ALICANTE. Es verdad que no renunció a su identidad, no pasó del balón y/o se dedicó a pegar pelotazos, pero otra cosa es que el partido firmado por los suyos se correspondiese con el que Rubén Torrecilla resumía con palabras. El Hércules hizo este domingo tan poco como el Cerdanyola.
Por mucho que el entrenador hiciera un análisis casi triunfalista sobre el encuentro en general y su equipo en particular, la (cruda) realidad es que los blanquiazules coquetearon con el fracaso en el Municipal Les Fontetes. Esto último es especialmente grave no solo porque se medían a un rival de la parte baja que pelea la permanencia, también porque no pasaron del empate (y gracias) en una jornada que invitaba a recortar la desventaja con respecto al primer clasificado, al segundo o a ambos, toda vez que en el Camp d'Esports jugaban Lleida y Badalona, los dos no podían ganar.
Costó ver hambre, ambición en el Hércules. De hecho, hasta que no se vio abajo en el marcador no pareció espabilar el equipo e incluso el propio técnico, quien no movió el banquillo hasta ese momento para pasar a jugar con dos puntas: la jugada del tanto del Cerdanyola, una acción en el minuto 65 en la que la actitud defensiva de los blanquiazules volvió a quedar en entredicho, fue el aldabonazo que invitó a apretar el acelerador, a hacer un esfuerzo para tratar de puntuar.
Torrecilla decía que se les habían "escapado dos puntos", pero se mostraba satisfecho con el encuentro firmado por los suyos, manifestando que "habían hecho todo para ganar" o "tenido la pelota, dominado, tenido el dominio completo" del partido, llegando a hablar de una posesión del 80% o que el rival no había tenido llegadas, pasado de medio campo más allá de la transición que le llevó a marcar.
El técnico del Hércules aseguraba incluso que habían intentado firmar un partido similar al de Andratx (donde el equipo logró su última victoria domicilio, un encuentro disputado también sobre verde artificial), pero que el Cerdanyola "se había metido muy atrás".
Eso sí, al final reconocía que les había faltado crear más ocasiones, tirar más desde fuera del área, volcarse más y que el empate hacía que "se le escapasen un poco los rivales", pero también insistía en que "todavía queda mucho" y se mostraba convencido que "con la intensidad y ritmo, jugando así (como lo habían hecho con el Cerdanyola) tienen muchas posibilidades de ganar".
Cuartos a cinco puntos del primero y a dos del segundo. Así entran los blanquiazules en las últimas diez jornadas de la fase regular.