En Finestrat se está finalizando el proyecto Camporrosso Stone Valley, mientras que, en Calpe, Camporrosso Saeta afronta también su fase final. Ambos tienen algo en común. La meta es hacer proyectos de carácter: hacer ‘ciudad’ por encima, incluso, de los resultados económicos
FINESTRAT. En Finestrat se está finalizando el proyecto Camporrosso Stone Valley, mientras que, en Calpe, Camporrosso Saeta también afronta su fase final. Ambos tienen algo en común. Su meta ha sido hacer proyectos de carácter: hacer ‘ciudad’. Por encima, incluso, de los resultados económicos. «Hacemos nuestras ciudades y, luego, nuestras ciudades nos hacen a nosotros; en ese convencimiento hemos trabajado», afirman desde la promotora Camporrosso.
El complejo se erige como un homenaje al Bulevar Avenida América —con un ancho similar a la Castellana de Madrid—, así como al barranco que lo cruza. Un proyecto especial, tanto en materiales como en diseño, realizado con en el máximo respeto a Finestrat: gigantescos muros ciclópeos de escollera que dan forma al barranco, añadiendo terrazas de vegetación y reduciendo el consumo de agua. Todo ello mirando al mar, a la cala Finestrat. «Hay que verlo», apunta la compañía.
«A pesar de que el proyecto ha requerido un alto presupuesto, dejando escasos resultados económicos, nos hemos esforzado en realizar, para el municipio, la urbanización de los cuarenta metros entre Camporrosso Stone Valley y la calzada, como instaba el Ayuntamiento, ya que entendíamos que el esfuerzo era necesario», destacan.
El complejo de Calpe se comercializó durante la pandemia y se vendió en una semana. Compradores de toda Europa, que apenas conocían el municipio, conectaron inmediatamente. «Después sobrevino una brutal subida de costes y, con ello, una reducción drástica en el rendimiento económico», describen. Sin embargo, a pesar de eso, están satisfechos porque será emblemático.
Su icono es un obelisco, símbolo del encuentro de culturas que es Calpe. Una escultura urbana para ese cóctel de nacionalidades donde se encuentra lo más cosmopolita y lo más local. «La diversidad arquitectónica de Calpe debe ser espejo de su diversidad cultural. La mediocridad no es virtud para esta ciudad», sentencian.
«Creemos que el esfuerzo ha merecido la pena; esperamos que, en los próximos quinientos años, ambos proyectos impacten para bien tanto en Finestrat como en Calpe, porque ese ha sido nuestro motor y nuestro afán», concluyen desde la promotora inmobiliaria.