Este martes se celebró en el salón de plenos del Ayuntamiento de Elche la última sesión de la legislatura. Cuatro años que han pasado volando desde aquel 15 de junio de 2019 en el que 12 votos del PSOE y 2 de Compromís convirtieron a Carlos González en el alcalde de Elche y presidente de la Corporación Municipal de la XI legislatura democrática.
El siguiente alcalde o alcaldesa tomará posesión el próximo 17 de junio.
Han sido cuatro años muy intensos, yo diría los más intensos desde hace 40 años. Comenzamos la legislatura con la DANA que azotó especialmente la Vega Baja y que nos dio el primer aviso de nuestra vulnerabilidad frente a fenómenos atmosféricos. Luego llegó el coronavirus que puso patas arriba el planeta, con la amenaza de arrasar con la especie, el confinamiento, la falta de medios para protegernos, la falta de medios para curar, la incertidumbre sobre si lo que estábamos haciendo servía para algo, las muertes.
Llegaron después las vacunas y las primeras salidas al exterior y por último la vuelta a la nueva normalidad con la intención de recuperar una economía muy maltrecha. Y cuando pensábamos que habíamos superado otra gran crisis, Putin invade Ucrania y nos damos cuenta que las guerras existen, son de verdad, matan gente y obligan a otra a salir de casa con lo puesto huyendo de las bombas. Y nos damos cuenta también de lo que conlleva una guerra en una zona con relaciones económicas y energéticas con nosotros.
Y un volcán. Se acuerdan que en 2021 se despertó en España un volcán que arrasó 1230 hectáreas, edificios, campos de cultivo, carreteras, viviendas… más de 80 días de rupción que nos mantuvo a todos en vilo…
Y todo esto en menos de cuatro años. Son crisis internacionales, pandemias mundiales y fenómenos atmosféricos o geográficos, todo lo que quieran pero estas situaciones se gestionan desde lo local. Los municipios, las ciudades.
Esa frase de que los ayuntamientos son la administración más cercana no es una formulación vacía. Es así. Los ayuntamientos tienen las competencias que tienen, limpieza, trasporte urbano y ordenación del tráfico, seguridad y protección civil, extinción de incendios, ordenación urbanística, suministro de agua y gestión de residuos… materias estas que son esenciales en nuestra vida pero que si van bien no percibimos. Pero también deben atender todo lo demás. Todo.
Porque es la administración o la representación del Estado más próxima y si una persona o un colectivo tiene un problema no puede esperar a que le reciba un ministro o un conseller para contárselo. Todo, porque para eso uno o una se presenta por una lista y bajo unas siglas y eso quiere decir que no son personas aisladas que van a ver qué se puede hacer y qué le dejan. Todo porque asumen unas responsabilidades al acceder a presentarse y al jurar o prometer el cargo.
Los políticos locales tienen una función importantísima añadida a las otras, que es trasladar a las administraciones competentes las necesidades de la ciudadanía. Y por supuesto atender situaciones tan graves como las que hemos vivido estos cuatro años sin esperar a que alguien les diga desde 400 kilómetros o 200 qué tienen que hacer. Deben ser los que solucionen, o al menos lo intenten, los problemas de la gente. Tan sencillo como complejo. Solucionar problemas.
Los 27 concejales que forman la corporación municipal no están de florero. No pueden estar de florero. Ni siquiera los 13 que no gobiernen. Ni siquiera los 12 u 11 que no gobiernes ni sean portavoces.
Esta legislatura en Elche hemos tenido unos cuantos floreros y en las listas aventuro unos cuantos para la próxima. Entrar en una lista electoral no puede ser solo para estar en las buenas o en la maduras. Miren ustedes, para eso se apuntan a otra cosa.