XIXONA. No hay oompa loompas, pero a uno casi no le sorprendería encontrárselos junto a la cadena de producción. En lugar de los personajes imaginados por Roald Dahl para su 'Charlie y la fábrica de chocolate', operarios cualificados supervisan las tareas de la sofisticada y moderna maquinaria que fabrica y empaqueta tabletas a toda velocidad. No hay salas de gaseosa que nos haga volar, ni chicles con sabor infinito, pero da igual porque cada rincón de Antiu Xixona huele a chocolate.
O sería más exacto hablar de cada rincón de la nueva planta de Antiu Xixona, en el polígono del Espartal, dado que es en estas nuevas instalaciones donde la empresa Sanchis Mira SA fabrica desde 2011 las tabletas y productos de chocolate que, bajo la marca Hacendado, seguro que han comprado alguna vez los clientes (o 'jefes', en la jerga de la cadena) más golosos de Mercadona. Visitamos las instalaciones de la mano de nuestro Willy Wonka particular, el presidente de Sanchis Mira, César Soler, y de Christian Robesti, director de Calidad y Seguridad Alimentaria.
En realidad, la producción de chocolate es relativamente reciente. Sanchis Mira hunde sus raíces en 1964, cuando cuatro familias turroneras de Xixona crearon la fábrica del polígono de Segorb, enclavado en el casco urbano. En esta planta, donde trabajan 400 personas, la empresa fabrica los turrones de Antiu Xixona, La Fama, y la marca propia de Mercadona. En 1999, la empresa se convirtió en interproveedor de la cadena de Juan Roig para turrón y mazapán, y en 2010 dio el salto al chocolate. "Ya teníamos el know-how al fabricar turrón praliné de chocolate con almendras para Mercadona, ellos tenían un interproveedor de chocolates francés, nos propusieron encargarnos y dijimos que sí", rememora Soler.
La decisión, a la luz de los resultados, no pudo ser más acertada. En 2010, Sanchis Mira facturaba 44 millones de euros y tenía una plantilla media de 228 personas. Hoy, las ventas superan los 100 millones de euros (el 85% de su facturación es a Mercadona, según Robesthi) y la plantilla media se acerca a las 400 personas, "aunque en este momento tenemos trabajando casi a 500". Todas de Xixona, por cierto. "Entre nosotros y Procter & Gamble (que fabrica los pañales de Dodot en Xixona) empleamos a un millar de personas del pueblo", subraya orgulloso (Xixona tiene una población de 7.000 habitantes).
La planta de chocolates entró en funcionamiento en 2011, pero aún está infrautilizada. "La diseñamos más grande para ir incorporando inversiones", explica Soler. La próxima está prevista para 2019, avanza. De momento, hay tres líneas de fabricación: dos de tableteado, y una de extrusión para fideos de chocolate. Otros productos, como el chocolate relleno o las bolas de coco bañadas en chocolate, se fabrican aún en la planta de turrones, donde empezó todo. Sanchis Mira producirá este año 23.500 toneladas, de las que la mitad, unas 13.000, saldrán de la planta de chocolates. "Entre nosotros y Valor fabricamos en Alicante el 50% del chocolate de toda España".
La materia prima llega a la planta en camiones, de donde pasa a unos gigantescos depósitos al inicio del proceso. Desde aquí, un operario controla con el ordenador la 'circulación' de cada tipo de cacao para derivarlo a las distintas líneas de fabricación por las tuberías que cruzan toda la planta. Durante nuestra visita, las líneas están trabajando en el chocolate con leche (pack de dos tabletas) y el chocolate negro 85% de Hacendado. "El molde es fundamental", explica Soler. "Los limpiamos tras cada uso para eliminar impurezas, y si la máquina detecta que uno no está bien, lo descarta y lo sustituye por otro".
Bien, el chocolate ya está en el molde y se ha expandido. Empieza su periplo de atemperación: ir 'jugando' con las temperaturas durante el recorrido para que adquiera todas sus propiedades. Al final del camino, unas gigantescas neveras que llegan al techo lo guardarán el tiempo necesario. "Son tan altas porque una vez dentro el molde 'coge un ascensor' y va subiendo y bajando hasta rellenar todo el espacio, si no, la línea de frío sería interminable", explica el presidente de la empresa. Cruzamos la puerta y llegamos a la zona de envasado. En un proceso totalmente mecanizado en el que varios operarios vigilan que todo salga según lo previsto, la tableta ha pasado ya varios controles de calidad (especialmente, se somete en distintos puntos a escaneados de 'rayos X' para descartar objetos extraños, como cáscaras de almendra).
Si el chocolate va envuelto en plástico, la máquina es capaz de terminar 300 tabletas por minuto. Si es el embalaje 'premium' de aluminio y cartón (como en el caso del chocolate negro 85%), la velocidad baja a la mitad. "Por eso hemos instalado dos salidas, para mantener el mismo ritmo". Al final de la cadena, un gigantesco brazo robótico va colocando las cajas de tabletas en los palés, y de ahí al almacén. Ya solo falta llevarlos al lineal de Mercadona.
La planta de turrones es mucho más intensiva en mano de obra que la de chocolates. Aún así, Sanchis Mira probablemente sea una de las empresas más mecanizadas del sector. Omitiremos la existencia de algunas de esas máquinas (que no han sido fotografiadas) por razón del secreto industrial. Nuestro guía en este recorrido es el director de Operaciones, Manuel Sirvent. En esta planta hay 11 líneas: turrón blando, turrón duro, torta de turrón, turrones de chocolate, pralinés, turrones diversos, bañados, trufas, gotas de chocolate, grageas y botes. Los mazapanes y los barquillos se producen en otros dos centros fuera de Xixona.
El inicio del proceso del turrón Alicante (duro) es bastante artesanal: se mezcla la almendra, la miel, el azúcar y la clara de huevo. La mezcla llega al inicio de la cadena, y comienza el proceso mecanizado: la masa base comienza a circular, es calentada, enfriada, aplanada, cortada... y llega al final de la línea para comenzar con el envasado. En paralelo, la línea de turrón Xixona (blando) avanza más lentamente. La mezcla final, una vez emulsionada, tiene que reposar tres días antes de seguir con el proceso para perder el aceite. "Todo el aceite que expulsan lo recuperamos y se lo vendemos al sector cosmético", explica Sirvent. "Si una crema facial tiene aceite de almendra, es fácil que haya salido de aquí".
Al final de la línea vemos cómo las operarias someten a las tabletas de este turrón a un doble envasado en plástico. El primero, por pura necesidad: para poder cogerlo. Durante nuestra visita, en la planta se está produciendo turrón duro para Hacendado y turrón blando de La Fama, la segunda marca de Antiu Xixona. En la sala contigua, un operario controla el quemado del turrón praliné de Yema. Unos metros más allá, somos testigos de cómo otra máquina cubre de chocolate las bolas de coco. También en esta sala, otra línea de fabricación está sacando tabletas de chocolate relleno. "El dulce, al final, cansa", señala Sirvent. Sí, pero nosotros estamos empezando.
La empresa tiene una 'Regla de oro' que marca el modelo a seguir. Por orden de importancia, los objetivos a conseguir son: seguridad alimentaria, calidad/calidez, servicio, precio, y beneficio. "Claro que el beneficio es importante, pero ponemos en la cúspide la seguridad alimentaria porque estamos en un sector muy sensible". La firma cuenta con las certificaciones IFS v6.1, de calidad, y la ISO 14001:2015 de TÜV Rheinland. Periódicamente, pasa exámenes sobre su capacidad de respuesta a una crisis alimentaria, que hasta ahora ha pasado satisfactoriamente. "Por suerte, solo hemos tenido que afrontar simulacros". Su departamento de calidad es multidisciplinar, con la implicación de los directivos, y la firma tiene su propio laboratorio para hacer más rápido y más baratos los análisis, aunque trabaja con laboratorios externos para validar sus resultados. Asimismo, la Línea 900 de Mercadona les deriva todas aquellas consultas, quejas o sugerencias que tienen que ver con Antiu Xixona, y "se responden todas, por absurdas que sean, aunque también llegan otras interesantes", admite Robesti.