vals para hormigas / OPINIÓN

Celebremos la Hispanidad

12/10/2022 - 

Buenos días. Supongo que andarán ustedes celebrando la Hispanidad. Disfruten del día, ya que el calendario nos ha robado el puente con el que solemos conmemorar que somos valencianos yendo de musicales a Madrid y que somos españoles pegándonos una escapadita a Londres o París. Es una lástima, lo del puente dinamitado por el almanaque como el que unía Rusia con Crimea, porque este año era la ocasión propicia para preparar una excursión a los valles del norte de la provincia. Así, colaborábamos en la recuperación de la zona tras el incendio y, de paso, nos dábamos un tremendo homenaje en alguno de los restaurantes de cualquiera de los pueblos. Ya saben. Para la próxima, el 1 de noviembre cae martes, ya se lo adelanto, no estaría de más dejarse unos buenos dineros en Vall d’Ebo o alrededores. Solo como sugerencia.

Mientras tanto, hoy celebramos lo que fuimos. Algunos más que otros y con peor criterio estético, qué duda cabe. Por si alguno de ustedes no ha llegado todavía a esa lección de la clase de Historia, fuimos un imperio. Como tantos otros. Y como todos ellos, en algún martes de febrero, o alguna fecha tan triste como un martes de febrero, nos vimos obligados a claudicar. No pasa nada. En nuestros dominios nunca se ponía el sol y ahora no queremos aprovechar las horas de trabajo del astro rey, tan estajanovista él, en fincas solares que, según Elon Musk, nos volverían a convertir en un imperio. Energético, eso sí, como la arabia petrolífera. Descendimos de división en el campeonato geográfico mundial como lo hizo Roma, como Francia, como los prusianos, los tártaros o los egipcios e incluso como los británicos, aunque ellos aún no se hayan dado cuenta. Quizá ahora, con la llegada al trono de Carlos III, los bostezos que genera su figura en Australia o en Barbados quizá les ayuden a bajarse del caballo de la Commonwealth.

Celebra España, celebra la Guardia Civil, celebra Zaragoza y me consta que en algunos países de Hispanoamérica celebran la raza. Felicidades a todas las Pilar, de paso. Pese a que no haya demasiados indicadores que nos empujen a realizar una compra masiva de globos y matasuegras, según una referente de la españolidad como Ana Rosa Quintana, que nada más volver de su convalecencia, ha criticado las ayudas sociales, incluidas las sanitarias, del Gobierno. Echemos la mirada más allá. Al otro lado del Atlántico, donde nos hicimos de oro hasta que los proveedores de materias primas se rebelaron e independizaron.  Es verdad que nuestra identidad es, sobre todo, mediterránea. Echen un ojo a la gastronomía de ambas orillas y verán cómo se repiten los platos, ingredientes y aliños, para comprobarlo. Pero el pasado y la lengua, ese instrumento tan poderoso, nos hace inseparables de Latinoamérica. Somos una familia que discute con frecuencia, pero en la que la distancia rebaja las tensiones. Mientras están allá, celebramos su cultura, sobre todo, pero no nos preocupan demasiado los crímenes de la frontera mexicana, la malsana economía argentina o la precarísima situación de El Salvador u Honduras, por ejemplo. Cuando emigran hacia aquí, salvo que se apelliden Messi o Vargas Llosa, solemos tratarlos con condescendencia y recelo. Siempre encontramos un motivo para desconfiar de ellos. A mí, lo de celebrar el lugar de nacimiento me parece como montar una fiesta porque soy miope. Pero tanto para quien se lo crea de verdad como para el que no, va siendo hora de apuntalar la Hispanidad. De una vez por todas y en serio. Ya hace más de un siglo que perdimos Cuba, los tiempos de esa superioridad como españoles que nunca existió ya pasaron. Canten lo que canten.

@Faroimpostor

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