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Cerrar el círculo

14/02/2018 - 

ALICANTE. Resulta difícil no acordarse del año en que el Hércules descendió a Segunda División B. Fue un año convulso, aunque cuesta encontrar uno que no lo fuese. Hasta el del último ascenso acabó siéndolo a posteriori. Creo que ese año, el del descenso, todos nos formamos una opinión sobre por qué se había descendido. Con todos me refiero a los aficionados, pero también a los periodistas. En el caso de los aficionados, era su equipo, sus colores, ese sentimiento por el que se marchaban en aquella época casi todas las semanas a dormir sin cenar. En el de los periodistas en algunos casos también pasaba que eran sus colores y en otros el trabajo podía depender del descenso. O podían ser ambos.

Todos, por unas cosas u otras, buscamos culpables. Cada uno encontró los suyos. Enrique Ortiz, Quique Pina, Quique Hernández, Portillo, el resto de la plantilla. Al final, entre unos y otros, regalaron al herculanismo un billete a los infiernos y de momento una estancia de cuatro años allí. Han pasado cosas pero ahí siguen, en el barro.

Cosas de la vida, cuatro años después, Enrique Ortiz sigue siendo para todos el que toma las decisiones. Peña sigue siendo el capitán y Portillo ha cambiado el césped por los despachos. Quique Pina lo tiene ahora mismo un poco complicado para volver.  El que si lo hace es Quique Hernández, ahora como presidente. Cuatro años después, cuatro nombres propios de aquel episodio se reencuentran en el mismo estadio y con los mismos colores.

Lo hacen con una afición cansada, dejada, agotada de pelear por su equipo y sin ánimo después de una temporada catastrófica hasta el momento cuando lo del pasado año ya parecía insuperable. Con un equipo que a priori presentaba buenos mimbres (lo deportivo siempre es discutible) pero que no funciona. Probablemente por motivos distintos a aquel entonces, pero para el caso poco importa.

Y uno, cuando acaba de trabajar y tiene un rato para sentarse y pensar en el Hércules, siente que el círculo se ha cerrado. Poco importa ya quien tuvo la culpa de que ahora el Hércules esté donde esté, porque eso no lo va a devolver al fútbol profesional. Pero Enrique Ortiz (que nunca se fue), Portillo, Peña y Quique Hernández se reencuentran con la nave a la deriva y una afición sin aliento (totalmente justificado). Ellos, los que vivieron y compartieron culpas de aquel descenso (Peña era capitán y representa a la plantilla en ambos casos), tienen ahora la posibilidad de devolverlo al lugar del que nunca debió salir. El círculo.

El quinto elemento será un hombre que siempre sonó para el Hércules. Daba la sensación que el fútbol le debía encontrarse en ese banquillo. Pero como es caprichoso, el fútbol digo, le da la oportunidad en un momento en que el reto es mayúsculo, gigante. Remontar en la tabla con un equipo desnortado y decaído, divorciado de la grada como cuatro años atrás. Casi nada.

Yo acabé dejando el día a día del periodismo deportivo un par de años después. No sé qué hubiera pasado si aquel equipo no hubiese descendido. Sí sé que fue una decisión personal en gran parte y forzada en pequeña medida, y que no me arrepiento. Que podría ponerme a buscar culpables, como hice entonces, pero han pasado cuatro años y es mejor pasar página. Que me da igual. Solo quiero que esos cuatro nombres que estaban en aquel descenso y Visnjic, devuelvan al Hércules donde se merece. Lo demás ya me aburre y me cansa, y no devolverá al club a Segunda. A veces creo que este club es Nicolas Cage en Living Las Vegas, otras que sería bonito que ese círculo se cerrara con un ascenso. Se lo deben al herculanismo. Igual así, dejamos de buscar culpables.

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