ELCHE. Mientras que la inmensa mayoría de la ciudadanía española mantiene su confinamiento en tierra firme, la pequeña población de Tabarca lo hace en su isla natal, un paraje natural en el que viven 70 vecinos y que por supuesto, tampoco se han escapado de las medidas de confinamiento para poder contener la propagación del coronavirus Covid-19. Entre otras de las posiciones adoptadas, está la de evitar lo máximo posible desplazarse hasta Santa Pola, con la que le separan apenas a unos 8 km del puerto, y a apenas 4 de su cabo (2,35 millas náuticas). Con esa situación, una de las lanchas rápidas que en las épocas turísticas se dedican a llevar a los visitantes a la isla es la encargada de llevarles los suministros semanalmente: Tabarca Water Taxi.
Además de las tabarqueras, es decir, los catamaranes, los otros barcos que se dedican a llevar pasajeros en verano y otros picos turísticos son las conocidas coloquialmente como las lanchas rápidas. Son tres empresas, y de ellas los vecinos se han decantado por Tabarca Water Taxi. Las otras dos compañías cerraron el viernes anterior al decreto del estado de alarma del 14 de marzo; es decir, un día antes. Tabarca Water Taxi había estado operando hasta ese mismo sábado.
Sin embargo, ahora tienen una encomienda totalmente diferente. Son quienes se encargan de transportar a los vecinos de la isla encargados de comprar la alimentación y los suministros semanales para la población isleña, cuya mayoría son mayores de 50 años, aunque como apunta uno de los socios de la empresa, Héctor Boix, "también hay algún joven que se ha desplazado para vivir aislado el confinamiento". Aislado y en un entorno especial porque es un paraje natural, eso sí, como tanta población en todo el país, saltándose restricciones para ir a segundas viviendas.
Sea como fuere, la realidad es que el taxi sale una vez por semana. La anterior fue lunes por ejemplo, y esta ha sido el martes, especifica Boix. Recogen a los elegidos, que son el mínimo indispensable, unas 4-5 personas para guardar distancia de seguridad y hacer hueco para los víveres que luego son distribuidos en Tabarca según lo que han ido pidiendo sus habitantes. Eso sí, no solo alimentos, también son medicinas y otros productos farmacéuticos lo que no suele faltar, tanto por la situación sanitaria como por la edad de los tabarquinos. Un servicio que en cualquier caso se gestiona conjuntamente con la Policía Local de Alicante para una mejor coordinación y vigilar que no falte nada.
Asimismo, y también con su dosis solidaria, Boix señala que lo que están cobrando es una cantidad testimonial, "simbólico", ya que no se cubren el gasto de gasoil y mano de obra que supone hacer los desplazamientos —lo cual no significa que algún residente haga algún viaje con su barco particular—. De hecho, como sector turístico, ellos también están sufriendo la parálisis por su exposición. "El 90-95% de nuestros ingresos vienen de ahí y esto nos perjudica bastante", señala Boix, al tiempo que esperan poder volver a la normalidad cuanto antes.