ELCHE. Después de que el alcalde Carlos González diera a conocer que habían recibido una carta rechazando la cesión de la Dama de Elche a la ciudad por motivos técnicos, sin mayor concreción, este martes el Ministerio de Cultura anunciaba que junto al Instituto del Patrimonio Cultural de España (IPCE) y del Museo Arqueológico Nacional (MAN) han constituido un grupo de trabajo transversal para "actualizar los informes sobre el estado de conservación de la Dama de Elche". Una actualización que llega después del informe al que ha apelado Bellas Artes para negar la cesión. Ese estudio o teórico informe lo podría conocer una delegación municipal este mes de febrero en una reunión con el ministerio. En cualquier caso, esta nueva comisión de trabajo está formada por las mismas entidades que avalaron en 2005 la cesión temporal un año después.
Muchos se preguntan el sentido del anuncio de hace unos días si es ahora cuando se van a "actualizar los informes", aunque desde el equipo de gobierno intentan mantener la posición institucional y buscar posibles justificaciones, como que sí hubiera informe técnico pero a raíz del mismo se pretenda ahora ahondar en posibles patologías. En cualquier caso, a priori González se reunirá este mes con el ministerio para abordar lo concerniente al busto y esos problemas o riesgos, ya que hasta ahora se desconocía que los hubiere. Y desvelar si hay estudio o no, una suerte de informe de Schrödinger de la Dama. En cualquier caso, en 2005 hubo varios y muy exhaustivos.
Precisamente, de forma paralela esta comisión (que analizará también el estado de la Dama de Baza y la Dama oferente del Cerro de los Santos) ha acordado el estudio "de la distinta documentación existente sobre el histórico de pruebas realizadas a las tres piezas". Uno de ellos sería presumiblemente el realizado en 2005, con el que dieron su beneplácito para la cesión a la ciudad ilicitana desde el 18 de mayo y hasta el 1 de noviembre de 2006. Todo se gestó, análisis, decisión y traslado, en poco año y medio, siendo el primer paso este análisis. Una fase de la que no se ha pasado, ni siquiera abordado en este periodo que dura alrededor de cinco años.
Tras solicitar el Ayuntamiento la cesión en enero de 2005, se puso en marcha un conjunto de actuaciones técnicas y científicas para valorar la petición en base al rigor científico y con las garantías necesarias sobre la conservación, difusión, etc. De ello se encargaron conservadores del MAN, el Consejo Superior de Investigaciones Científicas, prestigiosos catedráticos universitarios y la Subdirección General del entonces Instituto de Patrimonio Histórico Español (Iphe). Se encargaron por tanto informes a dos dos equipos analíticos para estudiar la policromía, la estructura pétrea interna y externa de la escultura y sus concreciones. El Centre de Recherche et de Restauration des Musées de France, se centró en la policromía y el Iphe realizó un estudio integral de soporte, superficie, pátinas y policromía.
Tras un exhaustivo repaso con técnicas de espectrometría de fluorescencia de Rayos X, microscopía, radiografías o fotogrametrías, entre otras, e incluso con el apoyo de la Facultad de Físicas de la Universidad Complutense y de la empresa española SGS Tecnos —como relata un artículo de los conservadores que participaron en el proyecto—, la comisión permanente del Patronato del MAN decidió que el préstamo sería posible "siempre que el pleno del Patronato lo aprobase y bajo unas férreas condiciones". Es decir, la última palabra, de la política. Así que contrario a la creencia actual de que había informes desfavorables entonces para la cesión, fue al contrario, se dio el visto bueno después de varios estudios en profundidad de la pieza. De hecho, los conservadores explicaban que las medidas de seguridad no diferían en demasía de los préstamos habituales de obras de arte entre instituciones, aunque por el desconocimiento de este aspecto en los museos, la prensa local de la época lo interpretó como "impedimentos". Posteriormente, el equipo técnico visitó varias veces las instalaciones de la Torre del Homenaje donde se instalaría el busto.
Tras estos análisis que empezaron en diciembre de 2005 se descubrieron los restos de lámina de oro en el hueco entre el cuello y las ínfulas, así como coloración rojiza de origen posiblemente orgánico. Sobre las posibles preocupaciones de entonces, se documentó la debilidad de la capa que conservaba restos de policromía, observando que la mezcla con las costras formadas sobre la superficie del busto, "desaconsejaba su restauración, y la presencia de sales hidrosolubles en la superficie de la pieza, susceptibles de causar serios problemas en caso de alterar significativamente la estabilidad medioambiental lograda por la pieza durante su larga permanencia en Madrid". Unos términos, por otra parte, casi idénticos a los esgrimidos ahora por la escueta circular de Bellas Artes, desaconsejando su traslado por unas "condiciones medioambientales puede desencadenar procesos de degradación irreversibles" .
Finalmente, tras solucionar los problemas por el cambio de humedad —el mayor quebradero de cabeza junto a la propia seguridad de la pieza— que supondría el traslado a la Torre del Homenaje, donde se tuvo que adecuar la sala, se realizó el traslado sin ningún problema. La gestión fue un éxito y el busto volvió en el mismo estado, tal y como reflejaron las fotografías anteriores y posteriores a la operación.