcoy por la falta de infraestructuras disponibles en la capital de la provincia y la indolencia de los políticos (locales y autonómicos). 

Una vergüenza de la que serán testigos todos los aficionados al fútbol, pues el cruce ante el Real Betis será televisado para toda España y parte del extranjero por DAZN, y consecuencia de que el campo Antonio Solana no pasase la inspección de la Real Federación Española de Fútbol (dicen que el problema era el penoso estado del césped, no obstante llevar un mes sin usarse) y tampoco la Administración fuera capaz de ofrecer una alternativa en la ciudad (el estadio Rico Pérez, para más señas, cuyo terreno de juego estaba en infinito mejor estado pese a que acababa de ser resembrado). Ya se sabe: "La Copa Mola", pero a algunos más que a otros. 

"La ciudad de Alicante merecía acoger un partido como este, pero no fue posible y tenemos que hacerlo a más de 50 kilómetros de distancia", decía el presidente del Alicante, Antonio García, respecto a lo sucedido con un "evento histórico para la entidad y la ciudad". El cabreo en el club celeste, cuyo hermano mayor es el Intercity, no se ha atenuado con el paso de los días: "Hay malestar y decepción. Las instituciones y la Federación podían haber hecho mucho más. En Alcoy nos están acogiendo muy bien, pero creemos que el partido se podía haber jugado en nuestro campo perfectamente", decía García, mientras que el capitán del equipo, Pedro Chinchilla, iba más lejos al hablar de "mala gestión por parte de la ciudad de Alicante" y lamentar que muchos aficionados celestes no vayan a asistir al mismo al no poder desplazarse.