Del Pozo le dice a Ortiz que quiere "todo por escrito"

ALICANTE. Ahora es Carmelo del Pozo el que espera al Hércules.

El técnico segoviano llamaba la mañana del lunes a Enrique Ortiz para decirle que está dispuesto a hacerse cargo de la dirección deportiva del club siempre y cuando se recojan por escrito todas y cada una de las condiciones para hacerlo que le puso tanto a él como a Juan Carlos Ramírez la semana pasada y con las que los empresarios estaban conformes: para empezar, los plenos poderes que le prometen en todos los aspectos del área deportiva que el técnico segoviano exige además que abarque tanto a la primera plantilla como al fútbol base; también incorporarse junto a su equipo de confianza, los técnicos Alejandro Varela y Ángel Becerra; y, obviamente, un presupuesto que permita armar un equipo de garantías (realizar los fichajes, renovaciones y bajas necesarios). 

Tal es la situación ahora mismo que la duración del contrato (tres años, con opción de rescisión unilateral para ambas partes a partir del segundo), sus emolumentos y los de su equipo de trabajo estarían en un segundo plano.

Ortiz y Carmelo, viejos conocidos

Como buen conocedor de la casa, Carmelo es el primero que sabe que en Foguerer Romeu Zarandieta las promesas se las lleva el viento por lo que quiere tenerlo todo por escrito antes de dar ningún paso (de hecho, le ha facilitado el trabajo a la entidad al trasladarle un borrador del documento a firmar para trabajar sobre él).

El técnico segoviano viajó el pasado jueves desde La Coruña a Alicante para reunirse con Ortiz y Ramírez en Panoramis, poniendo fin así a dos meses de contactos telefónicos que iniciaba el primero, animado por Quique Hernández pero tras conocer el resultado de una suerte de auditoría interna sobre la anterior etapa Carmelo en el club, con la que el constructor buscó tener claro que además la salida del segoviano a mitad de temporada (en la 2012/13 y que terminó resolviéndose a las puertas de un juzgado, gracias un acuerdo extrajudicial) no habían quedado otros cadáveres en el armario.