vals para hormigas / OPINIÓN

Citas parlamentarias

29/09/2021 - 

Vi el reportaje que los compañeros de Efe escribieron sobre las citas que Ximo Puig introdujo el pasado lunes en su discurso de apertura del debate sobre el estado de la Comunitat e inmediatamente pensé en un profesor de literatura que jamás supo que yo era alumno suyo porque me escapaba de mis clases para asistir a las suyas. El jefe del Consell introdujo 25 citas literarias –las canciones también son literatura- en un discurso de noventa minutos, algo que habría irritado a mi profesor, que nos prohibía encabezar un trabajo con una cita ajena. La idea era que si te apoyas en los pensamientos de los demás significa que careces de pensamiento propio. Y probablemente no era eso lo que quería trasladar Puig, que al fin y al cabo es periodista. Un oficio que se acerca a la excelencia cuando menos te dejas ver y más capaz eres de transmitir lo que dicen los demás. No voy a seguir con lo de las citas presidenciales porque ese reportaje ya lo ha escrito Enrique Bolland en La Vanguardia. Pero sí les voy a contar que esto es todo lo que tengo que aportar sobre el debate que se está produciendo en las Corts. Y de esta forma, dejo escapar unas cuantas migajas más de la improbable reputación que me pueda haber ganado en este oficio.

La crónica parlamentaria es fascinante porque la realizan profesionales que saben lo que tienen que ver. Pueden comprobarlo aquí mismo, con la que redactaron Rosana B. Crespo y Ximo Aguar sobre las intervenciones del lunes de Puig y la portavoz del PP, María José Catalá. Y también son extraordinarias cuando uno se toma el trabajo de compararlas con las de otros medios, que seguramente han sabido ver algo diametralmente opuesto. El conjunto y la media aritmética no dan una panorama general de lo ocurrido porque tanto los periodistas como los lectores parten de base con una subjetividad. Pero sí dan la medida de que la sociedad nunca dejará de ser heterogénea, lo cual derriba los postulados de algunos partidos que pretenden que todos seamos iguales. A ellos. Dos personas pueden defender ideales contrarios y, sin embargo, seguirán comprando en la misma panadería. Prescribirán o recibirán una misma receta, compartirán autobús interurbano o incluso se enamorarán el uno del otro. Es más, dos allegados que conozcan las diferencias que los separan tratarán de evitarlas para no estropear la cena de Navidad. Así hemos construido los humanos nuestra civilización, a pesar de nosotros mismos.

Lo interesante sería que todos supiéramos apreciar esa divergencia. El péndulo de la historia late ahora mismo en una época de extremos y convicciones inamovibles, de polarización extrema y fobias absolutas, con lo que no hay manera de avanzar. Solo citamos a los que se expresan igual que nosotros, una circunstancia mucho más peligrosa que la que denunciaba mi profesor, aún en activo, por cierto. Así que nuestro trabajo es doble. Debemos pensar por nosotros mismos y asumir que los demás también lo hacen. Aceptar que hay citas espléndidas en los libros que odiamos. Y viceversa.

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