ALICANTE. En los 80, los videoclubes eran como las plataformas de streaming hoy en día. El lugar indicado para cinéfilos; el VHS había seducido a mucha gente que bajaba a su videoclub de barrio a alquilar una (o varias) películas, guiados básicamente por la carátula. El póster del filme cobraba una importancia capital en tu decisión. Si por algo se caracterizó aquella década, amén de hombreras y cardados, fueron las carátulas de las películas del videoclub.
Manolito Motosierra, director del Festival Navidades Sangrientas, acaba de editar dos libros, el primero trata sobre las carátulas más potentes vistas en el videoclub en los 80; el otro, de cine gore, género en el que Motosierra es un referente nacional. Terror en el videoclub es un libro lleno de nostalgia, parece un homenaje a aquellos años. “Como amante del cine de terror y fantástico ochentero, quería hacer algo rápido que englobara las películas más emblemáticas de esa década, y sobre todo centrándome en el lanzamiento de los videoclubs”, comenta Motosierra. Aquella década estaba llena de portadas impactantes, algunas de ellas censuradas, inolvidable la de Holocausto caníbal (Ruggero Deodato, 1980).
“Yo conocí el género gracias a los videoclubs, como la mayoría de nuestra generación”, señala el director. “Era el único modo de poder ver producciones irrisorias de todo tipo. Alquilabas una película por la caratula molona (no tenías más información que ver las portadas y traseras de los estuches) y eran como una caja de sorpresas, lo mismo podías encontrarte con una bazofia que con un bombazo”, comenta. Siempre ha habido filmes que cogíamos movidos por algo que tuviera la carátula. “Yo solía alquilar las pelis de monstruitos (ghoulies, munchies,…) por sus portadas”, apunta el alicantino.
En estos últimos años estamos asistiendo a un revival del cine ochentero, casi como sentimiento nostálgico de un pasado donde el cine se realizaba y se visionaba de otro modo. “Ha habido un boom de los 80 en general, porque nuestra generación es la que ha empezado ese movimiento de volver atrás”, comenta. “La generación que veía esas pelis en los videoclubs de niño o se compraba un sobre de cromos es la que hoy, de alguna manera, está removiendo todo. Y dentro de 10 años serán los niños de los 90 quienes harán lo mismo.
Como ya he comentado, Manolito también ha editado otro libro, Esto es Gore, que enlaza con éste porque trata sobre un género, el gore, con un periodo de vida (o mejor dicho, de apogeo) muy concreto. “El gore nació a finales de los 80 y murió a mediados de los 90”, sentencia. “Hoy en día son muy pocos los que hacemos gore, como género en sí. Fue una moda para los que buscábamos algo más extremo en la época. Lo único es que hoy las películas de terror sí son más explicitas que las de antes, por lo que el término 'gore' es más popular”, reconoce.